En una modernidad que amenazó con la extinción de la historieta tradicional (aquella dibujada con lápices, plumines y pinceles sobre la tentadora blancura del  papel o la cartulina) para su reemplazo por la animación o por  los casi mágicos avances de una tecnología cada vez más sofisticada pero también más sorprendente, que sigan perseverando en ese género tan apasionante artistas como Carlos Barocelli es sin duda un hecho que no debe pasar inadvertido.

El dibujo, la ilustración tanto como el contenido literario de una historieta, de un comic, fueron elementos indivisibles para una extensa nomina de talentosos dibujantes y guionistas que a partir de la década del 50 y hasta la del 70 del siglo pasado llevaron el género a altos niveles de calidad y creatividad. Entre los primeros figuran José Luis Salinas, Alberto Breccia, Arturo del Castillo, Hugo Pratt, Francisco Solano Lopez, Paul Campani, Tulio Lovato, Lucho Olivera, José Muñoz, Walter Ciocca, Horacio Altuna, Gustavo Trigo y muchos otros.

Héctor Oesterheld, por su parte, fue un nombre inevitable entre los guionistas, a la vez que un creador incansable de publicaciones que como Frontera y Hora Cero dieron a la historieta un alcance masivo. Alberto Ongaro. Leonardo Wadel, Robin Wood, Carlos Sampayo, Carlos Trillo se contaron entre los creadores de muchas de esas historias, épicas a veces, terroríficas otras, costumbristas, históricas, legendarias, a las que iluminaba el trazo de un dibujo, casi siempre identificador del respectivo artista. Sin olvidar que la historieta humorística tuvo y tiene en el país exponentes del talento de Eduardo Ferro, Héctor Torino, Roberto Battaglia, Guillermo Divito, Lino Palacio, Quino, Caloi, Tabaré, Fontanarrosa y muchos otros.

Carlos Barocelli es heredero de esa tradición de ilustradores y, como algunos de ellos, su obra ha atravesado las fronteras del país para ser publicada, y  reconocida en editoriales como “Neosmedia” (Sevilla), “AC Estudio” (Madrid), “Parson Education” (Londres) y  la italiana “Signe de Autori”. Francisco Solano López lo eligió para ilustrar la serie “La resistencia”, de El Eternauta de Oesterheld, aun no publicada. Es una historia de Oesterheld que nunca se había llevado a la historieta. Dibujarla me llevó dos años de mi vida, confesó en una entrevista. Hasta la concreción de ese ambicioso proyecto, Barocelli trabaja actualmente en “El pasajero del U977”, una historia de terror del guionista uruguayo Rodolfo Santullo.

En muchos de sus trabajos, sobre todo los vinculados a temas históricos, se advierte esa misma meticulosidad en los detalles mínimos de un uniforme, de una carga de caballería, de las armas, que tenían otros grandes como nuestro José Luis Salinas o los italianos Sergio Toppi o Dino Battaglia o el norteamericano Harold Foster. Sin olvidar la fuerte impronta que dejó en los ilustradores de varias generaciones, que incluye a la de Carlos Barocelli, el gran Hugo Pratt, del mismo modo que signaron su época otros creadores legendarios Will Eisner o Milton Caniff.

La innegable vocación docente de Barocelli le ha permitido, a través de la enseñanza, acercar al género a muchos jóvenes dibujantes para los que la historieta y la ilustración son un terreno a explorar, un vasto papel en blanco en el que en algún momento, algunos de ellos comenzaran a pergeñar una historia acaso perdurable. Como Eduardo Risso, mentor e impulsor de “Crack Bang Boom”, la anual y tal vez más relevante Convención Internacional de Historieta de Rosario, y uno de los primeros rosarinos en publicar, ganar prestigio y premios en Estados Unidos, Carlos Barocelli sigue trabajando en silencio, creando historias e iluminando textos, apostando a la perennidad de ese género que supo perdurar lozanamente en el tiempo.

 

* Director del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa.
Barocelli expondrá allí sus dibujos del 27 de setiembre al 28 de octubre.