Desde Villa Gesell
El Operativo Sol es el dispositivo de seguridad que la Policía Bonaerense despliega en los puntos turísticos de temporada desde 1971. Se trata de una batería de efectivos que se multiplica año a año, siempre rompiendo el récord anterior, y que en esta oportunidad llegará a los 20 mil. La mitad de ellos son flamantes egresados o incluso alumnos del segundo año de formación; es decir que su estreno en el servicio a la comunidad será en las calles balnearias de otro verano caliente. El resto de la plantilla la completan policías locales y fuerzas especiales como el Grupo Halcón, la División Canes, el Registro de Expendio de Bebidas Alcohólicas y brigadas de lucha contra el narcotráfico.
Los intentos por edulcorar la omnipresencia de uniformados armados en lugares que se venden como sitios de ocio y relajo incluyen estrategias de las más curiosas, como aquel jingle de Bobby, mi buen amigo de los ‘80, que incluía música infantil y la presencia de un perrito. Pero los hechos se ponen por delante de cualquier argucia del marketing y ubican las cosas en un lugar más real. Así sucedió siempre, incluso este verano, cuando varios medios le dedicaron galones de tinta a un brutal enfrentamiento entre policías y jóvenes en la madrugada del 1º de enero, en Villa Gesell. El saldo fueron varios detenidos y también denuncias por apremios ilegales.
Gesell, que en otro tiempo supo generar historias más bonitas, se viene anotando en los últimos veranos con situaciones similares. Como cuando a fines de 2014 un efectivo del Operativo Sol mató sin querer a un compañero, acaso porque aún no sabía manipular su arma: ambos acababan de egresar de la modalidad express que ese año mismo inauguró Daniel Scioli y el incidente demostró que el apuro por formar más policías en menos tiempo contenía un margen de error fatal.
En la temporada siguiente, mientras la ciudad estaba copada por uniformados, un francotirador disparó con aire comprimido hacia una fiscalía e hirió a un policía. El hecho sirvió como excusa para redoblar agentes el verano siguiente, a pesar de las quejas de muchos de ellos por los bajos salarios o incluso porque el servicio les impedía tomarse vacaciones en verano. Es la misma línea argumental a la que ahora se apela para reclamar la baja de la edad de imputabilidad de 16 a 14 años.
“Vamos a tener un verano lo más seguro posible”, prometió el Ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, cuando anunció el nuevo Operativo Sol. Una promesa que deja flotando una pregunta inquietante: ¿seguro de quiénes?