El dólar cerró ayer a 30,99 pesos, con un incremento de 15 centavos. Se trata del cuarto aumento consecutivo. El avance de la divisa no se debe a los elementos externos sino a que el equipo económico sigue sin poder resolver el principal problema de la economía argentina: la restricción externa (faltante de dólares para sostener el proceso de crecimiento económico). El balance cambiario de julio registró un fuerte incremento en la cantidad de clientes que compraron dólares, a pesar que la cotización de la divisa subió 60 por ciento el último año y los salarios lo hicieron al 25 por ciento. Las exportaciones volvieron a ser más de 700 millones de dólares menos respecto de las importaciones. Estos números hacen que la expectativa de devaluación no baje y que las presiones por demanda de la divisa no encuentren un techo con una cotización de casi 31 pesos.
El Central intervino en el mercado de futuros para intentar disminuir el aumento del dólar pero no tuvo éxito para impedir que cierre por encima del día anterior. Por la mañana la divisa se había mostrado algo más tranquila e incluso llegó a descender algunos centavos, aunque en la segunda mitad de la jornada recuperó dinamismo. En el mercado mayorista, donde operan bancos y grandes inversores, cerró a 30,49 pesos, con un alza de 24 centavos. Es el nuevo pico del dólar mayorista desde que se lanzó la convertibilidad en 1991. En el mercado de futuro se pactaron contratos por el equivalente a 866 millones de dólares, de los cuales el 50 por ciento se negoció para finales de agosto y de septiembre con precios de 30,6 y 31,5 pesos, respectivamente. Para diciembre los contratos dólar futuro se hicieron a un precio de 34,10 por ciento, una cifra que en el mercado ya empiezan a señalar como una oportunidad de inversión porque la ven baja.
Los desequilibrios externos de la economía local continuarán en los próximos meses con un dólar incluso arriba de los 30 pesos y los elementos de tensión en el sistema financiero internacional podrían potenciar la escalada de la divisa. Algunos economistas de la city aseguran que la devaluación de este año podría terminar por arriba del 80 por ciento, ubicando el dólar encima de los 35 pesos para finales de diciembre. Las principales amenazas a nivel global que aportarían mayor volatilidad para el peso son que se agrave la crisis turca. Ese país, al igual que la Argentina, tiene importantes desajustes de la cuenta corriente y un elevado nivel de deuda externa respecto del PBI. Este año devaluó fuerte y su economía se encuentra en un equilibrio inestable. El segundo frente de tensión ahora es Brasil. La incertidumbre política a menos de 60 días de las elecciones generó un ajuste del real en las últimas semanas. Ayer cerró a 4,12 reales por dólar, con una suba de 8 centavos respecto de la jornada anterior. La economía argentina está acostumbrada a sufrir impactos en el frente financiero y cambiario cada vez que Brasil devalúa.
El tercer punto de posibles problemas para sostener el dólar en la Argentina no llega de los países emergentes sino del primer mundo. Se trata del incremento de la tasa de interés de Estados Unidos. El titular de la Reservas Federal –a contramano de las declaraciones del presidente Donald Trump– aseguró que muy pronto puede haber un nuevo aumento de las tasas para evitar sobrecalentar la economía norteamericana. La expectativa de consultores y analistas del mercado es que el rendimiento de los bonos del Tesoro se ubique en torno de 3,5 por ciento para mitad del próximo año, contra el 2,8 por ciento actual. Esto implica un regreso de capitales desde los países en desarrollo a Estados Unidos e incrementa tensiones para sostener la estabilidad de las monedas.
Las reservas internacionales del Banco Central constituyen uno de los principales indicadores del nivel de stress que atraviesa la economía local. La autoridad monetaria pierde divisas por cientos de millones de dólares diarios y cuando logra sumar algo de moneda extranjera lo hace por montos insignificantes. Las reservas, por caso, se ubicaron ayer en 55.081 millones, con un alza de 6 millones de dólares. El stock de divisas de la entidad acumuló un retroceso de 8193 millones de dólares desde el 22 de junio, cuando ingresó el crédito negociado con el Fondo Monetario Internacional por 15.000 millones.