El intendente de San Martín, Gabriel Katopodis, está en el grupo de dirigentes que más se dedicó en los últimos tiempos a pensar y trabajar en pos del armado de un peronismo unido en 2019. De visita en la redacción de PáginaI12, Katopodis insiste en la idea de un armado opositor para enfrentar al macrismo en el que las diferencias internas queden de lado. “Lo único que está enfrente son las políticas de este gobierno”, remarca.
–Se hace difícil hablar de política sin antes hacer un repaso sobre lo que está sucediendo con la causa de los cuadernos. ¿Cuál es su visión sobre el caso?
–Está claro que la corrupción interpela a todos los sectores políticos. La transparencia no es patrimonio de ningún partido y está claro también que nos marca a fuego a esta generación de políticos. Cómo encaramos y nos vinculamos con estos temas. Una sociedad que desconfía y no cree es una sociedad que retrocede. Hay un punto clave que es saber cómo logramos generar mayor credibilidad por parte de las instituciones, de las prácticas de la política y su financiamiento.
–El caso de los cuadernos se destapó justo cuando habían comenzado a difundirse las denuncias sobre los aportantes truchos de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires. ¿Relaciona un hecho con el otro?
–Eso pone de manifiesto que hay una doble vara. Cómo se ponen en cuestión algunos temas y cómo la Justicia evalúa otros. Lo que queremos es que si la Justicia tiene que investigar, que investigue bien. La gente en general pide cosas simples: vivir todos los días un poquito mejor, que no le roben cuando llegan a sus casas y también políticos honestos. Eso no tiene bandería política.
–¿Decía que cree que este caso interpela a toda la clase política?
–Claramente, pero no por este caso. La política viene siendo interpelada desde antes. Y como explicaba, va a marcar a fuego a nuestra generación acerca de cómo nos paramos frente a la administración de los fondos públicos, el abuso del poder, el financiamiento de la política. Está bueno que la gente reaccione ante los hechos de corrupción y no los naturalice. Una sociedad que tolera la corrupción es más desigual e injusta. La idea de tener una sociedad más justa e igualitaria viene de la mano de un compromiso con estos temas.
–¿La aparición de este caso en este momento fue planeada o surgió de manera espontánea?
–Claramente hubo una estrategia en la búsqueda de correr temas de la agenda. La discusión de los cuadernos exhibe a un Gobierno eficaz en la estrategia de instalar temas en la agenda y la disputa narrativa. Quiere que sigamos debatiendo de lo que pasó en los últimos diez años en la Argentina y la oposición venía forzando discutir el presente de la gestión, que es muy malo. No hay dudas de que el Gobierno fue eficaz para gestionar el pasado y bastante ineficiente para gestionar el presente, además de que incumplió sus promesas.
–¿La discusión por este hecho cambia en algo lo que venían trabajando para 2019?
–El balance del Gobierno después de casi tres años es muy malo. Si tomamos cualquier indicador como pobreza, actividad industrial, empleo o inflación, dan muy mal. Y si lo que dice Cambiemos que tiene para mostrar es honestidad y transparencia, la verdad es que no: aportes truchos, negocios para los amigos, Panamá Papers, etcétera. Tiene muy poco para mostrar. Lo que viene planteando el Gobierno es una reducción de horizontes y expectativas con un mensaje que cada uno tiene que arreglarse con lo que pueda porque ni el Estado ni la política sirven para nada. Nosotros tenemos que generar otro mensaje. En ese sentido tenemos la responsabilidad de todos los días dar un paso en la construcción de un frente opositor que sea pluralista, amplio, atractivo. Hoy hay dos minorías muy intensas que están en una disputa muy equilibrada y la discusión es cuál de esas dos minorías logra transformarse en una mayoría. La apuesta de ellos es a partir de seguir instalando la discusión del pasado y plebiscitar un gobierno que terminó en 2015, y la posibilidad que tenemos nosotros de transformar esa minoría en una mayoría es en nuestra capacidad para interpelar al Gobierno por los resultados del presente y fundamentalmente poder generar desde el peronismo una proyección de futuro. La oposición y el peronismo crecen cuando hablan con la sociedad. Cuando se encierran y eligen como tema favorito discutir la interna del peronismo, pierden capacidad de conectar con los problemas de la gente de a pie. El peronismo tiene que construir algo más grande que lo que supimos construir en los últimos años. Más grande en contenidos, en votos y, fundamentalmente, en poder representar no sólo el enojo de la gente sino también una promesa de un futuro mejor. Estamos convencidos que hay otro camino: dinamizando la economía, reactivando el mercado interno y fortaleciendo las pymes, se logra reducir el déficit por una vía mucho mejor.
–Hubo varias reuniones de intendentes en los últimos días por la eliminación del Fondo Solidario de la plata de la soja. ¿Cómo los afecta esa reducción?
–Lo que hoy se discute en la Argentina es cómo se aplica el ajuste. El Gobierno elige el camino más fácil y el ajuste más ortodoxo. Golpea a los sectores más sensibles, desfinancia a las universidades y recorta la obra pública. En el caso del fondo sojero, que era un mecanismo federal y de distribución automática, que estaba afectado a obras públicas de impacto social ya que esos recursos no se pueden utilizar para otra cosa, se ve clara la intención del Gobierno por cumplirle más al FMI y a los mercados que a la sociedad. En San Martín, por ejemplo, con esos recursos estábamos haciendo un hospital de rehabilitación –que estaba ya en un 60 por ciento–, una sala de maternidad en el Hospital Municipal y tres jardines maternales.
–¿La gestión de Vidal tiene algún rasgo distintivo respecto de lo que hace Macri a nivel nacional?
–No, la gestión de la provincia de Buenos Aires es parte de la gestión nacional. Había tres temas prioritarios que resolver: la seguridad, la educación y la salud, y en los tres temas no hubo ningún cambio. Soy de los que creen que el modelo de la Bonaerense, con 70 mil hombres manejados desde un escritorio en La Plata, está agotado. Todo lo que sea seguir por ese camino va a seguir arrojando los mismos resultados. En cuanto a la salud pública, el desfinanciamiento es enorme. En términos educativos era un gobierno que tenía la posibilidad de generar un proyecto incorporando a los trabajadores de la educación y, muy por el contrario, parece que imagina que el problema se puede resolver sin convocar a los docentes. Es un gobierno que no puede garantizarle a los docentes que su sueldo le pueda ganar a la inflación, eso es un problema serio.
–¿En San Martín la situación empeoró en estos últimos meses?
–Todos los indicadores empeoraron. Más pobreza, menos actividad industrial, menos empleo, la gente está más endeudada. El principal problema que tenemos es la falta de consumo, es lo que moviliza la actividad local. Desde el municipio tenemos las cuentas ordenadas, estamos haciendo obra pública, tenemos inversión en educación, un hospital municipal que está funcionando, políticas de urbanización en los barrios más pobres y venimos multiplicando una demanda social que no sólo se agranda en cantidad sino que nuevos sectores, de clase media y nuevos pobres, que habitualmente no son demandantes del Estado y ahora vienen a golpear la puerta del municipio para pedir que los ayudemos.
–¿Cree que el caso de los cuadernos quita de la competencia electoral a Cristina Kirchner?
–No lo sé. Lo que tengo claro es que tenemos que construir una mayoría más amplia si queremos ganar. El desafío es cómo concentramos un voto que estuvo disperso. La discusión está en si ese domingo a la noche los votos los contamos en una sola pila o en pilas separadas. Lo único que está enfrente son las políticas de este gobierno. Hay que conseguir una unidad más amplia y eso se construye a partir de tener un programa alternativo. No hay una persona que por sí sola pueda darnos hoy un resultado contundente.
–Pero en el sector en el que están Pichetto, Urtubey y Massa dicen que no van a formar parte de un armado en que esté Cristina Kirchner. ¿Cómo se soluciona eso?
–Nosotros tenemos que construir una oposición fuerte. No que se oponga a un sector o una dirigente opositora sino que enfrente las políticas del gobierno. Es muy difícil pensar que podemos construir algo más amplio imponiendo límites. Lo que tenemos que discutir entre todos los sectores del peronismo es cómo queremos que siga la Argentina después de 2019. Yo creo que el peronismo perdió en 2015 porque no supo contar cómo era lo que seguía.