El cadáver de una chica de 16 años, con indicios de haber sufrido violación y una muerte violenta, en un descampado de Coronda, sumó un femicidio más a la estadística negra de Santa Fe.

Un joven descubrió el cuerpo de la adolescente el lunes al anochecer, mientras paseaba su perro junto a un desagüe sobre la costa corondina, a la altura de calle Mitre y a tres cuadras de la cárcel. Estaba boca abajo, embarrado y con los pantalones bajos. A su lado, un morral y 250 pesos. Por las primeras evidencias en el cuerpo, la víctima sufrió un golpe en la cabeza, rasguños en la cara y estrangulamiento, además de indicios que suponen un ataque de índole sexual.

Se llamaba Magalí Guadalupe Ojeda. Sus familiares la reconocieron en la morgue. Aunque había sido el sábado por la noche la última vez que la habían visto, ellos no habían radicado denuncia por su desaparición. La noche del viernes, comentan, Magalí había sido vista en la cercana ciudad de Gálvez, acompañada por el hombre con el que tenía una relación amorosa y que la policía busca en procura de que el fiscal santafesino Marcelo Nessier le tome declaración testimonial.

Ahora Nessier busca otros testimonios en el entorno de la joven, en el resultado de la autopsia y en las imágenes de algunas videocámaras cercanas al lugar donde apareció el cuerpo. Una prueba de valía puede ser los restos hallados debajo de las uñas de la chica, lo que hace inferir que ella intentó defenderse de su homicida. Sobre ese material el forense buscará datos de ADN, acaso pertenecientes al femicida.