Nacido en 1938 en Liverpool, Lindsay Kemp descubrió pronto que bailar podía hacer de su cuerpo una materia etérea: “Yo bailaba sobre la mesa de la cocina para entretener a los vecinos. Quiero decir, en South Shields, era una novedad ver a un niño con maquillaje danzando en puntas de pie. Como fue demasiado para mi madre al cumplir ocho años decidió enviarme a un internado, con la esperanza de que me inculcaran algún tipo de sentido y disciplina formal”. Convencido de que la danza sería su expresión Kemp supo a los 17 años que no se había equivocado: hasta en su paso por la Fuerza Aérea se encargó de que cada marcha obligada se volviera un descarado desfile por lo que conoció la penalización y la mofa. Aplicó pronto a su trabajo corporal el expresionismo que le robó, cual Prometeo desatado, a la gran Hilde Holger, creadora de la Nueva Escuela de Movimiento de Artes e introductora de las técnicas hindúes de las manos: los mudras milenarias que Kemp absorbió y transmutó para su arte del mimo, mejorado en estudio y conversaciones con Marcel Marceau. En 1963, para una producción de Hamlet protagonizado por Christopher Plummer para la BBC, Kemp encarnó al personaje de la Reina, primera muestra de su colección única de femineidades. Luegofue Alice, Salomé, Cenicienta, Divine (inspirado en una novela de Jean Genet). En 1966, año augural, a seis años de la fundación de su compañía, luego de una performance en el Covent Garden, un tal David Bowie de 19 años entró a su dressing room: Kemp dijo que lo vio llegar como si se tratase del arcángel Gabriel hablándole a una maquilladísima Virgen María. Bowie se transformó en su alumno y amante al incorporarse a la troupe de Pierrot in Turquoise, donde compuso el personaje de Cloud, además de escribir e interpretar varias canciones para el show en el que Kemp como Pierrot se desvela por conseguir el amor de una Colombina desgraciada que ama a Arlequín.
Fue Kemp quien modeló las maneras de quien sería el Duque Blanco a partir de la creación que todos reconocen como suya: Ziggy Stardust, ícono del glam rock y álbum conceptual modelo que lanzó a Bowie a las grandes audiencias. La miscelánea de referencias que se aglutinan en la figura de Ziggy es propiedad de la amalgama de recursos performáticos que Kemp estudiaba y desplegaba ya desde los inicios de su carrera. La historia del andrógino y bisexual extraterrestre que se vuelve estrella de rock cruza los universos de la science-fiction y el teatro kabuki. Kemp fue el encargado de montar la escena de los shows de Bowie y sus estudiados movimientos sobre el escenario del Rainbow Theatre, donde más tarde ayudaría a Kate Bush a moldear también su movimiento y su art pop escénica. Con Flowers, parido en 1974, Kemp formó parte de un gran movimiento contracultural con epicentro en el West End londinense al sentar las bases de un teatro-danza no realístico, pre drag e híper expresionista donde todas las mutaciones eran posibles: mimo y pantomima, circo y cabaret, happening y cine mudo, rito y arte del trance, homoerotismo y music hall, danza y travestismo, orientalismo y mariconería. Toda la obra de Kemp puede pensarse como una meditación sacra y convulsa sobre la poesía del travestismo y la máscara entendidas como alto kitsch estético. Después de su venida a Baires en 1991 para interpretar a Puck en Sueño de una noche de verano en el teatro Coliseo, nuestra ciudad vio, un año después, la última función mundial de Flowers sobre el escenario de Teatro Metropolitan.
Para aquellos que vieron esas funciones su recuerdo magnético no se apagará. Yo guardo para mí el recuerdo de querer (locamente) ir a verlo a su camarín para que me firmara el programa de mano. Lindsay me hizo pasar, garabateó unos dibujos hermosos, me sentó en una silla frente a su espejo de luces, y amagando pintarme los labios me estampó un beso en la boca que no olvidaré.