El dólar volvió a la carga en la city porteña. Se ubicó ayer en 28,23 pesos, con un incremento de 20 centavos. Las renovadas tensiones cambiarias se explican por distintos motivos externos e internos. En el mundo, la mayoría de las monedas de países emergentes se devaluaron por un nuevo episodio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La Argentina lideró las subas. La situación local potencia la tendencia de los inversores a la dolarización. El riesgo argentino subió fuerte en los últimos días y generó ayer caídas de hasta 9 por ciento en acciones y bonos. El Ministerio de Hacienda tuvo que entregar una tasa del 4,99 por ciento para emitir Letes de corto plazo, cuando el mes pasado había sido del 3,75 por ciento. Pese a la suba, renovó sólo 430 de los 800 millones de dólares que vencían de estos títulos.
El Banco Central no consigue estabilizar las reservas y hace semanas que anota pérdidas millonarias. Las divisas de la entidad cerraron en 57.584 millones de dólares, al caer 73 millones en la jornada y acumular una baja de 5694 millones desde el 22 de junio, cuando ingresó el préstamo del FMI. La reducción de la subasta del Central de 100 a 50 millones de dólares diarios desde esta semana aumentó las presiones en la plaza cambiaria porque limita la oferta de divisas. La autoridad monetaria no tiene margen para seguir ofreciendo divisas. Tiene que llegar a septiembre con un nivel mínimo de reservas internacionales netas. Se trata de un compromiso con el Fondo. No puede romperse porque pondría en riesgo la entrada del resto de los tramos del préstamo por 50.000 millones de dólares. Luis Caputo negocia modificar este límite de reservas netas, con el objetivo de recuperar reservas disponibles para subastar.
El tipo de cambio mayorista se disparó 25 centavos, al finalizar en 27,65 pesos. El volumen operado fue de 629 millones de dólares. La demanda provocó presiones a lo largo de toda la jornada y la oferta fue escasa por el aumento de la expectativa de devaluación. El complejo agroexportador bajó 50 por ciento la cantidad de divisas liquidas por día. Los consultores del mercado empezaron a circular informes en los que se asegura que el dólar en torno de 28 resulta “barato”. Mencionaron que la tasa de interés de las Lebac en 50 por ciento mantiene por ahora la divisa debajo de 30 pesos pero que la situación no es sostenible por muchas semanas.
La autoridad monetaria no consigue acumular reservas porque la economía no genera fuentes genuinas de ingreso de dólares y los déficits externos siguen abiertos en todos los frentes. La economía continúa perdiendo divisas por turismo, por ahorro y por comercio. La posibilidad de mantener el esquema de libre apertura de capitales parece inviable. El riesgo argentino se volvió una preocupación para los inversores del mundo y se observa no sólo con la dolarización sino con la salida de los capitales invertidos en bonos y en acciones del país (ver aparte).
El mercado de futuros volvió a registrar tensiones con la divisa. Se operaron contratos por el equivalente a 640 millones de dólares, de los cuales la mitad se pactaron entre agosto y septiembre. Para final de mes se negoció una cotización de 28,34 pesos, mientras que para el último día de septiembre se pactó en 29,15 pesos. Los contratos registraron subas de más de 20 centavos respecto de las operaciones de inicios de esta semana. La tasa de Lebac de corto plazo se negoció con tasas de 48,7 por ciento. El 15 de agosto el Central deberá renovar más de 500 mil millones de pesos en letras y hay preocupación por el impacto cambiario. La tasa de interés en pesos, al igual que ocurrió a mediados de abril, empieza a quedarse corta. Los inversores tienen expectativas de devaluación cada vez más elevadas.
En el mercado cambiario no tiene ningún sentido hacer futurología. Pero los elementos estructurales de la economía generan advertencias. Son cada vez menos los economistas que descartan la posibilidad de una nueva espiral de precios para el tipo de cambio. Una de las principales variables para observar es que las Lebac desde julio, cuando el dólar ya se ubicaba en 28 pesos, generaron rendimientos de más del 4 por ciento en dólares para los inversores. Si el tipo de cambio no sube fuertemente hasta mitad de la próxima semana, el rendimiento en dos meses sería de 8 por ciento y anualizado sube a un 50 por ciento en moneda dura. No existe economía en el mundo que pueda sostener este tipo de retornos en dólares. Y uno de los mecanismos más sencillos de ajuste para reducir estos retornos es con una fuerte suba del tipo de cambio.