El mercado le cantó las cuarenta al Gobierno. Dos años y medio sin rumbo económico y un sinnúmero de contradicciones dentro del gabinete de Cambiemos hicieron eclosión ayer con un dólar que superó la impensable marca de 40 pesos, para cerrar la jornada en 39,87 pesos, con una suba de 5,37 pesos o de 15,6 por ciento frente al día anterior. En la jornada llegó a ofrecerse en las pizarras del microcentro por encima de los 42 pesos y superó los 41 en el segmento mayorista. Frente al pánico de inversores y pequeños ahorristas, el Banco Central dispuso una nueva suba, de quince puntos, en la tasa de interés de la política monetaria hasta el 60 por ciento anual y un incremento en los encajes bancarios sobre los depósitos en pesos (ver aparte). Sin noticias externas a las cuales responsabilizar de la explosiva alza del dólar, que más que duplica el valor de fin del año pasado (18,95 pesos), el Gobierno recoge los frutos de la desregulación de los mercados. Los paliativos que ensaya el equipo económico no alcanzan para contrarrestar la estampida contre el peso. Cuando faltaban cinco minutos para el cierre de la rueda cambiaria, el Central subastó 500 millones de dólares, de los cuales fueron colocados 330 millones a un precio promedio de 38,71 pesos. Con ello logró amortiguar la suba del dólar al público a un promedio de 39,87 pesos, con fuerte dispersión entre los distintos bancos. La incertidumbre sobre el nuevo acuerdo con el FMI fue un factor adicional para corrida. El Gobierno intentó convencer al mercado de que ya tenía un nuevo entendimiento, hundido el anterior, pero el Fondo aclaró que recién ahora empezará la negociación. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, confirmó que viajará a Washington a reunirse con técnicos del organismo el lunes próximo, fecha para la cual prometió anuncios económicos.
La liquidación de dólares por parte del Central se reflejó en una caída de reservas de 510 millones de dólares, hasta los 53.793 millones. Entre bancos y empresas, donde se transan montos superiores al millón de dólares, la divisa se movió en valores de pánico y daba saltos de uno o dos pesos en cuestión de minutos. Mientras el Gobierno continuaba esperando que el sector exportador, el más favorecido junto al financiero por el macrismo, volcara algo del stock de divisas de la liquidación de sus cosechas, la plaza cambiaria se secó de dólares y la demanda no dio tregua.
La primera operación de cambios del día en el mercado electrónico (Forex MAE) se realizó a 35,423 pesos. Recién eran las 10.45 y “el mercado acercó posturas a 39 y 40 pesos”, según el informe del Forex, que remarca que “durante la sesión hubo una fuerte tendencia compradora desde primera hora, con buen volumen negociado”. Pasada media rueda el precio alcanzó máximos negociados en 41,60 pesos y en ese circuito cerró a 39,25. El Central intervino cinco minutos antes de que finalizara la rueda con una subasta de 500 millones de dólares de reservas. De ese total colocó 330 millones de dólares. El día anterior había vendido 300 millones y 400 millones entre lunes y martes. Con la última intervención, el precio mayorista o spot recortó posición hasta los 37,60 pesos, con un aumento de 11,2 por ciento o 3,80 pesos.
La suba ya se presenta imparable luego de los bríos que tomó con el escueto mensaje presidencial, antes de la apertura de los mercados de anteayer, en el que se dio por hecho un supuesto acuerdo cerrado con el Fondo Monetario Internacional para adelantar desembolsos del préstamo otorgado al país. La respuesta fue una aceleración de la devaluación de la moneda. El mensaje había dejado en claro que el Gobierno no puede siquiera enfrentar los compromisos de vencimientos de la deuda que contrajo en los últimos dos años y medio. Pero la situación al fin de la jornada del miércoles fue incluso peor para el inicio de la rueda actual. El propio Fondo informó que se revisarían los plazos, pero no confirmó el desembolso y lo puso a condición de más ajuste.
Una nueva desmentida al Gobierno volvió a tensar la situación y el Banco Central apeló de manera desesperada a cualquier instrumento para detener esta corrida que ya insumió en el año 22.000 millones de dólares de las reservas. Sin poder utilizar todo el poder de fuego del stock de reservas, por pedido del FMI y ante la imposibilidad de recuperarlas, la autoridad monetaria que conduce el financista Luis Caputo sólo atina a subir otra vez la tasa de interés. La corrida posterior a la salida del “uno a uno” en el 2001 se logró frenar luego de haber elevado la tasa a niveles del 80-85 por ciento anual, lo que no solo congela el financiamiento sino que destruye la actividad económica.
Pero en momentos de pánico un aumento en los rendimientos en pesos, frente a un dólar al público que sólo en agosto acumula un alza de 37,2 por ciento y de 101,6 por ciento en lo que va del año, la decisión del ahorrista de a pie sigue siendo comprar moneda dura. Para evitar la dolarización de cartera de los propios bancos, el Central decidió adicionalmente elevar en 5 puntos porcentuales los encajes para todos los depósitos en pesos, tanto a la vista como a plazo. Si bien el problema no es en estos momentos la salida de depósitos en moneda local, está claro que el Gobierno se anticipa a una caída en las colocaciones en pesos como sucedió en 2001-2002 y derivó en la aplicación de un corralito o corralón.