En el ex Zoo de la ciudad de Buenos Aires no sólo corren riesgo los animales, los libros que integran la biblioteca Domingo Faustino Sarmiento, que supo ser un emblema en la materia, está completamente abandonada y sus libros van desapareciendo con los años. Los que quedan están en permanente y continuo deterioro porque se ven afectados por la humedad, por microorganismos que alteran su estado de conservación y que ponen además en peligro la salud del personal porque puede afectarles las vías respiratorias.
La biblioteca está subdividida, fragmentada y en peligro. A lo largo de los años fue perdiendo ejemplares que eran patrimonio histórico, piezas únicas valuadas en miles de euros y material inédito. Hoy nadie sabe dónde están los libros y cuántos realmente quedaron de los más de 12 mil que eran parte de ese espacio.
Los libros que quedan están abandonados, al igual que los animales y la infraestructura en general. Ante la ausencia de un inventario no se tienen datos precisos del destino de las obras, algunas de ellas valuadas en 150 mil euros.
Un informe interno del ex Zoo, hoy Ecoparque, precisa que “los libros de casi todos los estantes están afectados con microorganismos” y advierte que “por la cercanía de unos con otros existe el peligro de contagio permanente que alteren su actual estado de conservación”. El informe, que se realizó el año pasado y al que tuvo acceso PáginaI12, también hace hincapié en la peligrosidad que representa para la salud del personal que transita o tiene sus oficinas allí “por el contacto de sus vías respiratorias con microorganismos que afectan las mucosas”.
En el informe reconocen que la biblioteca del ex zoológico sufrió varias “expoliaciones” y que actualmente “está dividida en cuatro sectores”. “En el Ecoparque, en tres edificios: Templo de Vesta, Museo Infantil y en el edificio de la Administración, trasladados en cajas y alojados en la Cabaña del Cóndor. Y un cuarto con cajas en mal estado en el Museo de la Ciudad de Buenos Aires, adonde fueron traslados en 1992 a instancias de su director, Juan Enrique Romero”, precisa el informe.
Además, señala que hoy, el Zoológico “cuenta con dos bibliotecas: la biblioteca Onelli y la biblioteca Sarmiento, subdivididas, fragmentadas y en peligro”. Finalmente, precisa que “en total se albergan más de 8000 piezas bibliográficas que constituyen una colección única donde la ciencia y la historia tienen un papel protagónico”.
“La biblioteca es de alguna manera como la rinoceronte Ruth o cualquier otra cosa que se va perdiendo poco a poco. Es la degradación de la institución que se pierde poco a poco en el tiempo, en ese sentido la biblioteca es un símbolo. La idea de las concesiones o las propuestas de concesionar son cuestiones de las cuales el Estado tiene que ser el responsable inalterable” explicó Carlos Fernand, de la Fundación Vida Silvestre.
El Jardín Zoológico de Buenos Aires comenzó a desaparecer desde que el gobierno porteño anunció que se convertirá en Ecoparque. Mientras se debate el Masterplan, y está pendiente la audiencia pública para el próximo 29 de agosto en la Legislatura, mueren animales, despiden a antiguos cuidadores, los edificios que son patrimonio histórico corren peligro de ser concesionados entre veinte y treinta años, los empleados nuevos del predio se multiplican y la biblioteca, que fue una institución con historia y un ejemplo para el mundo, desaparece.
Naturalistas, museólogos, investigadores e interesados por la conservación de la historia y sus documentos denuncian desde hace décadas el vaciamiento de la biblioteca que viene siendo desmantelada desde mediados de los 80. La biblioteca contaba con más de 12 mil libros, enciclopedias y revistas de inmenso valor científico, histórico y económico, entre los que se encontraban grandes obras patrimoniales como la primera edición de Cosmos, de 1845, del geólogo y naturalista Alexander Von Humboldt. Un original firmado por el mismo autor en el que dejaba constancia de una descripción gráfica del mundo físico que él había estudiado y observado durante casi medio siglo.
“La biblioteca tenía un tesoro, como todas las bibliotecas, que son libros muy caros que no se pueden tocar, ni vender, ni prestar, ni donar, que son libros generalmente históricos que valen miles de euros. Y en el caso de la biblioteca del zoológico, esos libros desaparecieron durante la gestión privada en los años 90. La biblioteca está cerrada desde entonces, los libros están embalados y en esos edificios que están llenos de humedad, de cables al aire, de charcos, de cataratas en las paredes. Claramente los libros que quedaron deben estar todos humedecidos y en ruinas”, subrayó la animalista Malala Fontán en diálogo con PáginaI12.
En ese sentido, explicó que “la gestión en el zoológico previa fue una gestión privada, que básicamente era la misma sociedad que iba cambiando de nombre y detrás de esa gestión privada hubo un gobierno de la ciudad que no fiscalizó. Por eso el patrimonio histórico nacional está tan venido abajo, los edificios están en ruinas, hay problemas de seguridad para los animales, visitantes y cuidadores. Por eso se vació el tesoro de la biblioteca”.