Según el Presupuesto 2018, la Ciudad de Buenos Aires tiene un promedio de 74 mil pesos por habitante, el más alto de la Argentina, superior al que tiene la ciudad de Madrid.
Sin embargo, y a pesar de contar con recursos, después de casi doce años de gestión del PRO en la Ciudad, la brecha entre el norte y del sur sigue siendo una constante. La calidad de vida y de los servicios urbanos está claramente diferenciada. Alcanza con recorrer algunos barrios para ver que hay vecinos más favorecidos que otros.
Nacer de un lado u otro de la avenida Rivadavia implica distintas probabilidades de encontrar empleo, acceder a la salud, a la educación y a la vivienda propia. Hacia el norte hay indicadores similares a los de las mejores ciudades europeas. En el sur, villas de emergencia, necesidades básicas insatisfechas y condiciones de insalubridad.
Hablar de una ciudad integrada e inclusiva es que la tasa de mortalidad infantil sea la mínima posible en todos los barrios porteños. Bajó en la Ciudad, pero sigue alta en los barrios del sur.
También hay una desigual expectativa de vida. Según datos de la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad, un hombre que habita en la Comuna 8 vive alrededor de 66 años, mientras que en Recoleta llega a vivir casi 79 años.
La inseguridad es otro indicador que amplía la brecha. Según refleja el Informe de Homicidios elaborado por el Consejo de la Magistratura de la Nación (2017), tres barrios porteños de la zona sur tienen mayor tasa de homicidios que Rosario y el Gran Buenos Aires.
Respecto a la desocupación, en el primer trimestre de 2018 la tasa en la Ciudad fue de 8,1%, en la zona sur alcanzó el 13% y en la zona norte el 4,5%. Una vez más, esta situación no es aislada, ya que desde finales de 2015 la desocupación en los barrios del sur es de 2 dígitos.
La desigualdad no se manifiesta solamente en estas expresiones. Buenos Aires está en tercer lugar en casos de tuberculosis luego de Salta y Jujuy; y hace pocos días se detectaron casos de desnutrición infantil en una escuela de Barracas, a solo 20 minutos del Obelisco.
Una ciudad se desarrolla plenamente cuando hay igualdad de oportunidades para todos los vecinos, en todos los barrios. Por eso, el desafío que tenemos por delante es repensar qué tipo de Estado queremos. Uno que brinde más y mejores derechos; o uno que quite y restrinja derechos, beneficiando a unos pocos.
No se trata ya de una cuestión presupuestaria, se trata de una cuestión de voluntad política y de decidir, con una mirada inclusiva, hacia dónde y cómo se invierten los recursos del Estado más rico del país.
Desde la Legislatura tenemos que seguir trabajando para acortar la brecha entre el norte y el sur, y lograr que el Gobierno porteño se haga presente allí donde hoy está ausente y donde más se lo demanda.
Una Buenos Aires justa e inclusiva es posible. Se necesita coraje, compromiso político y la participación de los ciudadanos para lograr un cambio verdadero.
* Abogado y legislador de la Ciudad de Buenos Aires. Bloque Peronista.