Un hombre armado con un cuchillo mató ayer a su madre y a su hermana e hirió a otra persona en Trappes, una localidad a 30 kilómetros de París, antes de ser abatido por la policía, sin que se sepa por ahora si el ataque –reivindicado por el Estado Islámico– fue un acto terrorista.

Según fuentes cercanas a la investigación, el atacante de 36 años mató a su hermana y su madre a puñaladas e hirió gravemente a una persona de 66 años, que se encontraba entre la vida y la muerte. El agresor, que según una fuente policial gritaba “Alá Akbar” (“Dios es el más grande”) en la casa donde se había atrincherado, “mató a su madre” antes de salir de la casa “con un cuchillo” y de “continuar avanzando pese a las advertencias de los policías, que dispararon” y le abatieron, informó el ministro del Interior, Gerard Collomb.

El sospechoso, aunque tenía antecedentes por haber hecho “apología del terrorismo” en 2016, su perfil era mas de “desequilibrado” que de un soldado “bajo las órdenes del EI”, añadió Collomb.

Por el momento se desconocen las razones del ataque, pero el grupo jihadista Estado Islámico se atribuyó la autoría a través de su agencia de propaganda, Amaq. “El autor del atentado en la ciudad de Trappes” es “uno de los combatientes del Estado Islámico y perpetró ese ataque respondiendo al llamado a atacar a ciudadanos de los países de la coalición” internacional, afirmó la agencia menos de dos horas después.

Aunque la organización tuvo durante mucho tiempo la reputación de solo reivindicar los atentados que había organizado o inspirado, en el último año han surgido dudas sobre la veracidad de sus reivindicaciones.

“En 2017 hubo tres ejemplos de reivindicaciones del EI descabelladas: el ataque a una discoteca en Manila, explosivos en Orly (aeropuerto en París, ndlr.) y la matanza de las Vegas, que fue reivindicada pero de la que no se pudo establecer ningún vinculo con el EI”, dijo Jean-Charles Brisard, presidente del Centro de Análisis del Terrorismo.

Por ahora, la fiscalía de París “no conservó la calificación de terrorista”, precisó Collomb, y en el barrio parcialmente bloqueado por la policía, los testimonios parecen reforzar la hipótesis de un drama familiar. Según varios habitantes, el agresor estaba separado de su mujer y no había visto a sus hijos desde hace mucho tiempo. “Solía tomar cafés con él, llevaba un mes sin verlo”, dijo Pascal, un hombre de 59 años que afirma que conocía bien al atacante. Los primeros rumores en los medios de que se trató posiblemente de un ataque jihadista lo dejaron frío. “Hablan de un terrorista pero no es un terrorista, es un tipo que perdió la cabeza”, aseguró.

“Aparentemente es un drama familiar, no tiene nada que ver con la religión”, añadía Said, un electricista de 35 años que vive en el barrio y dijo que fue a la escuela con el atacante.

El ataque se produjo al día siguiente de la difusión de un mensaje audio del líder del EI, Abu Bakr Al Bagdadi, en el que tras un año de silencio pidió a sus partidarios que continúen con la “Jihad”. 

Francia vive en alerta ante la amenaza jihadista desde una ola de atentados sin precedentes en su historia en 2015. Este año fue blanco de dos ataques que dejaron cinco muertos.