“La intersexualidad es un término paraguas que describe un espectro de variaciones corporales, que pueden ser a nivel de los cromosomas, los órganos reproductivos o la anatomía”. Otra definición: “Ser intersex significa haber nacido con características sexuales que no encajan en las nociones binarias típicas de cuerpos ‘femeninos’ y ‘masculinos’. En algunos casos, esas características, esa ‘incongruencia’, se hacen visibles al nacer, en otros casos, recién en la pubertad”. Pidgeon Pagonis habla a toda velocidad, con locuacidad de youtuber, ante la platea o ante la cámara, y explica para todo público escenas de su vida como persona intersex y, luego, como activista. Dice por ejemplo: “Cuando tenía un año y medio, mi vagina se convirtió en una fuente de ansiedad para todos los adultos de mi vida. Un equipo de expertos del hospital de niños que habían sido entrenados para ‘atender cuerpos como los míos’ -cuerpos que se rehusar a encajar en las etiquetas de hombre y mujer- le comunicó a mi familia que mis testículos internos tenían que ser removidos. Y así lo hicieron. Poco después, al negarse a ser conquistado, mi cuerpo planteó otra amenaza y, a la edad de 3 años, los médicos convencieron a mis padres para que realizaran lo que llamaron ‘cirugía estética necesaria en mi clítoris’. Mi clítoris tenía una asombrosa longitud, 1,5 centímetros, y estaban seguros de que seguiría creciendo y de que eso me transformaría en paria, que ‘no podría encontrar marido’.”
Pagonis le habla a una audiencia de carne o virtual de unos veintipico en entrevistas, charlas y a través de su popular canal de YouTube, con videos que están pensados para la sensibilidad millennial y de paso para que se instruyan los padres. Sale a la calle y entrevista a desconocidos con una trivia para testear cuánto saben de intersexualidad. Después edita los videos con inserts eruditos o graciosos. Pidgeon es cineasta, activista y trabaja para concientizar sobre las intervenciones médicas no consensuadas en bebés y niñxs intersex. Hoy se define como una persona no binaria pero fue criadx como una niña. Su familia le ocultó datos cruciales de su historia y su salud. Durante su infancia fue sometidx a las llamadas cirugías de “readecuación genital” pero a eso no lo supo hasta pasada la adolescencia, más puntualmente hasta su primera clase en la Universidad de DePaul, en Chicago. Le habían dicho que la cicatriz que le cruza la panza era la marca de una operación por un supuesto cáncer de ovarios que tuvo en sus primeros años. Pero en verdad nunca tuvo ovarios. Ya en la universidad, en una clase sobre “Estudios de la Mujer”, un profesor empezó a hablar de intersexualidad y a describir algunas características. “‘Sin periodos menstruales, no puede tener hijos, genitales ambiguos’, enumeraba el docente. Entonces llamé a mi mamá y le dije: ¿cómo se llama? ¿Qué es lo que tengo? Resultó que tenía insensibilidad parcial a los andrógenos, que es cuando las personas con cromosomas masculinos (XY) no pueden metabolizar por completo las hormonas masculinas”.
Cinco años después de esa escena se unió a la organización InterACT. En 2013, testificó junto a Mauro Cabral, Natasha Jiménez y Paula Sandrine Machado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre las intervenciones médicas a las que fueron sometidxs cuando niñxs. Al año siguiente dirigió el documental El hijo que nunca tuvieron. En 2015 creó la campaña en redes #intersextories a la que se unieron miles de personas para contar sus vidas y meses después fue invitadx por el entonces presidente Obama a la Casa Blanca, donde recibió el premio de “Campeón del cambio” junto a otrxs artistas lgbti.
Pidgeon es una de las caras visibles del sitio BuzzFeeed donde postea videos y colabora también con el sitio Everyday Feminism, donde aborda temas como el racismo dentro de la comunidad intersex y echa leña al debate acerca de si la “i” debe ser o no incluida en el acrónimo lgbt (¿Puede la intersexualidad ser considerada una identidad? ¿Sumarse a la sigla visibiliza o eclipsa?, se pregunta Pidgeon).
Su cara empezó a volverse muy reconocible a partir del programa Faking it de MTV, que, cuenta Pidgeon, fue muy “útil para jóvenes y también para gente mayor que de pronto tuvo acceso a una representación de las personas intersex no como una breve mención de su existencia o como una rareza médica de ‘hermafroditas’, sino como un personaje complejo y carismático con el que muchxs podían identificarse”. En 2017 fue tapa de National Geographic bajo el título “La revolución del género”, un artículo que para su sorpresa y la de otrxs activistas que luego pidieron una revisión de la versión online, definía a la intersexualdiad como un “desorden”.
“Crecí como una niña pero siempre fui tomboy. Me peleaba, jugaba al softbol. Cuando finalmente conocí toda esta historia, la de la interveción quirúrgicamente de mi vagina y la reducción del tamaño de mi clítoris en mis primeros años, pasé mucho tiempo mirándome en el espejo: ¿Parezco un niño? ¿Me veo como un niño? Ahora siento que ser intersex es bastante inusual pero a la vez tiene lo suyo”. Cada vez que habla a cámara Pidgeon vuelve sobre un punto: su interés por usar la cultura popular para ampliar las acotadas representaciones que existen sobre los cuerpos y las vidas de las personas intersex: sólo desearía, dice, que alguien me hubiera dado las herramientas para poder hablar de esto antes.