El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a arremeter contra Turquía, por el caso del pastor Andrew Brunson. “Deberían haberlo devuelto hace mucho tiempo. En mi opinión Turquía actuó muy muy mal”, respondió Trump ante la prensa, luego de enterarse que Ankara no liberaría a Brunson, quien está acusado de terrorismo y espionaje. “Esto no ha acabado. No lo toleraremos. Turquía ha sido un problema durante mucho tiempo. No actuaron como un amigo”, señaló.
El pastor fue arrestado en octubre de 2016 tras el intento de golpe de Estado que tuvo lugar en Turquía, en julio de ese año. Tres meses después fue enviado a prisión. La fiscalía turca pide 35 años de cárcel y en contrapartida, el mandatario estadounidense, exige su liberación. Ayer un tribunal de la ciudad turca Esmirna, rechazó el pedido de su abogado de ponerlo en libertad, lo que se sumó a la denegación que Brunson ya había sufrido el pasado miércoles. La corte, que aún esta examinando pruebas, consideró que existe el riesgo de que el pastor huya. Turquía acusa a Brunson de estar vinculado con el movimiento del clérigo Fethullah Gülen, considerado instigador del intento golpista. Gülen vive autoexiliado en Estados Unidos y el gobierno de Washington se negó hasta el momento a entregarlo a Turquía. También está acusado de vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado organización terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea. El juicio del pastor estadounidense comenzó en abril y en julio fue puesto bajo arresto domiciliario.
El conflicto entre ambos países tiene también en su centro medidas económicas. En este sentido, a principios de agosto, Trump decretó sanciones contra dos ministros turcos y después impuso nuevos aranceles a las importaciones de acero y aluminio turcos, lo que provocó el desplome de la lira. La moneda turca se recuperó en los últimos días pero ayer volvió a caer con fuerza tras la amenaza de Estados Unidos de imponer nuevas medidas si Brunson no es liberado. “Turquía se ha aprovechado de Estados Unidos por muchos años. Ahora están reteniendo a nuestro maravilloso pastor cristiano, a quien debo pedirle que represente a nuestro país como un gran rehén patriota. No pagaremos nada por la liberación de un hombre inocente”, tuiteó Trump la noche del jueves. El secretario de Finanzas estadounidense, Steven Mnuchin, también coincidió con las declaraciones del mandatario. El jueves en una reunión de gabinete en la Casa Blanca, anunció que el gobierno preparó otras sanciones si el pastor no es liberado rápidamente.
Por su parte,Turquía lucha actualmente en todos los frentes posibles para intentar que la lira remonte y para recuperar la confianza de los inversores y los mercados. Es por ello que el ministro de Industria presentó ayer un plan de 16 puntos para apoyar a las pequeñas y medianas empresas y a la industria. En búsqueda de aliados, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se reunió el miércoles con la canciller alemana, Angela Merkel, y el jueves con el presidente francés, Emmanuel Macron. Además, Berat Albayrak, ministro de Finanzas y yerno de Erdogán, mantuvo el jueves una teleconferencia con miles de inversores extranjeros y después con su homólogo alemán, Olaf Scholz.
En tanto, el líder de la oposición turca responsabilizó a Erdogan de la escalada de la disputa con Estados Unidos y de la crisis de la lira. “En lugar de buscar la confrontación, el gobierno turco debe apostar por la diplomacia” dijo Kemal Kilicdaroglu, líder del principal partido de la oposicion, el CHP. Kilicdaroglu sostuvo que ya se veía venir una crisis económica, antes de que escalase la disputa con Washington y Erdogan lo sabía muy bien. “El gobierno quiere ocultar su incompetencia y falta de miras con esta crisis” calificó el líder opositor.
En medio de esta contienda económica, tres grandes agencias de calificación crediticia cuestionaron ayer la estabilidad de los bonos turcos y tanto Moody’s como Standard & Poor’s, empresas de servicios financieros,rebajaron el rating de la deuda turca a largo plazo. La estadounidense Fitch no tomó una decisión al respecto, pero comunicó que se contemplan como insuficientes las medidas tomadas por Turquía para afrontar la crisis. “La respuesta incompleta de Turquía a la devaluación de la lira es poco probable que estabilice la moneda y la economía de manera duradera”, anunció ayer Fitch en Londres. “Pronosticamos una recesión el año próximo. La inflación tendrá un pico del 22 por ciento durante los próximos cuatro meses,” indicó por su parte, S&P, sobre la situación económica del país turco. La lira lleva ocho meses perdiendo valor, sobretodo después de los aranceles al acero y aluminio impuestos por Trump. Ante el conflicto económico Qatar ofreció una ayuda de 15.000 millones de dólares.