Cada vez con menos reservas y sin excusas, el Banco Central tuvo que volver a intervenir ayer en el mercado de cambios vendiendo 200 millones de dólares para desacelerar la escalada de la divisa que, de todos modos, marcó otro record histórico, al cerrar en 32,10 pesos. Respecto de la jornada anterior el precio minorista aumentó en 53 centavos o 1,7 por ciento. Pero durante la rueda algunos bancos llegaron a ofrecer el billete verde cerca de los 33 pesos. Fue al mediodía, cuando el promedio entre bancos y financieras del microcentro lo ubicaba en 32,62 pesos, un peso más que el cierre del día anterior (31,57). Y también en momentos en que el precio mayorista había superado los 31,55 pesos. El Central realizó dos licitaciones de 300 de millones del stock de reservas, de las cuales adjudicó 200 millones. Los primeros 100 millones de dólares lo hizo a 31,21 pesos y los segundos, convalidando la escapa, a 31,41. Finalmente, el mayorista finalizó en 31,35 pesos, con un alza de 38 centavos. Esta vez no hubo un detonante externo al que el Gobierno pudiera responsabilizar de la corrida, que en lo que va del año acumula un alza de 69,4 por ciento.
La autoridad monetaria que conduce el financista Luis Caputo perdió en poco más de dos meses el equivalente a más de 15.000 millones de dólares en reservas, monto que supera lo que el Fondo Monetario le prestó al país a fines de junio. Ayer el stock finalizó en 54.695 millones de dólares, con un fuerte descenso de 449 millones, y se ubicó por debajo de los 55.055 millones de diciembre del año pasado. El 22 de junio habían ingresado los 15.000 millones del Fondo, que en reservas impactó en un alza de 14.796 millones (hasta los 63.274 millones). Desde entonces se intensificó la caída y el stock vuelve al nivel que tenía cuando arrancó 2018. A estas cifras hay que agregarle los casi 3000 mil millones de dólares que aportaron en conjunto los fondos Templeton y BlackRock. Es por eso que, según analistas consultados por este diario, las necesidades de financiamiento para el presupuesto de este ejercicio y del próximo año dependen de que terminen las tensiones cambiarias, algo que pocos se animan a pronosticar o incluso descartan que suceda.
Este desbalance presupuestario es lo que motiva a los bancos y empresas a dolarizar carteras. “Está claro que al Central a esta altura solo le queda devaluar y la intención parece ser acompañar la inflación con el tipo de cambio para evitar que se retrase”, explicó a este diario un operador del segmento mayorista. La subordinación de las principales herramientas de política monetaria y fiscal a la decisión e intereses del Fondo es un punto que complejiza el escenario y anticipa nuevos reacomodamientos del tipo de cambio. Hasta la semana pasada las argumentaciones oficiales se basaron en el ruido externo. Primero fue la lira turca, después las tensiones entre Estados Unidos y China, la suba en la tasa de interés de la Reserva Federal y la devaluación en Brasil. Esta semana no hubo cimbronazos externos. Wall Street incluso registró una notable mejora a partir de señales que podrían anticipar una pequeña tregua dentro de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
La crisis es interna y eso motiva la demanda de divisas. La caída de la actividad económica y el pronóstico de una recesión que no tiene fecha de vencimiento fueron los impulsores de esta semana. La situación se fue agravando cuando el Gobierno comienza a reconocer que las cuentas no le cierran de acá a fin de año y evalúa alternativas de financiamiento. Para el ahorrista minorista, la inflación y la minimización de su efecto por parte del Gobierno es suficiente aliciente para estimular la huella traumática de crisis previas e inmediatamente demanda divisas para resguardar su patrimonio. No obstante, la suba al público volvió a reflejar las tensiones en el mayorista.
Desde el inicio de la jornada la demanda de divisas fue intensa. La primera orden de compra arrancó arriba de los 32 pesos. Sin embargo, esa no fue convalidada, aunque en el transcurso del día el salto de la divisa lo ubicó en 31,55 pesos. Previamente el Central debió repetir la intervención de la jornada previa y licitó reservas por 300 millones de dólares, de los cuales colocó 100 millones a un precio promedio de 31,2592 pesos por divisa. La presión sobre el billete no cedió y el Central licitó otros 300 millones y volvió a adjudicar 100 millones, los segundos 100 millones del día. Esto le permitió descomprimir sobre el final la demanda y el precio cedió terreno hasta su valor de cierre. El volumen operado volvió a aumentar y llegó a los 790 millones de dólares. La apuesta con el dólar futuro, que se pacta en el mercado rosarino (Rofex), sumó operaciones por 1104 millones de dólares, a 31,598 para fin de mes y 32,60 para el cierre de septiembre.