El hecho de que en el recinto del Senado de la Nación se realice el debate acerca de la despenalización del aborto marca un hito en la larga lucha por la emancipación.

El pujante movimiento de mujeres viene luchando por esta cuestión que significa garantizar la libre decisión sobre sus propios cuerpos.

Una vez más en la historia social argentina queda en evidencia cuáles son los poderes que operan desde las sombras impidiendo el libre ejercicio de los derechos humanos.

Esta situación no es nueva en la región argentina. Vale recordar los debates por el laicismo en la enseñanza pública en el Congreso pedagógico del cual  surgió la ley 1420 que permitió alfabetizarse a generaciones de mujeres y hombres. En esa ocasión, luego de encarnizados debates, triunfó el laicismo y la gratuidad para los estudios.

Durante la presidencia de Arturo Frondizi las y los estudiantes defensores de la educación popular lucharon con heroísmo contra la emergencia de las instituciones privadas y la mercantilización de la enseñanza. Finalmente, Frondizi claudicó cediendo a las exigencias de los mercaderes.

Las leyes de divorcio y por el matrimonio igualitario tuvieron que sortear el obstáculo de la jerarquía eclesiástica y su dogmatismo cerril.

En el presente, con una gran dosis de morbo e hipocresía por parte de poderosos sectores dominantes, se pretende impedir a las mujeres el acceso a la libre decisión sobre sus cuerpos.

Ahora, miles de mujeres y varones salieron en las calles del país expresando que la verdadera defensa de la vida implica el respeto a la dignidad sobrepasando atávicas imposiciones que cimentan el patriarcalismo vigente que genera múltiples sufrimientos.

 

Carlos A. Solero

Miembro de la APDH