En Ozark, Wendy Byrde es un enigma que se va develando, corporizado por una actriz que, como su compañero Bateman, ha sabido ganar premios y elogios de todos los colores. En una pausa de la filmación –donde nunca perdió la sonrisa a pesar de repetir cuatro veces una escena que implicaba cierta violencia–, Laura Linney no duda en señalar que “este es uno de los mejores trabajos que he tenido”.

–¿Qué fue lo más difícil de crear a Wendy?

–Nada. Este trabajo ha sido maravilloso cada día. Decir las líneas correctas no podría sentirse más fácil, porque los guionistas son tan buenos, la gente y la producción son tan buenas, todo fluye. No tuve que luchar... este año hizo mucho frío (risas), pero los personajes tienen tanto sentido que en la actuación fue muy satisfactoria.

–¿Cuán diferente es preparar un personaje para una serie que para una película? 

–En una película donde tenés claro el comienzo, el desarrollo y el final, puedo dedicarme a construir el personaje con todo detalle, está todo seteado. Con un show de TV, el desafío es como situás esos detalles de modo que le den forma pero no te limiten, dependiendo de lo que los guionistas hagan después. Trato de estar en el momento y no preocuparme... algo que va un poco contra mi naturaleza (sonríe), pero es lo que este medio necesita.

–Más temprano hablábamos con Jason sobre todo lo que la pareja dice con la mirada. 

–¡Eso es bueno, quiere decir que funciona! Cuando estás creando una historia buscás ciertas cualidades universales más allá de las culturas. Siempre hay un lenguaje no hablado en una pareja, sus frustraciones, su felicidad, su intimidad, sus decepciones del otro... con suerte eso puede ser condensado y transmitido en esas miradas, y es maravilloso cuando ocurre.

–¿Cómo ve esta nueva era de ficciones televisivas? Ya no parece ser considerada un “medio menor” frente al cine o el teatro.

–Es diferente, incluso a como eran las cosas cuando empecé. Los actores eran de teatro o de TV o de cine, nunca cruzaban de campo. Es un gran cambio y todos tienen algo  que ofrecer, sobre todo en una era de resurgimiento de la TV gracias al streaming; la gente tiene a disposición una gran experiencia. Son interesantes las dinámicas entre las series que se suben todas juntas o un episodio por semana. Tener a disposición una serie completa es una nueva experiencia: no es una película, tampoco una serie, es algo nuevo, y permite un nuevo campo de expresión al actor. 

–Y produce cambios en la narración. 

–Absolutamente. Influye a la actuación, a la escritura, a la cinematografía. Ha sofisticado más a la producción televisiva, y la historia que se cuenta también lo es. Es más parecido al cine. 

–¿Qué es lo que más le gusta de Ozark?

–Es difícil decirlo... la gente. Me encanta este grupo de gente, la producción, el equipo técnico, me encanta venir a este lugar hermoso. Es uno de los mejores trabajos que he tenido, y todos nos sentimos más o menos igual. Tratamos de guardarnos estos momentos porque sabemos que un día terminará. Confirma tu fe en que el buen trabajo surgirá de un buen equipo. 

–¿Hay algo en lo que no esté de acuerdo?

–¡¡Nunca estaría en semejante situación!! Soy tan buena chica, tan formal, (sonríe), no podría manejar esa presión... me desharía como una servilleta mojada. No podría vivir un solo día en los zapatos de Wendy. No tengo un octavo de su fuerza  y ella es antiética, su lógica está completamente desviada.

–Pero debe ser divertido hacerla...

–¡Es MUY divertido! (risas)