Duele y nos llena de bronca haber sido tantxs, haber bancado el frío y la lluvia, haber estado tan cerca...
Duelen y nos llenan de bronca, los gases, los palos y lxs compañerxs detenidxs...
Pero ayer, nosotras GANAMOS.
Ganamos la batalla más importante, la que fuimos construyendo en décadas de organización, de unidad, de movilización y de Encuentros Nacionales; transformamos al aborto de un delito en un DERECHO para la inmensa mayoría de la población, digan lo que digan esos 38 carcamanes que ayer quisieron robarnos los sueños.
A favor del aborto legal se argumentó sobre la problemática de salud pública, con las cientos de mujeres y de cuerpos gestantes muertxs por abortos realizados sin ninguna condición de asepsia, las miles que sufren daños irreparables en su salud; se habló de la desigualdad de clase, ya que son las mujeres pobres las que sufren estos daños; se habló de nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas y de que la maternidad debía ser fruto del deseo.
A favor de la clandestinidad tuvimos que oír argumentaciones que nos comparaban con perras, que negaban que hubiera violencia en las violaciones intrafamiliares; todo envuelto en un pegajoso y confusionista slogan de “salvemos las dos vidas”. Como si alguna vez, antes de este debate, hubieran propuesto alguna medida a favor de las mujeres que mueren por abortos clandestinos, o se preocuparan de las vidas de lxs niños y niñas después de nacidxs, cuando este sistema les niega las más mínimas condiciones para la subsistencia.
Nosotras, en estos meses, logramos poner en jaque y desnudar a todas las instituciones de este régimen vetusto, empezando por las Iglesias -católica y evangélicas- y terminando en ese Senado compuesto por representantes de las clases propietarias de las provincias y de sus castas políticas, que se refugian en ese cuerpo conservando poder y fueros que los protegen de ser alcanzados por la Justicia. Una Cámara donde un senador que representa a, por ejemplo, 100.000 electores tiene un voto igual a uno que represente a millones. Ni siquiera responde a la lógica de la –también agotada– democracia representativa, es un resabio cuasi feudal, que ayer quedó demostrado que hay que abolir.
Nosotras mostramos cuál es el camino: la más amplia unidad en la acción, como la que se expresa desde hace 13 años en las más de 500 organizaciones que integramos la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito; la movilización masiva, la solidaridad en la pelea, el internacionalismo que recuperamos en las huelgas mundiales de mujeres, en las decenas de vigilias que se multiplicaron por el mundo acompañando nuestra lucha como un solo puño.
La ola verde ya es imparable. No tiene nada que festejar la reacción porque nosotras no vamos a rendirnos, porque nada nunca ha sido fácil para las mujeres en este sistema capitalista y patriarcal; estamos acostumbradas a las duras batallas, porque sobrevivir a todas las formas de violencia machista ya es una lucha en sí misma. Ahora nosotras debemos abrazarnos, ponernos de pie, y volver a la calle con nuestros pañuelos verdes y naranjas, exigiendo también la separación de la Iglesia del Estado.
Este 28 de septiembre, Día de lucha por la legalización del aborto en América Latina y el Caribe tenemos una oportunidad. Seamos uno, dos, tres millones, paremos el país, cortemos las rutas, colmemos las plazas. Hagamos, con nuestros métodos, que nuestro derecho se convierta en Ley. Porque, compañeras, ahora que estamos juntas ¡se va a caer!M
Giselle Santana: Secretaria gremial de ATE INTI. Secretaria general electa de la CTA-A Capital Regional Norte y militante de Opinión Socialista.