Guillo Espel dice que apenas terminó de leer Elecciones primarias, la novela de Silvia Hopenhayn, pensó que debía componer una ópera sobre ese texto. El compositor cuenta que no tardó mucho en contactar a la escritora, para juntos comenzar a delinear lo que presentarán hoy y mañana a las 20 en la Sala Orestes Caviglia, en el marco del Ciclo de Música Contemporánea del Teatro Nacional Cervantes. “Fueron más o menos tres años de trabajo en conjunto. Como compositor yo había tenido una relación tangencial con el teatro musical y nunca me pasó por la cabeza abordar la composición de una ópera, un género que frecuento mucho como espectador. No sentía la necesidad de expresarme por ese lado y por lo tanto nunca busqué un sujeto convincente o cosas por el estilo. Pero la lectura de esta novela me despertó una serie de estímulos inesperados, que me predispusieron a intentar una salida musical”, explica Espel a PáginaI12, en los ajetreos previos al estreno.

Elecciones primarias, como la novela, se llama la ópera de cámara basada en una historia de infancia. Desde su presente adulto una mujer intenta recordar a la niña que va a la escuela primaria en la Buenos Aires de los años setenta. Es el camino entre segundo y séptimo grado narrado en perspectiva. En esa memoria que se materializa en la misma niña que toma la palabra, se delinean lugares y épocas en los que la infancia está lejos de ser el solar de la simplicidad y la inocencia y aparece como el tiempo del terrible roce entre desarrollos y asombros, deseos y descubrimientos, tanto en la vida diaria como en la dimensión política de un tiempo convulsivo. “No tendría una explicación racional para decir qué me atrajo de la novela. Podría decir la trama, la construcción, la temática, los personajes, la época en la que se desarrolla. Y algo de eso hay. Pero la razón profunda está más allá y tiene que ver con que todo me sonaba muy musical en la narración, como las voces de un inmenso contrapunto. Eso me permitió desplegar el trabajo con las frases en ciertos diálogos de la ópera, apuntar hacia la deconstrucción de las palabras y el trabajo con las sílabas, hasta convertirlas en materia fonética. También elegí jugar con significantes y significados, incluso hasta con cuestiones vinculadas al psicoanálisis, una materia que en algún sentido no me es ajena en mi vida”, explica Espel. 

Hopenhayn, escritora, ensayista y periodista, publicó Elecciones primarias en 2012. Se trata de su primera novela –recientemente publicó la segunda, Ginebra–y es sobre todo un intenso y logrado ejercicio literario en el que el rasgo autobiográfico se disuelve ante la poderosa invención de un pasado real. En la ópera, la misma Hopenhayn estará a cargo de algunas lecturas, la mezzosoprano Cecilia Pastorino interpretará a la mujer y Micaela Guerra será la niña. En estas tres dimensiones se representa a quien sostiene la historia, en una época y a una edad acaso marcada por la ausencia de nombres. “Como en el libro, en la ópera la protagonista no tiene nombre, es la niña-mujer que en la novela desdobla su primera persona en su propia voz y en el recuerdo adulto de esa  voz. A eso me pareció oportuno agregar una tercera medida al personaje a partir de las lecturas por parte de la autora. Una mirada sobre la mirada que de alguna manera divide la idea de memoria y la relativiza”, continua Espel, que entre otras cosas es profesor titular en Composición y Orquestación en el Conservatorio Superior de Música Manuel De Falla de Buenos Aires y docente de Orquestación en el Instituto de Iniciación Autoral Sebastián Piana de Sadaic. 

La dirección musical de Elecciones primarias es de Rut Schereiner, directora y compositora argentina con amplia trayectoria en Francia, y la puesta en escena, de Marco Berger, cineasta que con su película Ausente ganó en 2011 el Oso a la Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Berlín. También son parte del elenco el gran barítono Víctor Torres, en el papel del padre, y las amigas de infancia interpretadas por Valeria Delmé (Esther), Carolina Béjar (Amalia), Lucía Lalanne (Alicia), María Paula Alberdi (Gladis) y Evangelina Bidart (Cecilia). Participa además el notable Nonsense Ensamble Vocal de Solistas, dirigido por Valeria Martinelli y un conjunto instrumental de once músicos, con intervención electrónica. 

“Desde un principio imaginé algo tímbricamente importante, un sonido amplio. La elección de los personajes de la ópera representa una reducción de los personajes de la novela, que transita en gran medida por una serie de compañeras de colegio de la protagonista”, detalla el compositor, cuya vertiente expresiva se mueve con propiedad entre distintos géneros y estilos. “En general no pienso puntualmente en estilos o estéticas en el momento previo a la creación y no fue distinta la situación ante mi primera ópera de cámara. Como siempre, traté de interpretar cada circunstancia, escuchar lo que me sugería el texto, y desde ahí elegir los materiales necesarios. Básicamente el lenguaje de esta obra es atonal, pero expresado de una manera que de golpe tolera un gesto del vodevil, algunas reminiscencias del jazz de cabaret y ese tipo de sonoridad que rasga el sonido general. Es como si de pronto se colaran imágenes clandestinas de esa época, por momentos con efectos hasta tragicómicos”, describe. Su búsqueda fue interpretada por Marco Berger, que como buen hombre de cine pensó una puesta sobre la base de cinco proyecciones simultáneas. “Además de resolver el tema del espacio, eso le da a Elecciones primarias una impresión visual importante”, concluye Espel.