La suba del dólar sigue provocando presión sobre el precio de los combustibles en el mercado interno. Los referentes de las estaciones de servicio aseguran que hace falta un aumento del orden del 20 por ciento antes de fin de año para compensar el efecto de la devaluación. Los combustibles volverán a subir en septiembre, aunque por el momento no se conocen los porcentajes. La nafta en la Argentina, según un relevamiento del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, es la segunda más cara de la región detrás de Uruguay. El impacto en el proceso inflacionario de las subas permanentes del combustible es elevado debido a que se traslada a la estructura de costos de la economía a través del transporte.
Los relevamientos de los estacioneros indican que la nafta premium todavía debe ajustarse un 7 por ciento para volver a los valores de equilibrio para el sector, en tanto el atraso de la super es del 22 por ciento y del gasoil, del 27. Los combustibles en el último año subieron más del 50 por ciento, una cifra por encima del promedio general de los precios (inflación), que se ubicó en 31,8 por ciento. Pero, según los empresarios de esta actividad, todavía tiene recorrido para seguir subiendo. Esto se debe a que la nafta es un bien transable que, si no hay regulaciones de precios del sector público, tiende a replicar en su precio los ajustes del tipo de cambio.
El combustible en la Argentina ya se ubica entre los más caros de la región. Así lo registró la Universidad de Avellaneda. “Su posición en el ranking se mantiene a pesar de la devaluación, que tendió a abaratar el precio en dólares. Nuestro país continúa siendo el segundo con naftas más caras de la región”, detalló en un informe. Agregó que “la economía argentina tiene además uno de los combustibles más caros en el mundo. Al compararse los valores promedios en dólares, el precio de la Argentina está por encima de África, Asia y América. Sólo se ubica debajo de la región europea”.
El impacto del aumento de combustibles genera problemas para sostener el poder de compra de la población. “En materia de poder adquisitivo, en noviembre de 2015 el salario medio alcanzaba para comprar casi 1045 litros de nafta, mientras que en agosto de este año la cifra descendió a 906 litros (-13 por ciento)”, registró Undav. Detalló que “la caída no sólo es con los salarios sino con otros ingresos de sectores vulnerables. Con una jubilación mínima se podían adquirir 293 litros de nafta a fines de 2015, mientras que ahora se compra sólo 229 litros (-22 por ciento). Con una AUH se conseguían 186 litros cuando en la actualidad alcanza para 145 (-22)”. Esto es otra forma de observar la redistribución regresiva de ingresos que está provocando la devaluación.