El encarcelado ex presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, es cada vez más favorito para ganar las elecciones de octubre, pese a que su candidatura será probablemente invalidada a causa de su situación judicial, revelaron ayer dos nuevas encuestas.
La primera, publicada en la mañana, ya apuntaba el avance del exmandatario (2003-2010) del Partido de los Trabajadores (PT), quien obtendría actualmente 37,3% de los votos para alcanzar la presidencia, frente a 32,4% en mayo. El sondeo, realizado por el instituto MDA para la Confederación Nacional de Transportes (CNT), confirmaba igualmente el segundo puesto del ultraderechista Jair Bolsonaro, que reuniría ahora un 18,8% de los apoyos (16,7% en mayo), mientras que ninguno de los otros once candidatos superaría la barrera del 10%.
El convulso panorama electoral, el más imprevisible de las últimas décadas en Brasil, genera aversión en unos mercados que vieron cómo el real cerraba ayer en su valor más bajo frente al dólar desde febrero de 2016.
El fortalecimiento de Lula se confirmaba entrada la tarde, y ya cerradas las operaciones, con la publicación de la encuesta del instituto Ibope para la TV Globo y el diario O Estado de Sao Paulo, que otorga al expresidente un 37% de los votos (frente al 33% de finales de junio), por delante de Bolsonaro con 18% (15% en junio), seguidos por la ecologista Marina Silva, con 6%.
Ambos estudios son los primeros que realizan estos institutos desde el inicio oficial de la campaña electoral el jueves y la formalización de las candidaturas presidenciales para los comicios del 7 de octubre (con una eventual segunda vuelta el 28).
Pero es la de Lula la que centra todas las miradas, dentro y fuera de Brasil. El ex líder sindical purga desde abril una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero, y la justicia electoral podría invalidar su candidatura en función de la Ley de Ficha Limpia, que impide presentarse a cargos electorales a personas condenadas en segunda instancia.
Si ese fuese el caso, podría sustituirlo su compañero de fórmula, Fernando Haddad, un exalcalde de San Pablo, aunque no le resultaría fácil heredar el electorado lulista, que se diseminaría entre varios competidores.
En unas elecciones sin Lula, el vencedor sería el ultraderechista Bolsonaro, con 20% de los votos, seguido por Marina Silva con 12%, el centroizquierdista Ciro Gomes (9%) o el centroderechista Geraldo Alckmin (7%). Solo en quinta posición aparece el que podría ser el plan B del PT, que apenas seduciría a un magro 4% de los electores, de acuerdo a la encuesta de Ibope. Según MDA, solo un 17,3% de los electores de Lula votaría por Haddad, en tanto que un 11,9% lo haría por la ecologista Marina Silva, un 9,6% por Ciro Gomes, y un 6,2% por Bolsonaro.
El estudio, que se realizó entre el 15 y el 18 de agosto, con una muestra de 2002 encuestados y un margen de error de 2,2 puntos porcentuales, recogió un número estable de indecisos en torno al 8,8%.
El sondeo de Ibope se realizó entre el 17 y el 19 de agosto con la misma cantidad de entrevistados, y un margen de error de 2 puntos porcentuales.
El camino hacia las inciertas elecciones de la mayor economía de América Latina se anuncia largo. Los candidatos, ya en plena campaña, aguardan con impaciencia la decisión sobre el futuro de Lula mientras afinan sus estrategias antes de que comience el decisivo periodo de propaganda gratuita por televisión el 31 de agosto.