Para el Presidente, no importa el resultado. Para la gobernadora bonaerense, es un alivio si se rechaza. Las principales figuras de Cambiemos mostraron nula empatía con las muertes por abortos clandestinos y se posicionaron bien lejos de la aprobación de la ley que legalizaba el aborto. Sin embargo, Mauricio Macri intentó sacar rédito de dar luz verde al debate, que redujo a una cuestión de “creencias”. Y pidió “tolerancia” a quienes pierden. En tanto, Vidal confesó que el rechazo la alivia y sostuvo que era complejo que el sistema hospitalario tuviera tantas operaciones (pese a que la mayoría de los abortos son medicamentosos). No obstante, las diferencias entre sectores del oficialismo por este tema no están saldadas. Y existe la posibilidad de que el propio Ejecutivo reintroduzca la cuestión en el Congreso cuando presente el proyecto de Código Penal en el que viene trabajando el Ministerio de Justicia. El texto se presentará el 21 de agosto, lo que puede dar lugar a un nuevo debate sobre el aborto.
Bien temprano, Macri se posicionó sobre el tema con un post en las distintas redes sociales, que se titulaba “No importa cuál sea el resultado, hoy ganará la democracia”. Allí, el mandatario señaló que “la votación que se llevará a cabo en el Senado es trascendental”. “Como demostraron las exposiciones, los debates y las movilizaciones que nos trajeron hasta acá, las divisiones en las creencias sobre un tema a veces pueden ser irreconciliables”, señaló.
“La importancia de esta votación va mucho más allá del tema específico que intenta dirimir. Nos plantea como sociedad un escenario pacífico para promover y realizar cambios. Pero, además, nos obliga como individuos a comprometernos a aceptar que hay otros que piensan distinto”, indicó Macri, quien llamó a ejercer la “tolerancia”. “Nadie obtendrá todo el tiempo exactamente lo que busque. Siempre viviremos en un lugar incómodo donde algo no será del todo como querríamos que fuera”, aleccionó. “Si entendemos que nuestras creencias a veces ganarán y otras perderán, llegaremos a ser algo sin igual: verdaderamente libres y mejores personas”, concluyó el presidente, quien siempre se pronunció públicamente en contra de los derechos de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos.
Por su parte, la gobernadora bonaerense sostuvo que la aprobación del proyecto IVE podría generar una “mora legal” en otras intervenciones quirúrgicas en los hospitales públicos. “Las cirugías programadas aún tienen demoras. Hoy esa cirugía que se pide como un derecho compite con la cardiopatía y con la operación oncológica”, afirmó Vidal, quien desconoció las estadísticas que presentó al Congreso el ministro de Salud nacional, Adolfo Rubinstein: indican que la mayoría de los abortos en la actualidad no son quirúrgicos sino medicamentosos. Concretamente, Rubinstein informó que casi el 70 por ciento se hacen con medicamentos. También estimó, al contrario de lo que expuso Vidal, que si se legalizara el aborto se podría subir ese porcentaje al 90 por ciento y las internaciones por complicaciones bajarían en un 98 por ciento.
Ajena a esas cifras oficiales, Vidal aseguró que “impacta en el sector público, porque sin un sanatorio privado que responde a una obra social dicen que no lo hacen, esa persona va a ir a un hospital, que va tener que hacerse cargo no sólo del que no tiene cobertura sino también del que tiene”, dijo. “Si la ley no se vota hoy, mañana voy a estar más aliviada”, dijo. La gobernadora, que se mostró con el pañuelo celeste de los antiderechos, también admitió que si se aprobara la norma ella la aplicaría: “Si pasara que cambian los resultados y se aprueba hoy, la tengo que implementar”, aseguró ayer, muy segura de que eso no ocurriría.
En la Rosada, insisten desde el comienzo de la discusión en que Macri capitalizará el haber abierto el debate, no importa el resultado. Ante el costo político que puede implicar para el Gobierno el rechazo de la ley, el primer reflejo de algunos habitués de la Rosada es culpar al Congreso: “Es el Senado, que terminó representando fielmente lo que piensan los gobernadores, muy cercanos a los obispos católicos, y los intendentes, empujados por los evangelistas”, indicaban.
No obstante, la disputa entre sectores a favor y en contra del aborto no concluye con esta votación. Y existe todavía la posibilidad de que el Gobierno reintroduzca en el Congreso el tema de la despenalización parcial del aborto (ya no la legalización) con la discusión de un nuevo Código Penal. En la redacción –que no está concluida– la mujer quedaría sin pena, no así terceros, como el médico o farmacéutico. Otra posibilidad, recomendada por el comité de expertos que redactó el proyecto, es que la mujer quedara con una pena no privativa de la libertad. En ningún caso se eliminaría el delito del Código Penal. La redacción final se conocerá cuando se presente formalmente el proyecto, algo que –según informaron a este diario fuentes oficiales– se hará el 21 de agosto.
En el oficialismo evalúan que la despenalización puede reunir consensos en el Congreso con mayor facilidad que la legalización y algunos en Balcarce 50 estiman que alejaría al Presidente del rechazo social que puede sufrir por la caída de la ley de aborto legal, seguro y gratuito.