El Gobierno de la Ciudad sigue adelante con la reforma al Código Contravencional. Los colectivos de trabajadores ambulantes y callejeros se oponen, entre otras cosas porque, denunciaron, “el nuevo código pone los mismos castigos para el trabajo ambulante y el acoso sexual. Iguala trabajadores con delincuentes”. Los organismos de derechos humanos difundieron la semana pasada un comunicado en contra de la iniciativa ya que “puede usarse para penar, restringir y reprimir la militancia política”. 

Ayer al mediodía, luego de la última reunión de la Comisión de Justicia con asesores y expositores, organizaciones que agrupan a los trabajadores callejeros explicaron por qué se oponen. Soledad Cabral, delegada de los cuidacoches, que integra la CTEP, sintetizó el sentir generalizado: “Nos fue mal. Hacen como que escuchan lo que les decimos, pero interrumpen, no definen nada, no nos toman en cuenta para nada. Siguen con su idea fija y hacen oídos sordos”. “A tal punto no les importa lo que decimos que el fiscal general, Luis Cevasco, llegó después de que hubiéramos hablado”, agregó Alan, de los Trabajadores de la Cultura Ambulante (TCA). 

“Hay otra cosa que también es muy grave, y es el intento de dividirnos. Al principio, cuando se empezó a hablar de esta reforma, nos dijeron que dejaban afuera a los músicos ambulantes. Pero nosotros nos solidarizamos con todos nuestros compañeros y no caímos en la trampa. Y teníamos razón en no creerles”, aseguró Roberto Yardin, de la TCA. “Sí –insistió Alan–. Las denuncias anónimas siguen corriendo.”

Una de las modificaciones propuestas propone agravar la penalización sobre “ruidos molestos” en la vía pública. Incluye en esa categoría a los artistas que hacen música en la calle. La iniciativa 1664-J-18 propone como reforma al artículo 85 del Código de Contravencional: “Quien perturba el descanso o la tranquilidad pública mediante ruidos que por su volumen, reiteración o persistencia excedan la normal tolerancia, será sancionado/a con uno a cinco (5) días de trabajo de utilidad pública o multa de doscientos ($200) a un mil ($1000) pesos. Cuando el origen de los ruidos provengan de la vía pública la sanción será de dos (2) a diez (10) días de trabajo de utilidad pública, multa de cuatrocientos ($400) a dos mil ($2000) pesos o arresto de uno (1) a cinco (5) días”.

“¡Nos están equiparando con los acosadores callejeros! ¡Son exactamente las mismas multas! Y además, nosotros también somos vecinos de la ciudad y no deberían dividirnos entre vecinos de primera y vecinos de cuarta”, se enojó Soledad. Y María Eva, de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar), añadió: “Se escudan en la lucha feminista y dicen que lo hacen para cuidar a las mujeres. Pero es mentira. Ninguna asociación feminista está de acuerdo con la reforma y no queremos que nos usen”. Y su compañera Georgina Orellano, secretaria general de Ammar, explicó: “En lo que hace a nuestro trabajo, el artículo 81 prohíbe el trabajo sexual ostensible. Entonces favorece la arbitrariedad policial”. 

La arbitrariedad, de la policía y del gobierno porteño, provoca situaciones ridículas. Uno de los Artistxs Callejerxs contó: “Yo trabajo vestido de payaso y la policía me corre como a todos, me persigue. Pero desde el 3 de agosto hay una exposición de fotos en el subsuelo de la Legislatura donde aparezco yo con la nariz de payaso. Nadie me pidió permiso para usar mi foto para promocionar al gobierno. ¡No me dejan trabajar pero me usan para hacerse propaganda!”.

“Lo que queremos es que se legalice el trabajo callejero y se regule el uso del espacio público. No queremos una reforma sino un nuevo código, que parta de la base de que el trabajo callejero no es delito, como es nuestro lema”, cerró Yardin.