Marine Le Pen visitó la Trump Tower en Nueva York pero no se reunió con ningún miembro del equipo republicano, manifestó Hope Hicks, vocera del futuro presidente estadounidense. La candidata presidencial francesa de extrema derecha tomó café con tres hombres de traje y corbata en una mesa del Trump Ice Cream Parlor, ubicado en la planta baja de la Trump Tower; uno de ellos era su compañero, el vicepresidente del Frente Nacional, Louis Aliot, y el otro hombre era el empresario italiano George Guido Lombardi, vecino del presidente electo en la Trump Tower –ocupa los pisos 62 y 63– y que, aunque no integra su equipo oficial, es su contacto con la extrema derecha europea. Trump ya se había reunido con Nigel Farage, líder de la ultraderecha británica. Consultada por los periodistas sobre si finalmente se reuniría con Donald Trump, no quiso responder. La presidenta del FN no había anunciado su viaje a Nueva York. Su director de campaña dijo en París que se trataba de una visita privada y no dio más detalles sobre la líder del partido xenófobo. “No se reunirá con nadie de nuestro equipo”, sentenció Hicks interrogada por la prensa. Consultado también sobre una posible reunión Le Pen-Trump, el principal vocero del presidente electo, Sean Spicer, había indicado un poco antes: “No hay reuniones. Es un edificio público”. Le Pen, que se define antiestablishment porque rechaza ideas de la izquierda, pero también de la derecha, fue uno de los primeros políticos en felicitar a Trump por su victoria electoral del 8 de noviembre. También saludó al magnate neokorkino cuando éste dijo que había persuadido a Ford a producir uno de sus modelos de automóviles en Estados Unidos, en lugar de en México, aunque Ford afirma que su decisión se apoyó básicamente en razones financieras. Las encuestas en Francia prevén que Le Pen, que perdió las elecciones presidenciales francesas de 2012, llegará al balotaje de las elecciones presidenciales de mayo, en las que se elegirá sucesor del presidente socialista François Hollande.