Figura olvidada por la historia, hacedor del peronismo de izquierda, gran intelectual del movimiento y a la vez hombre de acción, John William Cooke tuvo una vida breve pero intensa, que sentó las bases del peronismo revolucionario. A cincuenta años de su muerte, Caras y Caretas lo homenajea con un número enteramente dedicado a su figura. Estará mañana en los kioscos opcional con PáginaI12.
Desde su editorial, Felipe Pigna elige citar al propio Cooke porque “sus palabras resuenan por estas horas como pocas otras: ‘La unidad es indispensable y será un paso previo al triunfo popular. Lo principal es para qué hacemos la unidad, cuáles son los objetivos cercanos y cuáles los grandes objetivos. Unidad para simple usufructo politiquero, no. Sí, en cambio, para dar las grandes batallas por la soberanía nacional y la revolución social. En la lucha contra el régimen llegaremos más pronto a la unidad, forjada en la acción: dentro del régimen nos esperan sólo frustraciones y derrotas, y pequeños triunfos que serán desastres’”.
La organización de la Resistencia Peronista fue una de las tareas que Perón le legó. Como cuenta Norberto Galasso en la nota de tapa: “Cooke cae detenido en la segunda quincena de octubre de 1955 y es encarcelado en la penitenciaría de la calle Las Heras. Desde allí se las ingenia para mantener contacto con los compañeros del movimiento e incluso establecer vínculo con el general Perón, exilado en Paraguay. Al poco tiempo, lo remiten al tétrico penal de Ushuaia y, después, a la cárcel de Caseros. Malos tratos, insultos, simulacro de fusilamiento y otra vez al helado ámbito de Ushuaia. Y otra vez a Las Heras, para quebrarle los contactos que logra realizar con sus compañeros. Allí le llega una carta de Perón fechada el 2 de noviembre de 1956 donde lo designa su delegado y, por única vez en su larga lucha, el General declara que John será su reemplazante en caso de su muerte”.
Eduardo Jozami escribe sobre los tiempos de Cooke en Cuba: “La foto de Cooke en Bahía de Cochinos con fusil y vestimenta guerrillera, defendiendo a Cuba contra la invasión, recorrió el continente y no fue leída sólo como un acto de solidaridad. En sus cartas y escritos de esa época, el dirigente peronista documenta el entusiasmo creciente con que sigue el proceso cubano: ‘Esta es la Meca revolucionaria y todos vienen aquí a beber del manantial’, leemos en una carta dirigida a Perón el 7 de agosto de 1960”.
Isidoro Gilbert recuerda la breve experiencia del periódico Soluciones, que organizó con “el Bebe”, un intento por acercar las causas del comunismo y del peronismo de izquierda.
Carlos Castro cuenta los entretelones de la película documental Alicia & John, el peronismo olvidado, de la que fue director.
Roxana Sandá traza un perfil de Alicia Eguren, compañera de vida de Cooke: “Su vida entera será un acto de rebeldía militante que la impulsa en las protestas escolares cuando se une a la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios; en su decisión de militar y graduarse en la Facultad de Filosofía y Letras contra la voluntad de su familia, y en los talleres de escritura que dicta en barrios populares. No le importa lo que otras y otros piensen de su andar, sus decires y sus rumbos”. María Seoane la pinta en su editorial: “Era una mezcla perfecta entre Simone de Beauvoir, Eva Perón y Rosa Luxemburgo”.
Roberto Baschetti escribe sobre el período en que Cooke fue diputado (el más joven de la historia, en su época, con sólo 25 años). Hugo Chumbita rescata el pensamiento de esta gran figura del peronismo de izquierda, y destaca su participación como delegado de Perón durante la Resistencia. Y Claudio Mardones reseña y analiza la correspondencia que durante años mantuvieron Perón y Cooke.
Fernando Amato analiza la influencia que tuvo el pensamiento de Cooke en los jóvenes setentistas. Y Horacio González da cuenta de la producción intelectual vinculada con la izquierda peronista.
Telma Luzzani cuenta la historia de amor con Cuba: “Ser invitado al Congreso de Solidaridad con la Revolución Cuba por el Movimiento 26 de Julio y entregarse a la causa fue todo uno. Cooke y la Revolución estaban predestinados”.
Juan Carrá reseña la espectacular fuga del penal de Río Gallegos, en 1957, protagonizada por el Bebe y otros presos peronistas.
El número se completa con dos interesantes entrevistas: una con Miguel Mazzeo, historiador y estudioso de la vida y obra de Cooke, que fue entrevistado por Virginia Poblet; y otra con Gonzalo Chaves, militante del peronismo revolucionario que estuvo en La Habana con Alicia y John, entrevistado por Damián Fresolone.
Un número imprescindible, con las ilustraciones y los diseños artesanales que caracterizan a Caras y Caretas desde su fundación a fines del siglo XIX hasta la modernidad del siglo XXI.