Mario Abdo Benítez, del derechista Partido Colorado, asumió ayer la presidencia de Paraguay en medio de protestas en las calles. El ahora jefe de Estado prometió luchar contra la corrupción, el crimen organizado y contra las carencias en educación y salud, mientras que en política exterior lanzó fuertes críticas a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua. “Expresamos nuestra solidaridad con los pueblos de Venezuela y Nicaragua frente a los abusos del poder. Nuestras voces libertarias no callarán. Paraguay no va a mantenerse indiferente ante el sufrimiento de estos pueblos hermanos”, manifestó el mandatario en su primera alocución como jefe de Estado y remarcó: “Es hora de dejar a un lado la hipocresía y levantar la voz ante las injusticias”.
Abdo Benítez, de 46 años, es hijo del que fuera secretario privado del dictador Alfredo Stroessner y los paraguayos no olvidan este detalle. Mientras se llevaba a cabo la ceremonia de toma de posesión y el flamante presidente recordaba que su padre le había enseñado a transitar la política, se realizaron intervenciones urbanas para recordar los crímenes de la dictadura. Una de las imágenes más fuertes de la jornada fue la presencia de bolsas negras, con forma de cuerpos atados de manos, y un cartel con la leyenda “Nunca más”, que fueron dejados a los pies de la estatua de Augusto Roa Bastos. El laureado escritor estuvo exiliado durante el gobierno de facto de Stroessner.
Las manifestaciones convocadas por diversas organizaciones sociales integrantes del Congreso Democrático del Pueblo reclamaron tuvieron otros dos puntos principales. En primer lugar, reclamaron por la derogación de las Notas Reversales que modifican el Tratado de Yacyretá aprobadas por el Gobierno del Horacio Cartes (del mismo partido que Abdo Benítez), firmadas con Argentina, que modificaron el tratado de la represa binacional. En segundo lugar, pidieron por fin de la impunidad parlamentaria para legisladores que tienen deudas pendientes con la Justicia. “Queremos que Marito demuestre realmente lo que dice ser, una persona distinta a su papá, y que abra esta discusión a la ciudadanía y derogue las Notas Reversales aprobadas por Cartes”, dijo Viviana Valdez, una de las manifestantes al diario paraguayo Ultima Hora.
En el seno del Partido Colorado la situación tampoco está calma. Las diferencias entre sus miembros son tan hondas que el saliente mandatario no estuvo en la ceremonia, ni tampoco siete senadores y 20 diputados de su corriente política. Cartes, entregó así la banda presidencial y el bastón de mando al titular del Congreso, Silvio Ovelar. Tras la ceremonia, el ahora ex mandatario se despidió de sus compatriotas con breves mensajes en su cuenta de Twitter. “Misión cumplida. ¡Gracias Paraguay! Hoy me despido del cargo, con el firme compromiso de seguir trabajando incansablemente por el futuro de los paraguayos. Agradezco a todos por haberme dado el honor de ser su presidente” tuiteó Cartes.
Tampoco estuvieron presentes en el acto de asunción los parlamentarios del izquierdista Frente Amplio encabezados por su líder, el exobispo católico y expresidente, Fernando Lugo, en protesta por la aprobación de las Notas Reversales. Los jefes de estado que sí asistieron al acto fueron Mauricio Macri, de Argentina; Michel Temer, de Brasil; Tabaré Vázquez, de Uruguay; Evo Morales, de Bolivia; Iván Duque, de Colombia; Jimmy Morales, de Guatemala; y Tsia Ing Wen de Taiwan.
A partir de ahora, Abdo Benítez tiene el desafío de llegar a acuerdos con la oposición, ya que carece de mayoría absoluta en el Congreso. El Partido Colorado cuenta sólo con 17 de 45 senadores y 41 de los 80 diputados. “Su partido se encuentra profundamente dividido y la oposición lo podrá acompañar si sus proyectos son genuinos, democráticos y si demuestra que su gobierno es aperturista”, opinó el líder opositor Miguel Abdón Saguier, del partido Liberal. “Seremos intransigentes como fuimos con Cartes cuando decidió quebrar las reglas de la institucionalidad para promover su reelección en 2017”, aseguró Saguier. En marzo de ese año, manifestantes opositores incendiaron una parte del edificio del Congreso, airados por una maniobra de senadores cartistas en connivencia con un sector minoritario de la oposición. Las protestas dejaron como saldo un muerto y numerosos heridos. Cartes retiró su proyecto de enmienda constitucional, pero se postuló a senador activo de la nación, cargo que finalmente no pudo asumir.
Como Abdo Benítez tuvo una activa participación en las manifestaciones contra Cartes, Saguier se preguntó: “Coincidimos espontáneamente antes, en la defensa de la democracia. ¿Por qué no podríamos coincidir ahora en los asuntos de interés nacional?”
En su discurso de toma de mando, el ahora presidente paraguayo afirmó que respetará las instituciones y prometió el fin de la impunidad, una justicia independiente y el combate al crimen organizado. “No queremos mas violencia de ninguna forma”, sentenció el mandatario y agregó: “La inseguridad, el trafico de drogas y el crimen transnacional organizado siguen siendo flagelos en el país y la región”. En este sentido, Abdo Benítez garantizó que trabajará con los países aliados para combatir el crimen en todas sus formas: “No es aceptable que nuestras fronteras sean espacio para el florecimiento de organizaciones criminales”.
El flamante presidente de Paraguay también subrayó que la educación será una de las prioridades de su gestión de cinco años. “Nos enfocaremos en una política educativa llena de valores. Los maestros serán mis mejores compañeros. Son los agentes de cambio. Buscaremos su capacitación constante”, prometió Abdo Benítez.
En materia económica, el mandatario tiene el gran desafío de resolver un aumento de impuestos para reducir la desigualdad –la pobreza se estima en un 26,4%, según cifras oficiales– así como corregir la alta tasa de informalidad de su economía, calculada en 40%, una de las más altas de la región.