Oportunidades así son acontecimientos, y más vale estar con las antenas despiertas porque la gira latinoamericana de David Cross junto a Stick Men hace pie en Rosario, con un show que promete ser tal vez único. Esta noche, el cuarteto que reúne los sonidos todavía vigentes de King Crimson visitará a las 21 el Complejo Cultural Atlas (Mitre 645). La presentación se suma a la que el cuarteto brindara ayer en Buenos Aires, en el tren de una semblanza continental que reúne los países de Chile, Brasil, Uruguay, Costa Rica, El Salvador, México, Perú, Bolivia y Guatemala.

De este modo, el rock progresivo tendrá un momento de esplendor en el violín del legendario David Cross, partícipe de la extraordinaria banda inglesa entre 1972 y 1974. Como ejemplo suficiente, vale destacar a Cross como partícipe en la grabación de los discos Larks´ Tongues in Aspic y Starless and Bible Black, quinto y sexto álbum de la agrupación liderada por Robert Fripp. Además, David Cross ha integrado las formaciones de bandas como Clearlight, Low Flying Aircraft, Radius, así como logrado una formación propia bajo el nombre David Cross Band, junto a Arch Stanton (voz), Lloyd (percusión), Mick Paul (bajo), y Paul Clark (guitarrra).

En lo que respecta a Stick Men, el trío inicia su trayectoria en 2007, junto a Tony Levin, Pat Mastelotto y Michael Bernier (reemplazado tempranamente por Markus Reuter). Con el predominio musical puesto en el Chapman Stick y la percusión, Stick Men ha grabado cinco discos de estudio, hasta llegar al reciente Prog Noir (2016), en donde las gotas de lluvia evocan un sonido sombrío, que dialoga con la serie noir del blanco y negro. Hay también grabaciones en vivo, una de ellas en Buenos Aires, 2011. Otras dos son en Tokyo. La primera de éstas, de 2015, bajo el álbum doble de título Midori, es la que establece el vínculo actual con David Cross.

En cuanto al desglose del trío que es Stick Men, el alemán Markus Reuter es quien se distingue desde la Touch Guitar. Versado en los cursos Guitar Craft que organiza Robert Fripp, Reuter ha integrado también distintas formaciones, proyectos y ensambles. Ahora bien, si se trata de identificar al hombre del Chapman Stick, el nombre maestro es el del norteamericano Tony Levin. Miembro de King Crimson a partir de los años ’80 (participó en discos como Discipline -1981-, Three of a Perfect Pair -1984-, THRAK -1995-), Levin ha grabado además con Peter Gabriel, John Lennon, Liquid Trio Experiment, y a su vez discos solistas. Por su parte, Pat Mastelotto, también norteamericano, ha tenido su membresía en la corte del Rey Carmesí a partir de los ’90, tal como lo testimonian el referido THRAK y los álbumes The ConstruKction of Light (2000) y The Power to Believe (2003). El baterista ha participado de varios proyectos distintivos, junto a Mr. Mister, XTC, y The Rembrandts.

En otras palabras, y por si no quedara claro, la conjunción de Stick Men con el violín de David Cross no puede menos que ser notoria, imperdible. En ellos surgen ecos inconfundibles de sonidos que han sido emblema en décadas pasadas, pero en combustión espontánea con un después todavía no escrito. La escucha del álbum Midori suena bien enrarecida, con ambientes que chillan como dinosaurios heridos por un futuro embravecido, a veces apaciguado en la calma de un oasis inesperado. Es inevitable pensar esas músicas en consonancia con el público mismo que Japón significa: a la manera de un sueño afiebrado, que aletarga pero es irresistible.

Desde ya, la referencia inmanente a King Crimson habilitará a la escucha renovada de composiciones clásicas, que ya cuentan décadas y delinean épocas suficientes en la trayectoria musical de la agrupación insigne de Fripp; pero con el afán puesto en perseguir sonoridades que despunten hacia otras formas, preocupadas por esa expresión nada cómoda que se conoce todavía como rock progresivo.

El prolegómeno de esta aventura -de música intraterrena y explosiva- será la participación en calidad de invitada de la banda rosarina y también mítica Pablo “El Enterrador”. Épocas que se tocan, con músicas que suenan más allá de cualquier clasificación.