La gran reforma de la Copa Davis, que divide radicalmente al mundo del tenis, entre los partidarios de un torneo más corto, menos obligatorio y más lucrativo, contra los defensores de un formato centenario pero rechazado por las estrellas, se someterá a votación hoy en el estado de Florida, Estados Unidos, donde se dieron cita los 144 dirigentes con derecho a voto de las federaciones nacionales que integran Federación Internacional de Tenis (ITF). La propuesta entierra el formato habitual repartido en cuatro fines de semana de tres días, y en su lugar busca celebrar una fase final más corta reuniendo a 18 equipos, disputada durante una semana de noviembre, para cerrar la temporada. De esta forma, la ventaja de jugar como local con el apoyo del público desaparece, al igual que los partidos maratónicos, ya que el nuevo formato prevé duelos al mejor de tres partidos –dos individuales y uno de dobles– disputados al mejor de tres sets. En una entrevista con la agencia de noticias AFP, el presidente de la ITF, David Haggerty, quiso ser “optimista” respecto a la adopción de la reforma: “Muchos países, no solo de Europa sino de todo el mundo, apoyan la reforma”, aseguró. Ese es el caso de la federación francesa (FFT), una de las cinco entidades que más pesan en el escrutinio, con Australia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania. “Por una parte, está la pasión un poco patriota, y por la otra un análisis racional fundado en criterios deportivos y económicos”, afirma su presidente Bernard Giudicelli. El criterio financiero, precisamente, es un argumento de peso para la ITF. La estancia firmó un jugoso acuerdo con el grupo de inversión Kosmos: en torno a 2.500 millones de euros en 25 años, 17 millones de euros garantizados para los jugadores, y todavía más para las federaciones.