El ex secretario de Obras Públicas, José López, no logró hacer pesar su estatus de arrepentido estrella en la causa de las fotocopias de los cuadernos para mejorar su posición en el juicio oral por los bolsos que llevó al convento de General Rodríguez con 9 millones de dólares, cuyo origen nunca pudo explicar. El ex funcionario le pidió al Tribunal Oral Federal 1 (TOF1), a cargo de juzgarlo, que lo excarcele con el argumento de que de todos modos estaría vigilado como imputado colaborador en la causa de las coimas en la obra pública y dijo que volvería a ampliar su indagatoria. Su expectativa, después de apuntar en la causa de  la obra pública hacia Néstor Kirchner y Cristina Fernández, y de reconocer una recaudación ilegal, tal como esperaban el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadio, era conseguir el máximo alivio. Logró pasar del penal de Ezeiza a una dependencia policial en Palermo. Pero los jueces que lo juzgan por enriquecimiento ilícito, junto a su esposa, una monja y testaferros, se negaron ayer a concederle la libertad porque consideran que el acuerdo de arrepentimiento que hizo en una causa no tiene por qué modificar su situación en otro expediente.

La resolución fue firmada, de manera unánime, por los jueces José Antonio Michilini, Ricardo Basílico y Adrián Grünberg, aunque este último utilizó argumentos propios, ya que con anterioridad se había opuesto al traslado de López del penal de Ezeiza a otra parte después que declaró como imputado arrepentido en el expediente de las fotocopias de los cuadernos del chofer Oscar Centeno. En aquella ocasión sus colegas aceptaron mudarlo a una unidad policial por razones seguridad. Para López era una mejora considerable porque en Ezeiza estaba aislado, casi no recibía visitas (más aun habiendo una pelea familiar) y mostraba un deterioro psicológico. Pero, evidentemente, aspiraba bajo la condición de imputado colaborador, dispuesto a decir lo que dejara satisfechos a Stornelli y Bonadio, a conseguir directamente la libertad. Los jueces, sin embargo, pusieron énfasis en que son causas distintas y lo que mejore su situación procesal en una, no tiene por qué repercutir en un juicio oral que ya está en curso. El mismo tribunal ya le había rechazado la excarcelación después que se cumplieron dos años de su detención.

La situación de López en el juicio oral es realmente complicada. Primero, porque fue atrapado in franganti, con los bolsos en la mano. Segundo, porque durante la etapa de instrucción -que estuvo a cargo del juez Daniel Rafecas y  el fiscal Federico Delgado- se probó que el dinero había estado en su casa, guardado junto a un tanque de agua, lo que explicaba que los billetes estuvieran húmedos. Algunos fajos termosellados tenían fecha de 2011. Son los billetes que, se cotejó, habían llegado de Estados Unidos al banco Finansur, cuando manejaba Jorge Sánchez Córdova, ex tesorero de Boca.  El propio López había reconocido que el dinero había estado en su vivienda. En una indagatoria llegó a decir que era plata “de la política”, sin dar detalles. El 10 de agosto último amagó con hacer una declaración explosiva en el juicio oral ante el TOF1, ya en pleno escándalo de los cuadernos, pero eso no sucedió. Fue curioso, porque dijo que sólo valía lo que diría en ese momento y todo lo que había dicho antes quedaba descartado. Las indagatorias, cabe recordar, no se hacen bajo juramento (como sí las declaraciones testimoniales). Ahí señaló que no tenía el dinero en su casa, que la plata no era de él sino que se la habían entregado tres personas que lo obligaron a ir al convento mientras lo escoltaban en moto  y un auto. Las imágenes de cámaras del recorrido mostraban que López había ido solo en su Meriva.

La defensora oficial de López, Pamela Bisserier, anticipó a los jueces del tribunal oral que López volvería a ampliar su indagatoria. Sería un modo de abrir una puerta a que haga algún aporte o diga algo sobre el origen del dinero. El problema que tiene es que la prueba recabada en la instrucción es contundente, es sustento del juicio oral, y hasta ahora lo contradice en buena medida. Lo que diga López, debería ser probado si se trata de justificar el dinero negro. La presentación de la defensora fue insistente en que se debe descartar que López se pueda fugar, debido a su situación personal y la de su familia, y que lo “han convertido en una de las personas más custodiadas del país”. Señaló que tampoco tendría sentido que entorpezca la causa porque perdería beneficios de la ley del arrepentido.

Después de este revés, habrá que ver cuántas ganas tiene López de seguir hablando, o si sus defensores recurren a alguna otra estrategia para beneficiarlo.