¿Leímos bien? Morales Solá augura una nueva época en el país, gracias a que alguien pone su cuerpo y su forzada sonrisa al servicio de una inmolación. ¿El motivo de tanta abnegación de este personaje salvífico? Que desaparecerán al mismo tiempo la vieja clase política y la vieja clase empresarial. Todo en un estallido inevitable que de tan fundamental que resultará, solo podrá ser producido desde adentro. Una implosión regeneradora. Y asistiremos como espectadores de un inmenso Waterloo en un terruño viciado llamado Argentina, que un inesperado tirabombas que proviene de la antigua elite del dinero, insospechado en su explosivo talento, haga volar a todos y todas por los aires. Políticos y empresarios todos juntos, como en una divina comedia sideral, flotando como imputados juntos a detritus oxidados y piezas corrompidas de antiguos satélites. Abrazado a cuadernos con minuciosas caligrafías, todos boyando como espectros. Al igual que los castigados por Dante Alighieri en la estratósfera de los infames.
Es mayúscula esta tarea que le incumbe y lo incluye al Inmolado. Y así, si sobrevivimos como testigos, podremos ver un espectáculo único. Que ni habría proporcionado la batalla de Caseros ni el bombardeo del 55. El Angel Exterminador volando por los cielos junto a Calcaterra, Pichetto, los Empresarios, los Kirchneristas, todos extirpados por fin de sus oficios terrestres. Demos gracias al fin a Este que se sacrificara por nosotros. ¿Quién? No otro que Mauricio Macri. ¡La puta que los parió¡, se asombra el impávido paisano. Destrozó todo con él adentro, para que se alumbren los Tiempos de Salvación.
No lo dice así Morales Solá en La Nación, pero me permito glosarlo en beneficio de la inaplazable comprensión de los fétidos tiempos que abandonaríamos, tristes cáscaras de un pasado corrupto donde la palabra bóveda era medida como trending topics por observatorios especializados. ¿Qué augura Morales Solá? Que serán contempladas con una rápida ceremonia del adiós los empresarios y políticos embovedados, y nuevas empresas y nuevos políticos que surjan no poseerán ni memorias ni recuerdos de las brasas que quedan ardiendo en una lejanía sin nombre, una antigua nación calcinada de cuyo nombre no me acuerdo. Que abandonen pues, unos, ese Banco Central en llamas, y otros, esas empresas que condujeron a base de coimas y extorsiones que recibían con benevolencia. ¿Quién es el Juez que los manda al cadalso? Alguien que los conoció de adolescente y por fin descubre cual era su tarea, por venir de allí, precisamente de adentro del corrupto monstruo que conspiró con las constructoras, las energéticas y los transportistas. Los dinamita desde adentro y él no se salvaguarda, cumple su misión redentora. Escribe Morales Solá:
“Algo inesperado está sucediendo en la política argentina. Una generación de empresarios www.lanacion. com.ar/2162447-quien-era-mas-importante-en-la-trama-de-las-coimas, vinculados hasta ahora con la obra pública y la energía, podrían desaparecer dentro de muy poco. No desaparecerán sus empresas, pero sí las personas que lideraron esas compañías en las últimas décadas. El escándalo de los cuadernos www.lanacion.com.ar/cuadernos-t65192, que los colocó ante la Justicia en calidad de arrepentidos por pagar monumentales coimas al kirchnerismo, impulsará seguramente una renovación en parte de la primera línea del empresariado argentino. El sesgo extraño lo proporciona el hecho de que esa imputación y la consecuente renovación se den bajo el gobierno de un presidente que viene del grupo más selecto de los empresarios. La familia Macri /www.lanacion.com.ar/macri-t447 fue, durante décadas también, un protagonista destacado en el mundo de las grandes patronales argentinas. Quizá tales innovaciones sucedan precisamente porque Macri no les teme a los grandes hombres de negocios. A casi todos ellos los conoce desde que era adolescente”.
No imaginaban Wagner, Roggio, Rocca, toditos ellos, que aquel adolescente que su padre les presentaba un tanto dudosamente, también candidato, el progenitor, a volar a la luna sin retorno, los iba a convertir en víctimas asustadas. Aquel niño aparentemente distraído, salvo cuando hacía bromas pesadas, estaba tramando desde cuándo tenía pantalones cortos ese parricidio empresarial en un tiempo futuro en el cual incluía su propio sacrificio. ¿Qué debe pensar entonces un país cuyo presidente se ofrenda, él y su familia, para actuar como la Condesa roja, el Millonario bolchevique, el CEO amotinado que sucumbe junto a aquellos empresarios que en el lejano ayer le preguntaban melosos que iba a ser cuando fuera grande? Le acariciaban la cabecita sin saber que décadas después –como ahora dice el pediatra Morales Solá–, empujaría la manija de la caja de TNT, como en las historietas, hacia abajo. Y Pum! “Los trata de igual a igual”, leemos en La Nación pediátrica, porque “el presidente sabe que a los empresarios los mueve más el temor que el poder”. Los había observado, ni siquiera con la ayuda de ningún focus group, mientras jugaba al rasti.
Es evidente que en este país muchas interpretaciones políticas se hacen frotando lámparas de Aladino o consultando el I Chin, todas acciones respetables. Pero ninguna llega a la desmesura de hacer pasar un formidable descalabro social, humano y político, por una refundación moral; ninguna alcanza la grosera dimensión de hacer pasar un tremebundo enredo judicial, policial y mediático para inhabilitar conspirativamente a una expresidenta, por las clarinadas de un ejército que se malogra junto a su jefe para que un bálsamo de orden y sosiego invada localidades como Vaca Muerta o el Parque Eólico más cercano a su domicilio. ¿Hay un gozo en la Caída? Sí. En las grandes escrituras y novelas de la humanidad, un Paraíso Perdido de Milton, la Caída de la Casa Usher, La Caída de Camus. ¡Pero aquí! Ellos ven el Apocalipsis, con los siete sellos, las trompetas y el dragón, todo junto ante su mirada, y escriben las partes que faltaban. ¿Pueden los célebres Cuadernos, semi fraguados, o semi verdaderos, poner en marcha un capítulo final de la auto destrucción de la justicia en nombre de una revelación o una purificación?
Están en medio de una grosera fantasía gótica. No les cabe el atavío de purificadores y menos la fábula de la expiación de los réprobos. Pero alguien ya citado escribe: “El primer presidente que viene del mundo empresario está asistiendo, inmóvil, a la caída de un sector importante de los empresarios. Tal vez era necesario que hubiera un presidente de esas condiciones para que saliera a luz la vieja complicidad corrupta entre la política y algunos sectores empresarios”. Se deja entrever que en esa Caída Macri también se inmola. ¡Cuánta necedad hay en estos párrafos! ¡Pero cuánto deseo de aniquilar la política, aprovechar para deshacerse de antiguos enemigos y también de estos ineptos administradores! Que de seres sacrificiales solo tienen el deseo de las viejas derechas áulicas de desprenderse también de ellos y vivir el sueño fulminante de rehacer la Argentina como si fuera una partida de ajedrez mal jugada. Puede ser, el suelo está lleno de alfiles derrocados, caballos que se desangran y peones que desfallecen antes que nadie piense en sacrificarlos. Ahora, que se invente un héroe salvador proveniente de las filas de la escoria manifiesta, augur de un mundo nuevo, revela cómo los periodistas del régimen ponen su prosa ensoñada al borde de los Cuadernos minuciosos. Del anotador puntilloso a la ofrenda martirológica, la escritura macrista revela que solo tiene una idea caligráfica de su Gloria no peritada.