Sônia Guajajara lleva una línea negra en la zona del mentón. No se trata de simple maquillaje. Es una forma de indicar que su raíz es indígena. “El maquillaje no siempre es una cuestión estética. Es, en ciertos casos, una forma de enmascararte cuando salís a dar una disputa donde querés dejar en claro tu identidad. Ahora que lo pienso, no es tan distinto de las miles y miles de chicas con la cara pintada de verde que salieron a la calle”, dice apenas unas horas después de que el Senado argentino haya decidido que el aborto siga siendo clandestino en nuestro país. Está disconforme con la decisión, obviamente. Guajajara formó parte de la comitiva de veedorxs internacionales del proceso legislativo el miércoles 8. Ella está al frente de Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), una de las mayores organizaciones ambientalistas del país, que trabaja junto a más de 300 comunidades, donde las mujeres van adquiriendo un rol preponderante. “No estoy aquí sólo para ver lo que ocurre en el Senado sino, sobre todo, para ver qué ocurre en la calle”, afirma. Es que en Brasil el aborto también es ilegal y además, los movimientos feministas han logrado que la Corte Suprema brasileña convoque a expertxs, instituciones y organizaciones nacionales e internacionales para un debate público e inédito hasta ahora.
Además, Brasil se preparara para las elecciones presidenciales en octubre. En febrero pasado, Guajajara fue proclamada como candidata a vicepresidenta por el PSOL junto al activista y escritor Guilherme Boulos. “Prefiero decir que soy candidata a ‘copresidenta’ porque pensamos en otros modelos de representación”, afirma la primera mujer indígena que llega a una instancia política semejante. “Nos ha llevado más de 500 años lograr esto”, enfatiza. Nacida en 1974 en la selva amazónica del estado de Maranhão, estudió en un colegio agrícola en Minas Gerais y se formó después en la Universidad Federal de Maranhão. Desde 2001 trabaja orgánicamente junto a comunidades indígenas. “Y más aún, con lxs negrxs, con lxs indixs, con las mujeres, con las comunidades agrarias que reclaman su tierra, con todxs lxs oprimidxs de un país que ha retrocedido de manera peligrosa en sus logros democráticos”, enfatiza Guajajara, que no ha tenido problemas en subirse al escenario junto a Alicia Keys en Rock in Rio el año pasado para denunciar el avasallamiento ambiental de la selva amazónica o que hace unos meses le acomodó un cocar (una suerte de corona de plumas) a Caetano Veloso, mientras cantaba “Um índio” en la Conferencia Ciudanía de San Pablo. Este espacio recibió activistas, intelectuales y artistas dispuestxs a torcer el rumbo de un país que ha retornado a la militarización de sus calles y al menoscabo de sus derechos como moneda cotidiana. Nada distinto de lo que ocurre en otros lugares del continente, Argentina inclusive.
-¿Qué impresión tenés sobre la decisión de la mayoría parlamentaria de haberse pronunciado contra la legalización del aborto?
-Muy mala. Porque muestra que el poder legislativo no considera las demandas populares. Si hay dos millones de personas exigiendo la aprobación de una medida en las calles de Buenos Aires y otros millones diciendo lo mismo en distintos lugares del país, es lamentable que una mayoría legislativa elija el “no”. Esto demuestra que el modelo de representación política, tal como está funcionando, atraviesa una crisis. Esto no lo digo sólo por Argentina sino también por mi país.
- ¿Qué pudiste observar en relación a los movimientos de mujeres aquí?
-Las mujeres estamos en un momento muy importante de la historia. Estamos tomando las calles, nos estamos organizando, no sólo en un país sino traspasando fronteras. Aquí se unieron a favor de una misma causa. Esto demuestra que no hay gente sumisa ni da para que los poderes exijan sumisión. Por eso el “no” fue una desconsideración muy grande del Senado hacia la causa de las mujeres, a toda esa movilización.
- ¿Qué ocurre en Brasil con el aborto?
-Estamos en la misma batalla. El Supremo Tribunal Federal, o sea la Suprema Corte, lo está debatiendo mientras las mujeres venimos presionando. Los últimos fines de semana estuvimos protagonizando movilizaciones masivas. La Iglesia también se organiza para imponer su posición. Entonces es necesario, además, defender la laicidad del Estado porque creemos en la necesidad de respetar todas las formas religiosas y no imponer una que influencie las políticas del Estado. Y a todo esto lo pensamos como políticas de derechos humanos.
-A la vez, tanto en Argentina como en Brasil, se viven procesos de profunda derechización de los gobiernos aunque éstos no hayan llegado al poder por la misma vía.
-Bueno, es que a mayor sujeción, mayor resistencia. Al mismo tiempo que las mujeres nos estamos levantando y articulando en el mundo entero, las naciones también tienen un aumento del conservadurismo. Los fundamentalismos no sólo se traducen en representaciones políticas institucionales sino también en la calle. Muchos representantes políticos están expresando discursos de odio, de violencia, de racismo. Pero a la vez, hay una masa de personas en la calle que se identifican con eso así que también aumenta el fascismo ahí. Es muy importante que las mujeres y la sociedad civil articulen cada vez más en términos globales para tener más posibilidades de presionar.
- ¿Cómo llegaste a la decisión de presentarte como vicepresidenta de tu país?
-Porque me pareció importante. Es la primera vez que una mujer indígena aspira a un cargo como vicepresidenta de la república. Los primeros europeos llegaron a colonizar Brasil alrededor del 1500. Así que llevamos más de 500 años de exterminación de los pueblos originarios. Entonces creemos que es necesario resolver la disputa electoral no sólo en las calles o las plazas sino también ocupando espacios de poder. Es necesario estar en los lugares donde se toman decisiones para garantizar derechos o impedir retrocesos. De todos modos, no me considero “vicepresidenta” sino “copresidenta”. Queremos innovar en la forma de construir juntxs porque tras Michel Temer, la vicepresidencia ha demostrado ser un espacio hasta golpista. Yo quiero ser copresidenta porque participo de una construcción colectiva.
-Marielle Franco, la concejala de Río de Janeiro asesinada en marzo pasado, también era militante del PSOL y defensora de los derechos de las mujeres negras, de las que vivían en las favelas. ¿Cómo está la investigación por ese crimen?
-No podemos decir que fue un asesinato: Marielle fue ejecutada y lo suyo es un crimen político. Como tal, está encubierto. Marielle era una mujer muy luchadora, muy seria, muy fuerte y ella incomodaba mucho a otros políticos porque estaba librando un combate. El crimen de Marielle no sólo impactó en Brasil sino en el mundo entero por todo lo que ella representa, como decís, defendiendo la lucha de las mujeres negras, la resistencia en las favelas. El mensaje fue difícil para todas las que luchamos por justicia, igualdad, contra el avance de la militarización y los derechos humanos… Fue muy doloroso y exigimos justicia. No vamos a dejar que la voz de Marielle se apague, que su lucha se apague. Cada una de nosotras multiplica su voz.
- ¿Entonces su asesinato intentó ser un mensaje disciplinador?
-Ese mensaje es como una línea que divide a los poderosos de los vulnerables y lo que te dicen es “no pases de aquí”. Marielle consiguió avanzar esa línea. Esto fue peligroso para ella pero también para nosotrxs. La gente está enfrentando los poderes, ocupando nuevos espacios. La representación de indígenas, de negrxs, de sectores populares interpela a los moralistas, a quienes especulan con los negociados en las ciudades pero también en los campos, en la selva, con la tierra, con los agronegocios.
- ¿En qué consiste la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil que liderás?
-APIB es una organización nacional que abarca cinco regiones, porque cada zona tiene sus particularidades, sus necesidades. Así que somos más de 300 comunidades y muchas de ellas tienen al frente la coordinación de mujeres en roles de liderazgo. Nuestro reclamo fundamental tiene que ver con el derecho a la tierra, con el derecho a que nuestros territorios estén claramente demarcados. Mucha gente vive al borde de rutas o en tierras de donde lxs corren. Estamos amenazadxs por intereses legislativos que intentan tomar los territorios. Es también una cuestión de identidad: sin tierra no podés mantener identidad, costumbres, modo de vida. Por eso fortalecemos alianzas con diversos sectores, que van desde las organizaciones campesinas a los grandes grupos ecologistas.
-Sin embargo, los intereres de las organizaciones y los grupos ecologistas no parecen ir en la misma dirección.
-Para nosotrxs, la defensa del medio ambiente tiene que ser amplia, general, no sólo las plantas, no sólo los animales. No se puede pensar un medio ambiente sin las personas, sin el respeto a sus modos de vida. Entonces, las organizaciones campesinas vienen de una larga tradición de lucha con el foco puesto en las personas. Y ciertos grupos ecologistas privilegian la naturaleza sin pensar a las personas como parte de ese ecosistema. Ahí es donde APIB interviene y articula. Vos antes me preguntabas por Rock in Rio y bueno, a Alicia Keys le interesa la cuestión ambiental y no íbamos a desaprovechar un espacio de visibilidad tan importante para decir lo que pensamos. Eso lo vengo diciendo desde que empecé a militar: tenemos que aprovechar cada lugar para decir nuestra verdad. Mi participación en la disputa presidencial tiene que ver con denunciar el modo en que las personas son expulsadas de la tierra. La parte indígena y la parte ambiental conforman una totalidad que tenemos que fortalecer a través de una reforma agraria, con redistribución de tierra y avance de la agricultura familiar y orgánica. Entonces creo que diversas organizaciones podemos armar un entramado común, no perder nuestra identidad pero luchar por aquello que nos corresponde.
- ¿Y cómo fue tu proceso de militancia?
- Siempre estuve próxima en la lucha. Siempre participé en reuniones y tuve mucho interés en ayudar a mi pueblo. Yo quería salir de él pero para volver y trabajar, sobre todo, con las niñas y las jóvenes. Las chicas se casan, tienen hijxs, no estudian, no trabajan… Yo nunca quise formar una familia porque sabía que si hacía eso no iba a poder salir de mi aldea. Así que estudié, participé de movimientos indígenas que compartían la lucha por la tierra alrededor de 2001 y así supe que hay pueblos que no tienen su aldea, que están a la deriva corriendo de acá para allá. Eso para mí era inaceptable. Todo esto que te cuento dio origen al compromiso que tengo ahora.
- ¿Cuál es el lugar de las mujeres indígenas en sus comunidades?
-Las mujeres tienen un papel importante en la decisión de sus comunidades. Históricamente han sido invisibilizadas porque no escapan al machismo donde aún se cree que nosotras no podemos asumir determinadas funciones en los espacios de decisión. Es la cultura de los pueblos versus la cultura del colonialismo. Antes de estar al frente de la APIB, estuve en la coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasilera (COIAB). Y ahora en esa espacio hay otra coordinadora ejecutiva y tenemos secretarias, tesoreras... No fue fácil conquistar esos espacios pero ahí estamos ahora.