“Siento que hay un guiño yupanquiano en este disco, en cuanto a la elección del repertorio y cómo hacerlo”, dice el guitarrista e intérprete José Ceña, quien se ha encargado de divulgar la obra del autor de “Piedra y camino” a través de discos (Canciones del mensajero, 2008), artículos periodísticos y conciertos por el mundo, como en las últimas tres ediciones del Festival de Guitarras en Cévennes (Francia). En su tercer disco, Preguntan de dónde soy (2018, Acqua Records), sin embargo, no grabó ninguna composición de Yupanqui. “Los referentes van marcando a fuego, no solo su estética sino también su carga ideológica. Y eso va definiendo cómo uno hace todo esto”, amplía Ceña, quien presentará el álbum mañana a las 20.30 en el Teatro Gastón Barral (Rawson 42), con entrada libre y gratuita.
El disco transita un repertorio que conecta con ideas yupanquianas como la importancia del silencio, la poesía social y un abanico rítmica inclusivo, en viaje, que se extiende por todas las regiones del país. Hay zambas, chacareras, bagualas, huellas y aires litoraleños. “A lo mejor, quienes desde Buenos Aires abordamos la música folklórica nos permitimos una mirada más panorámica en cuanto a la construcción de un repertorio”, entiende Ceña, de familia santiagueña y cordobesa, pero nacido en territorio porteño. “Creo que hay que ser muy prudente en la interpretación y saber desde dónde canta uno. Hay que apelar siempre a la conciencia y a la sinceridad. Pero la cultura provinciana siempre estuvo instalada en mi casa, no me es ajena. De todas formas, hay que desprenderse de algunos prejuicios de orden regionales y estéticos en relación a la música y la poesía. Oscar Valles, uno de los compositores de música folklórica más prolíficos, era de Belgrano R. Lo mismo Alfredo Abalos, que era de San Fernando”.
Se trata de un conjunto de canciones que el músico viene cantando hace mucho tiempo, pero que por diferentes razones –su ardua labor en la gestión cultural, por ejemplo– todavía no había podido grabar. “Son las más emblemáticas y las que más representan lo que quiero cantar ahora. Las vengo cantando hace muchos años, entonces, tienen un carácter y una personalidad que evidentemente tienen una sintonía con lo que soy y lo que quiero hacer. Son canciones de autores poco versionados o poco conocidos, como ‘Paraná’, de David Sotelo; ‘Caballo de escarcha’, de Calvo; o ‘Pampa escondida’, de Suma Paz, que no está tan asumida todavía como compositora”.
El disco, producido por Roberto Calvo, abre con “Preguntan de dónde soy” (Jorge Enrique Adoum y Gerardo Guevara), una canción que tocaba Yupanqui; sigue con “Camino de Chuquis” (Luis Chazarreta), la huella “Cadencia y trigo” (Raúl Carnota y Mario Balzán), “Coplas del valle” (Ramón Navarro), “Canción para Lucho” (Hamlet L. Quintana y Moncho Mierez), y cierra con “Manifiesto del canto”, un clásico de Víctor Jara. “Sin decirlo en términos religiosos, debería ser como el Padrenuestro de todos los cantores populares. Me parece que Víctor, al igual que ‘Destino del canto’ de Yupanqui, define lo que significa hacer este camino del canto popular. El ‘Manifiesto...’ es absolutamente atemporal y es indispensable tenerlo presente, sobre todo en épocas de dramatismo social como la que estamos viviendo ahora”, relaciona Ceña.
En este sentido, el músico grabó dos canciones de Jorge Marziali, un compositor no tan reconocido pero influyente: “Cebollita y huevo” y “Yo soy Juan”, una chacarera que firma junto a Juan Falú. Marziali falleció en julio del año pasado, pero Ceña dice que no las incluyó a modo de homenaje. “Fue una coincidencia, las estaba grabando cuando pasó lo de Jorge. ‘Cebollita y huevo’ es una canción que me acompaña desde siempre y ahora vuelve a tomar vigencia. Es un artista que admiro mucho. No fui amigo, pero pude tratarlo en los encuentros que organizaba con el Ministerio de Cultura, Generación XXI”, dice el también gestor cultural que se encargaba de la programación musical de El Desalmadero, que se realizaba en SAdeM, hasta que el Gobierno de la Ciudad aplicó su política cultural restrictiva y lo clausuró en mayo. “Hasta el día de hoy no se puede levantar la clausura. Aplican una severidad que no sé hasta qué punto es la que corresponde”, enmarca.