Cuando despertó, Hitler todavía “estaba” allí. Hace un año se presentaba la edición crítica de Mein Kampf (Mi lucha), el manifiesto antisemita y racista de Adolf Hitler (1889-1945), que pasó a dominio público setenta años después de la muerte de su autor, publicado por el Instituto de Historia Contemporánea de Munich (IFZ, sus siglas en alemán) en dos tomos de 1948 páginas, con una tirada inicial de 4.000 ejemplares. El libro, que recoge el texto original que Hitler escribió entre 1924 y 1926 en la cárcel de Landsberg –después de su fallido golpe de Estado– junto a 3700 comentarios que cuestionan y contextualizan sus afirmaciones, vendió 85.000 ejemplares en un año. Un fantasma recorre Alemania: el fantasma de un interrogante. ¿Por qué la controvertida obra del líder nazi y su figura continúa despertando un indiscutible interés? “Nadie podía esperar estas ventas, nos han superado”, reconoció Andreas Wirsching, el director del IFZ, y agregó que “la discusión sobre la visión del mundo de Hitler y cómo enfrentar su propaganda ofrecían la oportunidad de ver las desastrosas raíces y consecuencias en una época en que las ideas políticas autoritarias y las consignas de derecha vuelven a ganar seguidores”.
Los editores se dieron cuenta de que se habían quedado cortos con la tirada inicial. Muy pronto se agotaron los 4000 ejemplares impresos. La edición crítica de Mein Kampf cuesta 59 euros (988 pesos con el euro a 16.75). Una semana después de la publicación el libro llegaba al número 20 en la lista de best sellers de la revista Der Spiegel. En abril del año pasado ocupó el número uno en la clasificación de obras de no-ficción. La reimpresión anotada de la obra más controvertida del siglo XX no estuvo exenta de polémica. El argumento del IFZ es que el libro tiene un valor académico y que la intención es contextualizar las ideas políticas del führer para instruir en contra de los extremismos. Otros, en cambio, encienden todas las alarmas y ven en la publicación un caldo de cultivo que podría reavivar la violencia neonazi. Desde el mismo día del lanzamiento, el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich –que previamente publicó las ediciones comentadas de los Discursos, escritos y directrices de Hitler, 1923-1933; el Segundo Libro de Hitler y los diarios de los nazis Joseph Goebbels y Alfred Rosenberg– recibió 70 solicitudes de traducción a otros idiomas como el turco, italiano, chino o japonés. “No podemos aceptarlas todas”, admitió Wirsching. “Dar esas licencias supondría asumir el trabajo de comprobar que todas las traducciones se harán bajo nuestros estándares científicos”, aclaró el director y agregó que ese trabajo es “superior a la capacidad de nuestro instituto”. Sin embargo, Wirsching consideró probable que se pueda hacer una edición francesa, holandesa e inglesa de Mein Kampf.
A pesar de su contenido xenófobo y antisemita, “la biblia nazi” se la podía conseguir en Internet, en librerías de segunda mano y en el mercado negro. La compra, venta o posesión de los 12,5 millones de ejemplares que se comercializaron en Alemania hasta 1945 no están penadas. Antes de la reedición del libro, el presidente del Consejo Central de Judíos en Alemania, Josef Schuster, aseguró que “está convencido de que la propaganda de desprecio en Mein Kampf debería seguir prohibida”, pero que la agrupación que dirige no se opondría a una edición crítica “que contraste las teorías racistas de Hitler con evidencias científicas, que estén a la disposición de la investigación y la enseñanza”. Los resquemores crecieron tanto que hace un año pocas fueron las librerías alemanas que aceptaron mostrar la edición en sus vidrieras. “Prohibir el libro sería hacerlo aún más interesante. Es mucho mejor saber lo que hay dentro y poder actuar en su contra”, argumentó el documentalista Matthias Kessler, que leyó “página por página” la obra original, “el libro más famoso y menos leído de la historia”. El historiador y periodista Sven Felix Kellerhoff, autor de Mi lucha. La historia del libro que marcó el siglo XX, considera que la prohibición “de facto” ha contribuido a mitificarlo. “En el ámbito de la investigación sobre el nacionalsocialismo, el Mein Kampf es un agujero negro. Todo el mundo conoce el título en Alemania o fuera de Alemania. Se sabe que ese libro lo escribió Hitler. Pero incluso entre gente formada, universitarios, periodistas o editores, abundan los que no entienden el contenido del libro o los que no lo han leído. Y no se puede entender a Hitler sin leer cómo pensaba, algo que está escrito en ese libro”, explicó Kellerhoff en una entrevista con El Cultural, la revista del diario El mundo de España. “No hay que tener hoy en día ningún miedo del Mein Kampf. Este libro no es nada que puedan utilizar los elementos más radicales de la derecha, ya sean los neonazis del Partido Nacionaldemócratico de Alemania (NPD), los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) o Alternativa para Alemania (AfD). Lo peligroso es el mito del libro prohibido. Con la reedición se avanza en la destrucción del mito, porque el libro pierde el atractivo de lo prohibido y se comienza a rellenar ese agujero negro”.
Magnus Brechtken, subdirector del Instituto de Historia Contemporánea, trazó un perfil de los compradores de la edición crítica de Mein Kampf. “Son personas que están leyendo libros históricos en general, como una biografía de Hitler o un libro sobre el Reich alemán, y que están interesadas en información básica de investigación o en un texto que no ha estado disponible”, señaló Brechtken y sostuvo que aquellos preocupados por la posibilidad de que la nueva edición pueda incitar conductas negativas en grupos de extrema derecha no tienen de qué inquietarse. “En mi opinión, los grupos de extrema derecha están en su mayoría muy insatisfechos con el libro –advirtió Brechtken–. No hemos tenido ninguna reacción de la extrema derecha porque no les gustó el libro. Ellos quieren el texto tal cual como estaba en la edición original; no están de acuerdo con que hayamos hecho una edición crítica, que es exactamente el punto de haberlo reeditado. Las personas que tal vez quieran leer algo de Hitler nunca seguirían sus pensamientos si están leyendo nuestro libro porque deconstruimos completamente a Hitler en esta edición”, concluyó Brechtken.