El Centro Cultural Kirchner presenta en estos días y hasta el 30 de septiembre, una gran exposición de fotografías del célebre artista ruso Aleksandr Ródchenko, en el marco de Encuentros abiertos-Festival de la Luz “30 aniversario”.

Ródchenko (1891-1956), que pensaba el arte como vehículo para transformar la vida, fue pintor, escultor, diseñador industrial y fotógrafo y perteneció al grupo de artistas de la vanguardia rusa, clave en el desarrollo del arte moderno y contemporáneo. 

La muestra se compone de un centenar de fotografías del período en el que Ródchenko fue profesor de la VkHutemas (entre 1922 y 1930), y cuenta con la curaduría de Irina Chmyreva y Aleksandr Lavrentiev.

La vanguardia rusa produjo una explosión artística, estética e ideológica en las primeras décadas del siglo XX. Por entonces las vanguardias europeas estaban en contacto y la combustión creativa se extendía como un virus, como si el arte pictórico hubiese enloquecido a un ritmo vertiginoso, cambiando el modo de percibir no sólo el arte sino el mundo. Alrededor del internacionalista Kandinsky, por ejemplo (que tuvo las nacionalidades rusa, alemana y francesa), se reunió un conjunto de pintores, músicos y poetas que luchaban por romper las fronteras geográficas al mismo tiempo que defendían las “formas puras” del arte, aunque la Europa de esos años estaba más cerca de las armas que de las artes. Antes de que se impusiera el garrote doctrinario, estos artistas abominaban del realismo, una de las razones por las cuales inventaron la abstracción: un manera de ver y mostrar las cosas desde adentro. “Cuanto más terrible es el mundo, más abstracto es el arte”, escribía Kandinsky. La sentencia resulta impactante, si se tiene en cuenta que varios de los artistas rusos fundadores del arte moderno y contemporáneo terminaron en el exilio, o bajo las armas. Durante las dos primeras décadas del siglo XX había varias publicaciones e instituciones que agitaban apasionadamente la vida cultural rusa. En 1920, por decreto de Lenin, se crea Vkhutemas, un instituto politécnico de Moscú (suerte de Bauhaus rusa), que funcionaba como academia extraoficial, “para preparar maestros artistas de las más altas calificaciones para la industria; constructores y administradores de la educación técnico-profesional”. Allí se impartían clases de técnicas artísticas en el marco de una enseñanza interdisciplinaria, con discusiones y seminarios de arte, historia y política. El arte ruso estaba en asamblea permanente. Aquellos debates fueron abiertos al público y muy movilizadores: produjeron tal impacto que la huella que dejaron sobre los estudiantes y profesores tuvo un alcance similar al aportado por el bagaje específicamente técnico, que se enseñaba con rigurosidad. 

Ródchenko fue profesor de Vkhutemas entre 1922 y 1930. Entre las fotos exhibidas en el CCK pueden verse, no sólo las de mirada artística sino las documentales, aquellas que registraron el trabajo en los talleres. La exposición incluye experimentaciones fotográficas, paisajes urbanos, perpectivas edilicias, escenas fabriles, retratos de colegas y parientes, imágenes cotidianas de la vida de estudiantes y deportistas y collages realizados por Ródchenko, principalmente entre 1920 y 1930. 

Ródchenko tuvo un desarrollo artístico veloz y prolífico. En la primera década del siglo XX, luego de su período de formación, había comenzado a pintar a partir de su admiración por los impresionistas. Después se vuelca al abstraccionsimo, a través del constructivismo y el suprematismo, influido por Malevich –el cuadro “Negro sobre negro”, que Ródchenko pintó en 1918, era una versión invertida del “Blanco sobre blanco” que Malevich había pintado en 1915–. Ródchenko también recibió la influencia de la pintura arquitectónica de Popova.

La mayor parte de las imágenes de la muestra exhibe perspectivas y puntos de vista novedosos. Sus ángulos de visión son personalísimos y en varias fotos presenta escorzos violentos. Sus fotos son composiciones de matriz propia, que luego muchos fotógrafos del siglo XX imitaron. También resulta notorio el uso de la luz, las sombras y los contrastes, que tomaron en parte cineastas como Sergei Einsestein y Dziga Vertov. Y todo esto, teniendo en cuenta que Ródchenko no era un fotógrafo propiamente dicho sino un artista/fotógrafo que utilizaba la fotografía como parte de su poética y en tanto lenguaje incluido en su proyecto artístico mayor.

Siguiendo con el vertiginoso itinerario estético de los años veinte soviéticos, en 1928 la facción revolucionaria triunfante decidió que las artes también serían un instrumento de la revolución, lo que trajo como consecuencia la victoria estética del diseño industrial, por ser un arte aplicado a la producción. Entonces se promulga el realismo socialista como doctrina estética excluyente del Estado soviético. Fue el comienzo de los exilios interiores y exteriores, del retorno al realismo por obligación o resignación. Fue también el comienzo de las purgas y los fusilamientos. 

A mediados de la década del treinta, el artista volvió a la pintura de caballete con una serie de obras cercanas al expresionismo abstracto.

Si bien la presente es la primera exposición íntegramente dedicada a Ródchenko, no es la primera vez que se ve obra de este gran artista en Buenos Aires. Hace diecisiete años, el Centro Cultural Recoleta presentó una importantísima exposición de la vanguardia rusa, que incluyó obras de treinta grandes artistas, como Kandinsky, Malevich y Ródchenko. En el caso de este último, no se trató de fotografías, sino de un grupo de pinturas, composiciones abstractas y geométricas, realizadas en 1918, provenientes del Museo de Artes Plásticas de la República de Daguestán, de la Galería Estatal de Arte Pictórico de Astracán “B.M.Kustodiev” y de la Galería Estatal de Arte de Perm. Aquella deslumbrante exposición incluyó también obras de Filónov, Goncharova, Lariónov, Lébedev, Lentúlov, Popova y Rozánova entre otros.

Una muestra que se produjo en 2001, en el contexto de un país sombrío, a pocos meses del colapso. Quizás sea otro elemento más, en este caso puramente simbólico, para proyectar las sombras del 2001 sobre este presente, también oscuro.

* En las salas 603 y 604 del sexto piso del Centro Cultural Kirchner, Sarmiento 151, de miércoles a domingos (y feriados), de 13 a 20, hasta el 30 de septiembre, con entrada libre y gratuita.