Con un “feriazo” frente al Ministerio de Agroindustria, pequeños productores rurales de distintas provincias se solidarizaron con los trabajadores que mantienen una permanencia pacífica de esa cartera y que fueron reprimidos por la Policía Federal tras rechazar los 565 despidos anunciados ayer. Desde los stands ubicados sobre Paseo Colón al 900, hubo venta y entrega gratuita de verduras sembrada, cosechada y transportada por productores asistidos por la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF), donde la cantidad de despidos llegó al 60 por ciento de su personal en todo el país.
De los 548 despidos confirmados ayer por el Ministerio conducido por el ex presidente de la Sociedad Rural, Miguel Etchevehere, 447 correspondieron a la planta de la SAF. La primera tanda de despidos en esa área fue en 2016, cuando unos 170 técnicos fueron echados. La segunda faena fue en abril pasado, cuando desplazaron aproximadamente a otros 160. En los dos años y medio de la gestión macrista, esa secretaría despidió a alrededor de 780 trabajadores de los 1300 que tenía en diciembre de 2015.
“Es una locura.” Ese es el único calificativo que encuentra Melina Zocchi, delegada de ATE-SAF y trabajadora de esa área en la provincia de Catamarca. Allí se desempeñaban al menos 50 técnicos. Quedaron 26. “Hay delegaciones que fueron vaciadas en un 80 y hasta 90 por ciento de su planta. En la Patagonia –ejemplificó-, hay una que tenía 24 técnicos y a hora quedaron 4”.
La sangría en la SAF no afecta solo a los técnicos y al personal administrativo que pone en marcha los emprendimientos productivos de comunidades rurales campesinas e indígenas sino que, obviamente, deja en el desamparo a esos proyectos de pequeños productores. Algunos de ellos son parte de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), que esta tarde llegaron hasta la sede de Agroindustria con cajones y cajones de verduras de hoja para visibilizar su trabajo diario y solidarizarse con los despedidos.
El vaciamiento de SAF es parte del “achique del Estado” con que el gobierno de Cambiemos evoca el consejo del fallecido ingeniero Álvaro Alsogaray pero también es una ratificación de su política de favorecer a las corporaciones del agro por sobre los productores familiares organizados en movimientos campesinos o pequeñas comunidades.
“Están desmantelando la SAF. Les molesta nuestro trabajo”, criticó Zocchi en diálogo con Página/12. La situación laboral de los técnicos nunca fue buena. La amplísima mayoría dependía (y depende) de contratos semestrales o anuales. Pelean para que los coordinadores de zona ejecuten los presupuestos y hacen su trabajo en zonas rurales sin que Agroindustria los provea de vehículos ni combustibles.
La delegada agregó un aspecto más al análisis del vaciamiento: “No somos muchos los técnicos pero tenemos una distribución territorial en todo el país. Entonces, lo que el Gobierno hace con este desmantelamiento es ir por los territorios”. Es decir, dejarle el campo libre a los pools de siembra.
Los técnicos de la SAF no solo brindan asesoramiento a los emprendimientos de subsistencia y venta a pequeña escala, sino también “a la comercialización in dependiente, a las políticas de arraigo, a la educación sobre ese modelo productivo y al desarrollo rural integral”. “Evidentemente –concluyó-, somos un peligro para los sectores concentrados del campo.”
Mañana, en el edificio ubicado en Paso Colón y Estados Unidos, en la Capital Federal, habrá un festival artístico organizado por los trabajadores que mantienen la permanencia pacífica iniciada esta semana para resistir los ajustes.