“Si las reservas subieran, bien y, si tuviéramos que pedir un waiver (perdón) porque no subieron, bien también”, aseguró ayer el presidente del Banco Central, Luis Caputo, al responder sobre cómo impactará en el acuerdo con el FMI la decisión de subastar hoy 500 millones de dólares de las reservas para avanzar con el desarme de las Lebacs e intentar al mismo tiempo contener el precio del dólar. “Lo más importante es que normalizaremos el sistema financiero. Hoy tenemos un sistema financiero que no es normal. Las Lebacs son como tener una cuenta corriente remunerada en el Banco Central a la tasa más alta, esto atenta contra el normal desarrollo del sistema”, agregó el funcionario.
En medio de la corrida contra activos argentinos, el Banco Central distribuyó ayer la mañana un comunicado en el que anunció la puesta en marcha de un programa de cancelación de Lebacs. En la licitación de hoy adelantó que ofrecerá un máximo de 230 mil millones de pesos de Lebacs para ser suscriptas por participantes no bancarios contra un vencimiento estimado de 330 mil millones en manos de los mismos jugadores. El monto ofrecido también se reducirá en las licitaciones de septiembre, octubre y noviembre.
Caputo buscó mostrar la medida como parte de un plan diseñado para reducir la inestabilidad que genera cada renovación, pero analistas de la city aseguran que el delicado momento en el que se decidió avanzar deja en evidencia una reacción desesperada. En el gobierno se convencieron en los últimos días de que la licitación de Lebacs de hoy iba camino al fracaso porque en este momento los pesos queman. Entonces, decidieron anticiparse y mostrar ese fracaso como parte de una jugada destinada a reducir el stock de Lebacs. Algo similar hicieron a comienzos de año cuando luego de que se les cerrara la posibilidad de seguir colocando bonos en el mercado internacional salieron a decir que habían decidido de dejar de emitir deuda.
“Tenemos aval del FMI para cancelar Lebac con reservas. Saben que, al hacerlo, estamos teniendo además ganancias importantes, porque vendemos a 30 pesos lo que compramos a 15 o 16 pesos. La subasta de mañana (por hoy) está relacionada con eso. Ellos, como dijeron en su comunicado, coinciden con nosotros en que esa deuda causó problemas y que el pago de sus intereses es la fuente del único factor de expansión monetaria que queda”, aseguró Caputo.
Luego el titular del BCRA buscó convencer a sus interlocutores de que la medida se llevará adelante ahora, en uno de los momentos de mayor inestabilidad financiera, sólo porque se filtró a la prensa. “Veníamos hablando con el FMI la cancelación de Lebac con reservas y pensábamos hacerlo desde septiembre. Decidimos hacerlo ahora porque se filtró la novedad. ¿Para qué dilatar algo que el mercado estaba esperando? Además, porque terminar con las Lebac será un cambio fundacional”, sostuvo en un intento destinado a ponerle épica a una decisión que el mercado se estaba preparando para tomar por si solo debido al riesgo que representa tener pesos con un gobierno que no para de devaluar.
“Nuestro política fue y es la de flotación cambiaria. En circunstancias como las de estos días muestra que es muy útil para evitar el impacto pleno de shocks externos”, agregó Caputo. De ese modo, buscó justificar una política cambiaria que viene siendo fuertemente criticada por la gran mayoría de los analistas debido a la enorme incertidumbre que genera en la economía, incertidumbre que está provocando una recesión económica brutal. Cuando el presidente Mauricio Macri desplazó a Federico Sturzenegger del Banco Central, uno de los argumentos para justificar su despido fue la desconcertante política cambiaria que estaba llevando adelante y que terminó por alentar la corrida contra el peso. Lo primero que buscó Caputo cuando llegó fue estabilizar el dólar y lo consiguió durante algunas semanas, pero ahora que la divisa volvió a dispararse, dejando en evidencia las limitaciones oficiales, Caputo reivindicó la flotación cambiaria, aunque aclaró que “actuaremos de ser necesario para evitar volatilidades”. De ser así, cuesta entender qué estuvieron haciendo hasta ahora.