La puesta de Esperando a Godot prevista para estrenarse en el Teatro San Martin el próximo 22 de septiembre quedó envuelta en una inesperada polémica. El Complejo Teatral de Buenos Aires fue intimado por la agencia que tiene los derechos de la obra y recibió el aviso de revocatoria para montar la célebre obra de Samuel Beckett. El motivo: la presencia de mujeres en el elenco. Los representantes franceses del legado del célebre autor irlandés no aceptan que no haya un elenco íntegramente masculino.
“La versión de esta obra sobre la cual se pidió y otorgó autorización y sobre la cual se encontraba trabajando el elenco (conformado por mujeres y varones) junto al director y equipo creativo, fue estrenada en Buenos Aires en el año 1996, interpretada también por un elenco mixto”, aseguró el Complejo en un comunicado. La pieza que se ensayó durante semanas cuenta con dirección de Pompeyo Audivert. El reparto lo integran el propio Audivert, Roberto Carnaghi, Daniel Fanego y las dos actrices cuya presencia motivó la queja: Analía Couceyro e Ivana Zacharski. Ambas interpretan los personajes de Lucky y el Muchacho.
Esperando a Godot fue estrenada en París en 1953 y representó una de las cumbres del llamado Teatro del Absurdo. Beckett (1906-1989) fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1969. Antes, compartió el Premio Formentor, en 1961, junto a Jorge Luis Borges. En la obra hay cinco actores, todos varones en la versión original. Dos vagabundos esperan la llegada de un hombre llamado Godot, que nunca arriba. Hay otros tres actores en escena, y para dos de esos roles fueron convocadas Zacharski y Couceyro. Leonor Manso participó en esta adaptación. Ella dirigió la puesta de 1996, con Perla Santalla y Alicia Berdaxagar. Entonces no hubo el reclamo que se produce ahora. Incluso hubo puestas de Esperando a Godot fuera de la Argentina con mujeres en el elenco
El Complejo afirmó que “esto significa para el teatro un problema grave puesto que el proyecto se encuentra en estado avanzado: contratos artísticos, vestuario y escenografía terminada”. Además, estimó que la situación suscitada “nos convoca a reflexionar sobre ciertos aspectos tales como qué significa hoy que un actor sea varón, qué hacemos con la voluntad de un artista si la misma transgrede nuestros valores y nuestra legislación, entre muchos otros interrogantes”.
El órgano que se ocupa de los teatros oficiales de la Ciudad manifestó que intenta mantener en su programación “esta obra cuya fuerza política y filosófica es tan conmovedora”. Al mismo tiempo, “aceptar este planteo significaría poner en peligro a la obra, al equipo artístico, al mismo Complejo Teatral y a su público”, dado que se avalaría “un planteo anacrónico, absurdo y anti-artístico, con el cual definitivamente disentimos”. De momento, buscan “encontrar algún punto de acuerdo que nos permita continuar con el proyecto tal como fue concebido”, pero “si esto no fuera posible, la obra no será estrenada”.