¿De qué cambios hablamos cuando hablamos de cambios en el rugby argentino? ¿De que Mario Ledesma debutó como entrenador en Los Pumas? ¿De que once titulares de Jaguares en el último partido contra Lions jugaron ayer de movida contra Sudáfrica? Hay variantes que en apariencia no parecen ser tales. O lo son tan solo en las formas. Los dos principales equipos nacionales tienen la misma base. Una base corta, que la nueva conducción intentará ampliar camino al Mundial 2019 en Japón. Tan acotada es que debió convocarse a Juan Figallo porque escasean primeras líneas. El pilar del Saracens inglés, campeón en su Liga, no integraba el seleccionado desde el Mundial 2015. Pero no por flojos rendimientos. Al contrario. Una norma no escrita de la UAR todavía impide que los rugbiers de clubes europeos puedan sumarse a Los Pumas. Es tan discutible como anacrónica, si se analiza la exigente competencia del Hemisferio Sur a la que tanto costó llegar. De hecho, no garantiza que jueguen los mejores. Facundo Isa, el argentino más destacado en 2016, quedó afuera por irse a Francia. Ahora se rehabilita de una seria lesión que sufrió en su club, Toulon, aunque ésa es otra historia. También se irá el goleador Nicolás Sánchez al Stade Francais.
La llegada de Figallo rompió con esa regla que va camino a revisarse. ¿Acaso es un guiño a Ledesma de que la política podría cambiar en el umbral del Mundial? Al entrenador que tan buen papel hizo con la franquicia de Jaguares le tocaba debutar con Los Pumas en Durban. Dos equipos que disputan torneos diferentes, pero que casi utilizan los mismos jugadores. Un problema de “doble personalidad”, porque es distinto el Super Rugby a cualquier test match. Quedó comprobado con la aplastante superioridad de los Springboks en el punto de contacto, en el scrum, en el recambio que llega desde el banco, en la capacidad física, en un 34 a 21 que no fue mayor porque Los Pumas tuvieron contundencia en las pocas ocasiones de contraataque que aprovecharon al máximo. Con casi todo en contra, se habían ido arriba al final del primer tiempo: 14 a 10.
Argentina tuvo al ex hooker entre sus líderes como jugador entre 1996 y 2011. El que ahora pretende transmitirle a sus dirigidos la solidaridad, el coraje y la entrega que no está dispuesto a negociar. También deberá agregarle más juego, definición y certezas a su nuevo equipo en las formaciones fijas. El scrum sudafricano hizo retroceder al argentino hasta transformarlo en una caricatura. Sorprendió porque es la especialidad del ex entrenador de forwards de la selección australiana. Le hace falta tiempo de trabajo a Ledesma. Hay que dárselo porque su mano en Jaguares se percibió muy pronto. La salida de Daniel Hourcade lo permitió. Su salto a Los Pumas se descontaba desde ese momento.
El rugby nacional, tras casi tres años de muy malos resultados (el seleccionado principal ganó apenas el 24 por ciento de los partidos desde el Mundial 2015) tenía que renovarse. A Ledesma se agregó Gonzalo Quesada como entrenador de Jaguares. Ex apertura de Hindú y cuarto goleador histórico de Los Pumas, tuvo un exitoso paso por Francia como conductor del Racing Metro, Stade Francais y Biarritz. “Era hora de regresar a mi país y traer al rugby argentino toda mi experiencia”, dijo apenas fue nombrado. Viajó a Sudáfrica para colaborar con Ledesma. Lo hará hasta tanto no empiece a entrenar al equipo franquicia del Super Rugby.
Los dos tienen una rica historia en la selección nacional como jugadores y antecedentes respetables en la dirección técnica. Ledesma se formó con Michael Cheika, el australiano al que acompañó en el club Stade Francais primero y después con los Wallabies. En su último partido con ellos festejó una victoria de 23-18 sobre los All Blacks, algo infrecuente en los últimos años. Su visión del rugby parece enfocada a mirarse adentro, antes que a ponerse a analizar con detenimiento al rival circunstancial, a condicionar su propuesta de juego a lo que haga el otro. El espíritu amateur todavía prevalece en él. A fines del 2017 recordaba que jugó hasta los 27 años en Curupaytí, y lo hacía desdoblándose los fines de semana para estar con los Pumas los sábados y su club el domingo. “Esa formación, esa manera de sentir el rugby, por suerte, nunca se me fue”, dijo antes de asumir el cargo que le ofreció la UAR. Hace años que en el rugby profesional no alcanza. Esa es la cara negativa de todo lo positivo que puede transmitir Ledesma con su experiencia.
Pero el entrenador no come vidrio. Horas antes del partido contra Sudáfrica en Durban, comentó: “No se puede estar tanto tiempo con la pelota en las manos y jugando de todos lados, hay que ser más táctico”. Eso jamás sucedió en su debut. La iniciativa fue siempre de Sudáfrica. Su reflexión tenía que ver con las diferencias entre el Super Rugby y el torneo más exigente del mundo a nivel de selecciones, en el que se estrenó como entrenador de Los Pumas, en un viaje sin escalas desde Jaguares. Sus dirigidos son casi exactamente los mismos y para él quizá sea una gran ventaja cuando se ponga a mirar el futuro.
Por ahora debe remarla con el material que cuenta. La apertura hacia los jugadores de clubes europeos tiene que continuar. Con un tope de convocados, para determinados partidos o ante una sangría de lesionados como la actual. Hay que seguir a Sudáfrica y Australia que suman a sus rugbiers del exterior y cuentan con una base mucho más grande. Con Pumas y Jaguares que se desdoblan en dos equipos, en dos torneos (Super Rugby y Rugby Championship) más los partidos de selección de cada ventana (junio y noviembre) no alcanza. Quedó a la vista en la tarde-noche de Durban.