Miguel Ángel Forte enfatiza, en cada oportunidad que se le presenta, sobre la importancia del papel de la sociología en los procesos históricos de la Argentina.
Profesor plenario de la UBA, del Instituto Gino Germani y de FLACSO, Forte recuerda los 60 años de la carrera de Sociología y destaca la necesidad de defender a la universidad pública, premisa que, según sus propias palabras, comparte con sus alumnos en cada cursada que comienza.
Argentina cuenta con más de 60 años de Sociología, por lo menos como carrera formal en la UBA. ¿Cuáles creés que son los principales aportes que le brindó esta disciplina al país?
Efectivamente, la carrera de Sociología tiene más de 60 años, nació en el `57. La sociología ha estado siempre presente en los grandes procesos políticos de la Argentina, de alguna u otra manera, sin contar la época de las interrupciones democráticas. En todos los proyectos que se llevaron a cabo en la democracia, hubo sociólogos. Sin perjuicio de todos los aportes que ha hecho estos últimos años: el crecimiento de la carrera, la investigación en el campo teórico y en el campo empírico, las investigaciones de Salvia (Agustín) sobre la pobreza, las investigaciones sobre sociología de la cultura de Rubinich (Lucas), las investigaciones de teoría sociológica pura como el caso de De Marinis (Pablo) y tantos otros casos. En todos los procesos argentinos hubo sociólogos. Los sociólogos hemos participado y seguimos participando activamente en la vida pública nacional.
En tu caso, te toca ser uno de los primeros docentes para los estudiantes de Sociología (UBA) en su primera materia curricular, Sociología General. De alguna manera, sos su primera referencia y aquel que puede orientar un rumbo académico. ¿Cuál te gustaría que fuese tu contribución a su desarrollo o trayectoria profesional?
Tengo Sociología General al comienzo de la carrera, donde recibo a los estudiantes que llegan con mucho entusiasmo a estudiar la carrera de Sociología. Es por ello que, una de las cuestiones fundamentales por las que me preocupo es dar cuenta de la importancia de la carrera que han elegido. Y darles un universo conceptual lo suficientemente amplio para que vayan decidiendo su camino a lo largo de la trayectoria. Es una carrera que brinda aportes importantísimos. Estar en la Universidad de Buenos Aires hoy es defender la educación pública, por lo tanto, trato de que los estudiantes se comprometan políticamente, activamente en todos los procesos de cambios y transformaciones que existen, no solamente en la carrera sino también en las problemáticas nacionales, y que tengan siempre una posición activa.
Venís dando una serie de clases magistrales en FLACSO sobre
un filósofo relativamente nuevo, o por lo menos novedoso en nuestro país, Byung-Chul Han. ¿Qué significa para vos recuperar al autor y su obra?
Tuvimos cuatrocientos interesados en estas charlas, por lo que vamos a hacer dos más. La importancia del rescate, de retomar a este autor, a este filósofo contemporáneo, es que trabaja sobre aspectos fundamentales de la sociedad de nuestro tiempo, a la que él llama “la sociedad del cansancio”. Donde se ha colocado el lugar del goce en el mismo lugar que el control social y que la libertad. Lo paradójico de esta situación es que los humanos experimentan una situación de libertad y, en realidad, hay un espacio hedónico superpuesto al disciplinamiento de la fuerza del trabajo en el neoliberalismo. Es un autor que pone al sujeto en una situación de padecimiento, en una sociedad autorreferencial, sistemática. Retoma los viejos postulados de las escuelas críticas, de la alienación en el mundo contemporáneo.
Uno de los supuestos, y quizás motores, de las democracias liberales es el de “libertad”. Las personas creemos ser libres y elegir cotidianamente. En la obra de Byung-Chul Han esta libertad es cuestionada y puesta en duda a partir del concepto de “disciplina”, impuesto por nosotros mismos. ¿Cómo analizas esta hipótesis?
Se experimenta una libertad paradójica. Tenemos introyectada la lógica del amo y el esclavo dentro de nuestro propio ser. Somos los amos de nosotros mismos. La forma neoliberal que critica, en donde la libertad se experimenta como libertad pero, en realidad, estamos expuestos permanentemente en las redes sociales al control mutuo, donde la mercancía pasó a ser nuestro propio cuerpo. Hay una situación en la que nosotros estamos expuestos en nuestra intimidad en las redes sociales a un control que está democratizado de cierta forma. Y esta libertad se representa como paradójica porque se experimenta como disfrute, pero a cada paso que damos en esa sociedad, supuestamente de disfrute, se hace posible la reproducción misma de la fuerza de trabajo. En definitiva, la reproducción de la lógica del neoliberalismo en el mundo actual, en el mundo contemporáneo. Se trata de un autor que trabaja sobre la problemática del narcisismo y precisamente ese narcisismo hace la caída del eros. Estamos cerrados sobre nosotros mismos relacionándonos en un mundo virtual, confundiendo lo virtual con lo real, al punto tal que una salida implica bajarnos una aplicación para conseguir alguien con quien salir, y en realidad lo que hace es inhibir lo más difícil de una relación, que es encontrar ese punto de partida.
En tu último libro Modernidad: tiempo, forma y sentido (Eudeba, 2015) planteas la importancia que tuvo el surgimiento de la sociología en la fractura que se produjo entre el entusiasmo por la modernidad, en la antesala de la revolución industrial (siglo XVIII), y las calamidades decimonónicas como la pobreza, las enfermedades, la desigualdad y la explotación laboral que se naturalizaron desde entonces. ¿Por qué es importante recuperar estos conceptos en pleno siglo XXI?
En mi último libro, entre otras cosas, hablo sobre el surgimiento de la sociologia. Curiosamente, la sociología no surge en el siglo XIX, es una reacción, si bien conservadora, a la lógica del liberalismo y del capitalismo. Hoy volvemos a tomar este problema en que el capitalismo no ha resuelto los grandes problemas sociales y esta cuestión vuelve a tomar forma. Una constante en la sociología es que es crítica del sistema capitalista y del liberalismo. En realidad, podemos usar las herramientas metodológicas que nos ofrece la sociología en su crítica para preguntarnos acerca de qué es lo que hay que hacer en el mundo actual, cómo solucionar los grandes problemas de siempre: la desigualdad, la pobreza, la discriminación social y todos los problemas que van surgiendo dentro del mundo contemporáneo.