Quinto juego de la primera ronda de los últimos Playoffs. San Antonio al borde de la eliminación (1-3 en la serie) y abajo por 16 puntos en el tercer cuarto del encuentro disputado en casa de sus rivales, los todopoderosos Golden State Warriors. Manu venía de ser una de las figuras del partido anterior --que sería la única victoria de los Spurs en la serie-- con 16 puntos y cinco asistencias, y ahora, era el protagonista de la remontada de su equipo. A falta de 30 segundos para el cierre del cuarto, el cuarentón tomó la pelota, quedó emparejado con el grandote David West y lo fue sacando de la zona pintada mientras lo hipnotizaba con su dribble. Cuando lo tuvo donde quería, lo encaró, le amagó que se iba para su izquierda y metió unas largas zancadas para su derecha para depositar la pelota en el tablero con su mano menos hábil. Mientras la naranja se metía en la red, Manu iba al piso, mientras le reclamaba al árbitro un golpe en la cara del veterano West. Clásica estampa ginobilesca. Aún muchos puntos abajo, contra los mejores y sin su máxima figura, nada estaba perdido para Ginóbili.

Hoy, 126 días después, se confirmó que aquella bandeja significó los últimos puntos del bahiense en su carrera. Una jugada más de entre las miles con las que deleitó Manu a propios y a extraños, a rivales y a compañeros, a espectadores y a televidentes, a especialistas y no tanto. Pero de lo que no quedan dudas es que cualquiera que las haya presenciado, será por siempre fanático del número 5 de la Argentina y el 20 de los Spurs.