Luego del rechazo a la ley de aborto seguro, legal y gratuito, el presidente Mauricio Macri sostuvo que se trata de un debate “que comienza y va a continuar”. “No hay que enojarse”, les recomendó a las miles de mujeres que se manifestaron por un derecho que el Senado. También advirtió que “es muy importante que sigamos trabajando en la educación integral de los docentes que incluya la educación sexual”. Es paradójico: el presupuesto para la aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) cayó en sus dos primeros años de gobierno nacional. Cuando estaba en la Ciudad, también sufrió recortes permanentes (que continúan en la gestión PRO de Horacio Rodríguez Larreta). Encuestas a alumnos y a docentes hechos por ONG y por el propio Gobierno porteño muestran una aplicación restringida de los contenidos que plantea la ley.
“Espero que entendamos que estos son debates que comienzan y van a continuar. Queda claro que estos debates van a seguir sucediendo porque los argentinos estamos madurando en libertad, estamos entendiendo qué significa vivir en democracia con libertad plena donde tenemos que aprender cada día más a escuchar al otro y entender que el otro puede tener otra visión y no hay que enojarse y tratar de convivir de la manera más pacífica posible”, aseveró el presidente. Aseguró además que “es muy importante que sigamos trabajando en la educación integral de los docentes que incluya la educación sexual. Necesitamos una asesoría especial en las escuelas. Tenemos que seguir trabajando para que todas esas chicas tengan la posibilidad de elegir y planificar su vida”.
Sus declaraciones sobre educación sexual, no obstante, no parecen pasar la prueba ácida de los hechos. Desde que llegó al Gobierno nacional, el dinero destinado a la ESI cayó 12 millones de pesos con respecto a la inversión de 2015, según respondió el Ministerio de Educación nacional a un pedido de información pública que hizo el Observatorio de Derechos Humanos (ODH). Allí, los fríos números dan cuenta de la importancia que Macri le dio a la educación sexual: si en 2015 el presupuesto para la ESI fue de 55 millones de pesos, en 2016, cayó a 27 millones (un 50,38 por ciento). Esto fue durante la gestión en el ministerio de Esteban Bullrich, uno de los que comandó el rechazo a la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
Con el ministro Alejandro Finocchiaro, en 2017 se revirtió parcialmente ese recorte. Hasta junio del año pasado había ejecutado 43 millones de pesos, lo que seguía representando un recorte nominal sobre la inversión de 2015, a la que hay que sumar dos años de inflación (la de 2016 superó el 40 por ciento). “El equipo actual del Programa Nacional ESI en el Ministerio de Educación de Nación cuenta con sólo 17 trabajadores”, detalló el ODH.
Si Macri habló de la importancia de brindar estrategias de educación sexual a los docentes, los datos oficiales entregados por su gobierno marcan una caída en esa función: las capacitaciones pasaron de ser 55 mil en 2015 a 1050 en 2017. De 14 mil escuelas involucradas en 2015 se pasó a 100 escuelas en 2016 y subió a 500 escuelas en 2017. También hubo una merma drástica en los cursos online de la ESI: de 17 mil en 2015 cayeron a 4450 en 2017.
Además de existir una ESI nacional, hay una norma similar en la Ciudad de Buenos Aires, que Macri debía cumplir durante sus ocho años como jefe de Gobierno, en la mayoría de los cuales su ministro de Educación también fue Bullrich. En el primer año de Macri en la Ciudad, le destinó el 0,0034 por ciento del presupuesto de Educación a la ESI (72 mil pesos). Ese mismo año se redujo la partida en un 79 por ciento. Y el monto restante tuvo una subejecución del 56 por ciento.
Una encuesta sobre la aplicación de la ESI porteña que hicieron Libres del Sur, Mumalá e Isepci en 2016 indicó que, lejos de aplicarse integralmente la ley (en sus aspectos vinculados a la violencia contra las mujeres, la diversidad sexual y el aborto) el enfoque era meramente biologistista. De los encuestados en la Ciudad, el 31 por ciento no tuvo ningún tipo de educación sexual. Entre los que dijeron que sí recibieron, un abrumador 95 por ciento sostuvo que hablaron solo de enfermedades de transmisión sexual y el aparato reproductor. Un 59 por ciento señaló que no recibió ningún contenido vinculado a la igualdad entre varones y mujeres y un 78 por ciento no tuvo ningún tratamiento de la diversidad sexual. El 82 por ciento no habló de la violencia contra las mujeres. Otro 89 por ciento no trató las formas de prevenir situaciones de acoso sexual o de abuso.
Los problemas con la aplicación de la ESI continúan durante la gestión de Larreta. En julio de este año, diversos bloques opositores y 60 ONGs presentaron un documento en el cual señalaron que el Gobierno porteño sigue sin desarrollar una política general de capacitación en el tema y no hace un control sobre las escuelas de gestión privada, donde el tratamiento de estos temas es aún más restringido. Indicaron que en el primer año de Larreta le destino solamente 131 mil pesos a la ESI. En 2017 hubo solo 15 talleres en dos escuelas. En 2016 y en 2018, en tanto, no hubo ninguno. El Ejecutivo porteño dejó de contestar los informes de legisladores del Frente para la Victoria y Evolución, que sí eran respondidos en la época de Mariano Narodowski como ministro.
Una encuesta del propio Gobierno porteño –difundida en su web– indica que solo el 49 por ciento de los docentes dicen haber trabajado temáticas vinculadas al Ni una menos mientras que un magro 42 por ciento tocó algún tema referido a equidad de género. El tema “perspectivas sobre el aborto” tiene un bajísimo tratamiento, tanto mencionado por docentes (21 por ciento) como por estudiantes (27 por ciento).