Grupos y movimientos sociales de izquierda anunciaron ayer una caravana nacional de apoyo a Luiz Inácio Lula da Silva, que debe empezar el sábado y culminar en Brasilia el 15 de agosto, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) inscriba la candidatura del encarcelado expresidente para las elecciones de octubre. “Vamos a llevar en los brazos del pueblo el pedido de registro de la candidatura del presidente Lula”, afirmó el dirigente del Movimiento de trabajadores rurales Sin Tierra (MST) Alexandre Conceicao, en una rueda de prensa en la capital de Brasil. “Una elección sin Lula es fraude”, agregó. El MST indicó además que siete militantes de movimientos sociales realizan desde hace once días una huelga de hambre en Brasilia para que la justicia le permita a Lula ser candidato y están mostrando señales de debilitamiento, según indicaron los portavoces de la organización.
A su vez varios líderes de los sindicatos más poderosos de Estados Unidos viajarán el próximo lunes a San Pablo para brindar apoyo a Lula. Entre los gremialistas que viajarán a Brasil, donde permanecerán cinco días, se encuentran el vicepresidente ejecutivo de la American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations (AFL-CIO), Tefere Gebre; y su homólogo de la United Food and Commercial Workers (UFCW) y el presidente nacional del Retail, Wholesale and Department Store Union (RWDSU), Stuart Appelbaum. “Los miembros de la delegación expresarán su apoyo a aquellos grupos que han estado en primera línea en la lucha por defender el derecho del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a presentarse como candidato en los comicios presidenciales del 7 de octubre”, informaron los sindicatos en un comunicado conjunto. “Continuaremos apoyando la lucha por hacer justicia hasta que el presidente Lula haya sido liberado y los brasileños puedan tener, finalmente, unas elecciones justas”, señaló Gebre en el comunicado.
Favorito en las encuestas para las elecciones presidenciales de octubre, Lula, de 72 años, purga desde abril en Curitiba una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero, aunque no se conocen pruebas de ello. Según juristas es prácticamente imposible que el Tribunal Superior Electoral (TSE) apruebe su candidatura, dado que la Ley de Ficha Limpia excluye de la carrera electoral a quienes hayan sido condenados en segunda instancia, como es el caso del ex mandatario. Pero el PT ha prometido mantener su nombre en carrera mientras pueda e inscribir su candidatura el 15 de agosto, último día del plazo legal.
El MST y otras organizaciones, como la Central énica de Trabajadores (CUT) y el Frente Brasil Popular esperan que la marcha reúna hasta 50.000 personas en Brasilia.
La fase decisiva del periodo electoral arrancó en la noche del jueves por la cadena televisiva Bandeirantes de Sao Paulo con el primer debate de candidatos, marcado, como ocurre desde hace meses en la política brasileña, por la figura de Luiz Inácio Lula da Silva. En este caso, por decisión de la justicia, por su ausencia. El destino del popular ex jefe de Estado centra desde hace meses el interés de un país sumergido en la anomalía política desde el golpe parlamentario a la presidenta Dilma Rousseff en 2016. Lula insiste en ser candidato y es claro favorito, con al menos un 30 por ciento de los apoyos en los sondeos. Su Partido de los Trabajadores (PT) pretende inscribir al ícono de la izquierda como candidato el miércoles, pese a que la llamada “Lei de ficha limpa” (“Ley de expediente limpio”) le impide postular por sus problemas judiciales.
El arranque del debate de los principales ocho de 14 candidatos inscriptos giró el jueves en torno a Lula. El canal Bandeirantes anunció que había invitado al ex presidente, pero que éste había sido “impedido por la Justicia”, después de que un tribunal negara el pedido de Lula para participar de alguna forma. La prohibición “viola el derecho del pueblo brasileño y de los otros candidatos a discutir las propuestas de mi candidatura”, protestó Lula desde la prisión donde está recluido en Curitiba, en el sur de Brasil, en una carta pública difundida por sus colaboradores.
El designado candidato del PT a vicepresidente en la fórmula de Lula, el ex alcalde de Sao Paulo Fernando Haddad, participó en un evento paralelo organizado junto con la candidata del Partido Comunista Manuela D’Avila, también mencionada como miembro de la fórmula electoral. Se espera que en caso de la exclusión de Lula, Haddad asuma la candidatura del PT y D’Avila sea su vice.
Muchos de los focos del debate que terminó ayer a la madrugada se centraron por lo demás en el ultraderechista Joao Bolsonaro, segundo en las encuestas detrás de Lula. Conocido por su verbo inflamado, Bolsonaro estuvo más bien comedido, aunque llamó la atención por su propuesta de una “castración química voluntaria” para violadores y por sostener que las mujeres tienen a menudo mejores salarios que los hombres, para rechazar que el Estado tome un papel regulador en asuntos de género.