Para la música porteña, por estos días comienza el segundo mundial del año. En el primero, jugando en la lejana Rusia, los de Sampaoli quedaron rápidamente eliminados. En el que se disputa en agosto, los argentinos suelen tener muchas mejores chances: en general el título queda en casa. El recital de Néstor Marconi a las 20 en el auditorio de la Usina del Arte (Caffarena 1) marcará el comienzo del combo de Festival y Mundial de Tango, que se extenderá hasta el 22 de agosto en 40 sedes. El evento oficial del género en la ciudad de Buenos Aires siempre atrae atención, turistas y una cuota de polémica y reclamos del ambiente. Por un lado, el encuentro ofrece gratuitamente una cantidad notable de músicos, artistas y espectáculos de primer nivel. Por otro lado, distintos sectores del mundillo del tango suelen reclamar más espacio en el encuentro. Incluso no faltan quienes advierten por un incremento de las clausuras de milongas cuando se acerca el evento: en 2017 le acercaron el reclamo al propio jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
La edición de este año tendrá su sede central en la Usina del Arte, en el emblemático barrio de La Boca. Allí se realizará una buena cantidad de recitales del Festival y las clasificatorias del Mundial, tanto en la categoría “Pista” como la de “Escenario”. Además, la Usina recibirá la Feria de Productos tangueros, donde es posible encontrar ropa para milonguear, zapatos especialmente diseñados y otros productos vinculados al mundillo. En las paredes de la usina también estará expuesta la muestra fotográfica Milongueros, de Nora Lezano. En total, la organización estima en 2000 los artistas que participarán y en 600 las parejas que competirán por un lugar en la final.
Las novedades más evidentes de este año son la incorporación de un micrófono abierto (“Cantá en el festival”), los dos conjuntos surgidos de la convocatoria abierta que realizó la organización y una profundización de los cruces con otros géneros, esta vez con el hip hop y el rap en el ciclo “Tango Feat”, surgido de Arte en Barrios. Allí el cuarteto del bandoneonista Gabriel Merlino fusionará su tango con el trabajo de César Benítez (Lobo Mc), El Protagonista y Clan Oculto.
Además, hay algunos cambios más sutiles que merecen atención. La sección “Los maestros tocan su música” ya no es territorio exclusivo de los nombres de calle. Este año está copada por compositores más jóvenes, como Analía Goldberg, Gabriel Merlino, Cristian Zárate, los hermanos Greco, Juan Pablo Navarro y Matías Grande. Esto no significa que los consagrados ya no sean parte del cronograma. Al contrario, tienen un espacio predominante en la mayoría de la programación con recitales y homenajes de distinto tipo. Muchos ahora son parte de la sección “Orquestas y Ensambles”. Incluso algunos que, como la Orquesta El Arranque, aún son identificados como “la nueva generación del tango”, aunque lleven más de veinte años trajinando fueyes. Los homenajes son una fija del evento y habrá varios, a figuras como José Colángelo, Walter Ríos y Hugo Marcel. En tren de homenajes, también habrá una función muy particular en la que una orquesta bajo la batuta de Julián Hermida reconocerá el valor y la influencia de Serú Girán en la música ciudadana. Y si de consagrados se trata, Susana Rinaldi y Osvaldo Piro ofrecerán un concierto conjunto. Además, durante las finales del mundial tocarán Gabriel Mores, homenajeando la obra de su abuelo Mariano, al centenario de su nacimiento, y el talentoso armoniquista Franco Luciani estará acompañado por Amelita Baltar.
Para los milongueros, la organización convoca a bailar en el salón mayor de la Usina del Arte. No suele ser la convocatoria mejor recibida por el ambiente, que entiende que en la Usina no hay tradición tanguera, queda a trasmano y es insegura para retirarse de madrugada.
También por fuera de los espacios tradicionales, habrá exhibiciones en estaciones de subte, en la estación de trenes de Retiro y en el aeropuerto de Ezeiza. Además, el Centro Cultural 25 de mayo albergará distintas propuestas coreográficas contemporáneas. Será, junto con el teatro Xirgú, uno de los dos “polos de baile” con los que el festival intentará mostrar lo más destacado de la producción escénica de hoy.
Hay un puñado de visitas internacionales: el quinteto Sónico, que aborda la obra de Eduardo Rovira, el pianista noruego Hakon Skogstad, sus compatriotas Julie y Andreas, y la pianista japonesa Anna Saeki.
La abrumadora programación se completa con propuestas educativas para chicos, un encuentro de coleccionistas gardelianos, un ciclo en los bares notables de la ciudad, la participación de distintos profesores y escuelas de danza con clases gratuitas para la ocasión, talleres, clínicas para profesionales, charlas y cursos de temas aledaños (como uno de lunfardo). La radio especializada de la Ciudad, “la 2x4” en el 92.7 del dial, transmitirá gran parte de la programación en directo.
En dos semanas llegarán las polémicas en torno a la parte competitiva del encuentro. Esa parte es tan inevitable como las zambullidas de Neymar. Pero con todo dispuesto, sólo queda que la orquesta comienza a sonar.