Tras un debate de alto voltaje político, el Senado finalmente autorizó el allanamiento a los domicilios de Cristina Kirchner. Si bien el pedido se votó por unanimidad en el tratamiento en general –67 votos a favor–, el kirchnerismo denunció una campaña de persecución y el hostigamiento contra la ex presidenta y propuso incorporar un artículo para que sea resguardada su privacidad y se evite la utilización del procedimiento para montar un show mediático. Cambiemos junto a un sector del peronismo y otros bloques más pequeños rechazaron esa solicitud por 47 votos a 20. “Si algo faltaba para consagrar la persecución política, y el uso del Poder Judicial como instrumento de persecución política en la Argentina era esta causa”, disparó la ex presidenta en un fuerte discurso en el que repartió críticas a jueces, fiscales, empresarios y hasta dirigentes del peronismo como el jefe del interbloque Argentina Federal, Miguel Pichetto. La vicepresidenta Gabriela Michetti informó que notificaría de la autorización al juez Claudio Bonadio a primera hora de hoy.
La tercera fue la vencida para el oficialismo. A diferencia de las dos ocasiones anteriores, el quórum estuvo garantizado por la nota presentada el martes por el jefe del bloque del FpV-PJ, Marcelo Fuentes, en la que la ex presidenta afirmaba que no tenía “inconvenientes” en que se realice el allanamiento. En ese texto pidió al Senado tres medidas que luego reiteraría durante su exposición en la sesión de ayer: que no haya cámaras de televisión ni fotográficas; que estén presentes sus abogados defensores y, finalmente, que se resguarden sus objetos personales y la integridad material de los inmuebles. “Es la primera vez que se va a allanar la vivienda de un senador. Ni siquiera en el mayor escándalo institucional de corrupción, durante el gobierno de la primera Alianza, se allanó la vivienda de un senador”, arrancó CFK sus más de 40 minutos de exposición. Allí señaló que en el caso conocido como “La Banelco”, el juez Carlos Liporace sólo ordenó una “inspección ocular” al despacho del legislador Emilio Cantarero.
La ex presidenta interpeló a sus pares al referirse al caso de los cuadernos del ex chofer Oscar Centeno: “Somos todos grandes. ¿Me van a decir mirándome a los ojos que los que están hablando como arrepentidos están hablando y diciendo la verdad? ¿Ustedes creen que la patria contratista y la cartelización comenzó el 25 de mayo de 2003? ¿En serio? En la República Argentina que preside Mauricio Macri, no Konrad Adenauer, el hijo de Franco, el primo hermano de Ángelo Calcaterra, el hermano del alma de Nicky Caputo. ¿Me van a decir en serio?”, exclamó. También reiteró su rechazo los dichos del empresario Gabriel Romero, que según versiones periodísticas, habría declarado que pagó 600 mil dólares para conseguir un decreto presidencial. En ese tramo, reclamó nuevamente que se haga una auditoría general de toda la obra pública durante los 12 años de kirchnerismo y advirtió que en distintas instancias políticas y judiciales se negaron a llevarla adelante.
En términos políticos, al igual que sus compañeros del FpV-PJ, señaló que las causas en su contra se tratan de una estrategia regional contra los líderes populares como ocurre con Dilma Rousseff y Lula Da Silva en Brasil o Rafael Correa en Ecuador. “Es un instrumento de proscripción”, afirmó y encaró el momento más alto de su discurso: “Si creen que con los Bonadio, con los desafueros, me voy a arrepentir, no me van a hacer arrepentir. No me arrepiento de nada de lo que hice. En todo caso me arrepiento de no haber sido lo suficientemente inteligente o amplia para convencer a persuadir de que lo que estábamos haciendo había mejorado la vida de millones de argentinos”, remató. Por otra parte, señaló que el proceso en su contra “al mismo tiempo que sirve para perseguir y proscribir, sirve para distraer” la atención de las políticas llevadas adelante por el macrismo. Además, para fundamentar el pedido para garantizar su privacidad y la integridad de sus inmuebles, recordó los casos de las conversaciones privadas con Oscar Parrilli difundidas por medios oficialistas, el seguimiento por agentes de inteligencia en el Instituto Patria. Minutos antes, Adolfo Rodríguez Saá se había expresado en un sentido similar: “Hay mucha influencia mediática. Hay mucha presión. Hay muchas cosas que no están claras. Debemos preservar la dignidad de la senadora como la de cualquier ciudadano de la Argentina”, dijo el puntano. “Hay vocación de humillar, de vejamen sobre el adversario. Noso- tros lo hemos dicho siempre: al adversario la mejor calidad de Justicia, intachable, que ninguno pueda dudar, para que podamos avanzar en un país más claro y con mayor ética pública”, aseguró Pino Solanas, en el mismo sentido.
El conflicto sobre el pedido de CFK se produjo al momento de la votación en particular del punto 2 del dictamen. Durante el debate, Pichetto señaló que por iniciativa de su bancada se incluyó en ese punto una indicación general para que el juez actúe con “diligencia, prudencia y decoro, tutelando los derechos y garantías constitucionales, en particular el derecho a la intimidad”.
Además de los 9 senadores del FpV, votaron en contra de ese punto 8 peronistas del bloque Argentina Federal: Beatriz Mirkin, Cristina López Valverde, Julio Catalán Magni, Omar Perotti, Mario País, José Ojeda, José Alperóvich e Inés Blas. Los votos en contra se completaron con Rodríguez Saá, la rionegrina Magdalena Odarda y Solanas.
A su turno, Pichetto criticó los discursos del kirchnerismo. “Nunca hemos caído en el agravio de decir ‘traidores’, nunca hemos lastimado a nadie en lo personal... Lo digo porque hemos escuchado cosas realmente lamentables, porque pierde sentido el debate”, aseguró el rionegrino, quien rechazó la idea de la “proscripción” o la “conspiración interna”. “Se puede ser candidato en Argentina hasta que haya sentencia firme. Quédese tranquila que usted va a poder ser candidata”, le dijo directamente a la ex presidenta, que lo escuchaba a pocas bancas de distancia. El senador ratificó la postura en contra de avalar cualquier pedido de desafuero cuando no haya sentencia firme. “No vamos a hacer lo de la Cámara de Diputados, cuando se trató el desafuero de un ex ministro durante 12 años”, agregó, en un dardo hacia los diputadas kirchneristas que no bajaron a sesionar cuando se aprobó el desafuero de Julio De Vido. También le recriminó a CFK que no aceptara el pedido de allanamiento desde el primer momento porque eso generó “tensión sobre el Senado”.
Por Cambiemos uno de los discursos más duros fue el del radical santacruceño Eduardo Costa, que rompió con su silencio habitual en las sesiones para arremeter contra su coprovinciana. Repitió hasta el cansancio la frase “se la llevaron toda”, enumeró una extensa lista de personas involucradas en causas de corrupción durante el kirchnerismo y negó que se trate de un “show” y una “persecución” como argumentó el FpV. “Reclamamos con toda claridad que prestigiemos la política y la buena política habilitando una medida solicitada por un magistrado judicial”, había dicho más temprano y en un tono casi naive el oficialista Enrique Martínez.