“¿Qué somos? ¿Vientres somos las mujeres?”, preguntó con vehemencia la tucumana Betty Mirkin luego de comenzar su intervención explicando que tenía pensando un discurso pero que las palabras dichas antes por la fueguina antiderechos Miriam Boyadjian le habían hecho cambiar el rumbo. “Se aborta, se aborta clandestinamente y en sanatorios”, dijo, y aclaró: “Lo he visto porque he trabajado en sanatorios a los 18 años y veía los libros donde decía ‘legrados uterinos’, muchos más de lo que ustedes imaginan que eran abortos espontáneos”. Con el correr de su exposición, el tono de Mirkin iba creciendo en vehemencia, hasta que advirtió que quienes avalan el proyecto no están a favor de la muerte, pero “de lo que sí estamos a favor es de que tengan vida las mujeres”. La vicepresidenta Gabriela Michetti, que presidía entonces la sesión, le pidió que se calmara, estaba preocupada por el fervor de Mirkin: “me da miedo que le haga mal”. La tucumana la tranquilizó. Y siguió con el tono de antes.
“Quiero saber, si salimos sin ley, les pregunto a todos y me pregunto a mí: ¿qué vamos a hacer? ¿Qué vamos a hacer mañana? Es evidente que la legislación actual no lo resuelve. ¿Qué vamos a hacer mañana? ¿Vamos s seguir penalizando a las mujeres cuando llegan a los hospitales con abortos provocados en situación de riesgo? ¿Vamos a seguir haciendo eso?”, inquirió.