Racing y River empataron sin goles en el Cilindro de Avellaneda, en el partido de ida por los octavos de final de la Copa Libertadores. El resultado deja abierta la serie, pero le cae mejor al equipo de Gallardo porque jugó con un hombre menos todo el segundo tiempo y porque la definición de la llave será en el Monumental el miércoles 29.
“Vamos a ser protagonistas desde el arranque”, había dicho el martes pasado el Eduardo Coudet. “Es un partido de 180 minutos”, fue la primera reflexión del Muñeco, apenas un día antes en una conferencia de prensa. Así salieron a la cancha ayer ambos equipos. Con una cara nueva (Gabriel Arias en el arco) y con otra que regresó después de un corto paso por México (Gustavo Bou), la Academia apretó el acelerador rápidamente. El Millonario, por su parte, más cauteloso, se mostraba decidido a explotar los espacios que los locales le ofrecían con el adelantamiento de sus líneas, sobre todo de Saravia por derecha y de Soto por izquierda. Fruto de ese trabajo River tuvo la primera llegada cuando Pity Martínez remató exigiendo a Arias. Racing respondió con varias aproximaciones, vía Bou, Lisandro López y sobre todo por Centurión, quien protagonizó una jugada individual que terminó con su humanidad en el suelo dentro del área.
Todo el Cilindro pidió penal, pero el árbitro primero no compró la clásica zambullida de Ricky, luego confirmada por las imágenes de la televisión.
Del ida y vuelta de los primeros minutos se pasó a un trámite en el que la inteligencia de River superaba el entusiasmo de Racing.
El equipo de Gallardo mostraba un funcionamiento muy aceitado y tenía un Pity Martínez inspirado e imparable. Los dirigidos por Coudet, en cambio, exhibían desinteligencias en defensa y eran superados en el mediocampo. Por eso en ataque dependían de algún acierto individual, como el que tuvo Bou en el minuto 21, haciendo lucir a Armani.
Antes y después de esa jugada, River manejaba la pelota, sus jugadores se buscaban y se encontraban, mientras a Racing todo le costaba un esfuerzo extra. Sin embargo, en el final de la primera etapa, Ponzio se fue expulsado por doble amarilla y abrió una incógnita para el segundo tiempo. Esa incógnita quedó respondida rápidamente. Gallardo hizo el cambio lógico. Resignó poder ofensivo, sacando a Scocco y puso a Zuculini para cumplir las funciones de Ponzio. Esa variante se sumó al retraso de Nacho Fernández, Pity Martínez y Palacios para colaborar con la defensa.
La consecuencia también fue lógica. Racing tuvo más la pelota y encontró espacios para jugar. Pero le faltó creatividad para provocar el desequilibro en los últimos metros ante un defensa millonaria muy compacta. Entonces, entre un local que mostraba impotencia y ansiedad con cada minuto que pasaba, y un visitante cada vez más conforme con el resultado, el partido perdió nivel y el cero a cero fue inamovible.