Nací hermana menor de cuatro personas: Natalia, Tamara, Laura y Alejandro. Dos de ellos hijos de mi papá, y dos de ellas hijas de mi mamá. Lo que me convierte en hija única, aunque la idea de unicidad me parezca un poco incómoda. Sobre la niñez de todos ellos desconozco, porque cuando tuve conciencia estaba finalizando su adolescencia y ya empezaban a despegar los posters de rockeros de la pared, o a buscar departamento para compartir con algún amigo. El registro de esta infancia que, de algún modo me pertenece, está dentro de una caja totalmente derruida debido a la la cantidad de mudanzas. Son papeles fotogàaficos arrugados, descuidados igual que el soporte que los contiene. Me apena que de jovencitos se hayan reunido en playas bonaerenses y se hayan divertido tanto. Siento desventaja por no haber formado parte de esa intimidad. En estas fotos, invento anécdotas sobre relatos que alguna vez me contaron. A lo que es verdad, le agrego.
El cuento por su autor
Este artículo fue publicado originalmente el día 13 de enero de 2017