Militantes de movimientos sociales de Brasil llevaron a cabo un acto religioso frente a la casa de un magistrado de la Corte Suprema de Brasil para pedir justicia por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Entre los manifestantes, se encontraban siete referentes sociales que ya llevan 14 días de huelga de hambre.
“Nosotros vinimos aquí para llamar la atención, para que sepan que el pueblo no va a descansar mientras no liberemos a lula y a todos los que sufren injusticia en Brasil”, exclamó el líder del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), João Pedro Stédile , durante el acto. Ante las palabras del dirigente, los participantes del evento corearon: “¡Despertá Fachin! ¡La justicia golpeó tu puerta!”, en referencia al ministro de la Corte Edson Fachin, informó la Agencia PT.
En las primeras horas de la mañana de ayer, el grupo se instaló frente a la residencia del juez para, además de pedir justicia por el ex mandatario, denunciar el empobrecimiento del país después del golpe parlamentario a Dilma Rousseff. Rafaela Alves, una de las huelguistas, pidió también la palabra para enviar un mensaje especial al juez. “Lo que nos separa aquí de Fachin son muros extremos, absurdos, de clases totalmente diferentes. Me pregunto cómo el evangelio es tan leído, pero tan poco comprendido por tanta gente” afirmó Alves, del Movimiento de los Pequeños Agricultores y siguió: “Quiero pedir a Fachin que relea el evangelio, porque hay mucha gente muriendo por falta de pan y otros tienen la mesa llena.”
La huelga de hambre y el acto religioso son dos acciones que se sumaron a las masivas marchas para exigir la libertad de Lula y la lucha por la democracia: confluirán entre mañana y el miércoles en la capital brasileña tres multitudinarias columnas que salieron el viernes desde tres puntos de brasil, organizadas por el MST.
A la primera columna que salió de Formosa, estado de Goiás, la lideran las ligas campesinas y su principal reclamo es la democratización de la tierra.
La segunda columna salió desde el sur y sudeste, reuniendo a los militantes de Río Grande del Sur, Santa Catarina, Paraná, Espírito Santo, Minas Gerais y San Pablo. La tercera columna, que reunió a las delegaciones de la Amazonía y del Centro-Oeste de Brasil, homenajea a Tereza de Benguela, una líder quilombola que actuó contra el régimen esclavista en la región del actual estado de Mato Grosso, en el siglo 18.
Una vez llegados a Brasilia, los manifestantes exigirán la liberación del líder del Partido de los Trabajadores, preso desde el siete de abril en la sureña ciudad de Curitiba.
Ayer, el diario Estado de San Pablo publicó una entrevista con el director general de la Policía Federal (PF) de Brasil, Rogério Galloro, donde habló de dos de los momentos en los que la PF tuvo todos los reflectores encima: la detención de Lula y el episodio donde un juez le otorgó la libertad, pero que otros dos anularon inmediatamente. “Fue uno de los peores días de mi vida”, dijo Galloro, quien afirmó que temía que sucediera una desgracia por la enorme cantidad de gente que rodeaba el sindicato de los metalúrgicos donde se refugiaba Lula aquel siete de abril. El policía también declaró haber perdido la paciencia cuando el sábado,el ex mandatario todavía no se entregaba. “Cuando eran las 17.30 llamé al negociador y le dije: ‘¡Se termino! Si él no sale en media hora, vamos a entrar’, y dí la orden para entrar”, afirmó Galloro. Según el director de la Policía Federal, la fuerza se había contactado con la empresa dueña de un galpón al lado del sindicato y que allí tenía 30 hombres del Comando de Operaciones Tácticas (tropa de elite) listos para invadir el edificio. Finalmente, el ex presidente salió por sus propios medios a las 18.
El segundo momento tenso para la PF tuvo lugar el mes pasado y comprendió una orden para soltar a Lula dada por el juez Rogério Favreto y la contraorden de los jueces Gebran Neto y Thompson Flores, del Tribunal Regional Federal n° 4. Ante la pregunta del periodista sobre si en algún momento habían pensado en dejar en libertad al ex presidente, Galloro contestó: “Frente a las divergencias, decidimos hacer las cosas según nuestra interpretación. Concluímos que ibamos a cumplir la decisión del juez de guardia del Tribunal Regional Federal n° 4 de Porto Alegre. Hablé con el ministro (de Seguridad Pública) Raul Jungmann y le dije: ‘Ministro, nosotros lo vamos a soltar’”, aseguró el director de la PF. Sin embargo, relató que, seguidamente, la procuradora general de la República Raquel Dodge lo llamó para decirle que estaba escribiendo un documento en el Superior Tribunal de Justicia contra la liberación. “Después fue el presidente del TRF 4, Thompson Flores, quien nos llamó: ‘Estoy decidido, no lo suelten’, dijo. El llamado vino antes de que expirara el tiempo límite. Valió la llamada.”, concluyó Galloro.