La explosión en la escuela 49 de Moreno terminó con la vida de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez. Desde ese día, con la consigna “No fue tragedia, fue asesinato”, la comunidad educativa bonaerense decidió decir basta a la desidia del gobierno provincial y suspender las clases en más de 900 escuelas. El estado esperó a que la vicedirectora y el auxiliar de la 49 perdieran su vida para comenzar los arreglos del establecimiento, que repetidas veces había denunciado pérdidas de gas, desbordes de pozos ciegos, falta de vidrios en las aulas, filtraciones, paredes electrificadas y malas conexiones eléctricas, entre otros problemas de infraestructura. Según afirmó Hernán Pustilnik, compañero de Sandra y de Rubén, padres y docentes de la 49 decidieron que no vuelven a la escuela hasta que no estén arregladas todas las instituciones de Moreno.

“El día anterior a la explosión, Sandra llamó adelante mío al Consejo Escolar pidiendo un gasista porque había mucho olor a gas, mucho más que otras veces. Todavía no pudimos ver nada de la causa, pero parece que el gasista vino, dejó un ventilador prendido para que se ventile, dijo que no había ninguna pérdida y se fue. Al otro día pasó lo que pasó”, explicó Pustilnik, con el guardapolvo blanco y un pañuelo al cuello con el nombre de sus compañeros. “Y dentro de todo tuvimos suerte de que esto no pasó quince minutos después. Estaríamos hablando de más de cien muertos, la mayoría pibes”, agregó. 

En la iglesia, frente a la escuela, un grupo de madres y docentes se organizaron para no abandonar a los alumnos a la suerte de las inactivas autoridades provinciales. Los chicos reciben desayuno, almuerzo y merienda, y tres veces por semana se acercan a retirar tareas para realizar en sus casas. “Esto es así en todas las escuelas. Y en las que no están recibiendo vianda, que son la mayoría, los docentes, auxiliares y padres se están organizando para poner plata y hacer ollas populares”, detalló Pustilnik.

“A nosotros nos querían hacer retomar las clases el 21 de agosto. En media escuela, con ocho aulas, 160 chicos en el comedor todos juntos, baños químicos, viandas. Nosotros llevamos la propuesta a los papás y todos estuvimos de acuerdo en no aceptar. De ahí surgió la idea de no volver a la escuela 49 cuando esté arreglada, hasta que no den soluciones a todas las escuelas del distrito”, explicó.

La escuela 49, según informaron a los docentes, solo tendrá una conexión de gas en la cocina. El resto va a funcionar con electricidad. “Me dijeron que iban a poner aires acondicionados en todas las aulas, como una novedad. No lo podía creer, parecía un chiste. Preferiría morirme de calor y tener a Sandra y Rubén al lado mío”, resaltó el docente. 

Este jueves, en medio del ir y venir de los trabajadores de la obra de reconstrucción de la 49, apareció Sofía, una alumna de cuarto grado que vive en la cuadra. “Ellos ahora están arreglando la escuela, pero la vice y Rubén ya no están con nosotros. Aunque están en cada ladrillo de esta escuela, como me dice mi mamá, porque ellos dieron todo por nosotros”, susurró. Se le escapó una sonrisa al recordar a Rubén, y la alegría con que los recibía cada mañana, y a la “vice”, siempre contenta y ayudando a los demás. “Yo me cambié de escuela hace poco, porque en la otra me trataban muy mal. Acá llegué y ahora son mi familia”, explicó. Al ver que se acercaba su mamá, que también fue alumna de la escuela, con sus tres hermanos, se apresuró a decir: “Yo tengo que estar fuerte, porque mi mamá está mal y mis hermanitos son más chicos. Yo los contengo”.

“A los chicos les está costando un montón. Y yo creo que les va a costar mucho más cuando tengamos que volver. Te hablan todo el tiempo de la vice, de Rubén, de quién les va a abrir la puerta, quién los va a retar. Va a ser muy duro seguir. Nunca más vamos a ser los mismos”, reflexionó Pustilnik.

“Tuvimos una pérdida de gas importante a principio de año, estuvimos 15 días sin comedor. Firmamos una nota anunciando la suspensión de clases junto a los padres y recién ahí vinieron a arreglar. Pero son todos parches, no dan soluciones serias”, recordó. “Esto que pasa en la 49 se repite en todas las escuelas. Algunas tienen la conexión de gas de más de 60, 70 años. Y nunca fueron revisadas. Esto le podría haber pasado a cualquiera del distrito, de la provincia. Queremos que esto sea un punto de inflexión”, agregó. 

“El viceministro Siciliano vino el día de la tragedia y después salió a decir que estábamos usando a los muertos para hacer política. Sánchez Zinny también vino, pero nunca se presentó como ministro. Vino en la clandestinidad hace dos semanas. Se presentó como Gabriel en la capilla y se sacó una foto con las madres, que pensaron que era alguien que traía donaciones. Después volvió porque se olvidó de sacarse una foto dentro de la escuela y cuando lo vi me acerqué y se presentó de nuevo como Gabriel. No me quería decir su apellido. Le dije que sabía quién era y le pregunté quién se iba a hacer responsable de lo que pasó y cómo íbamos a seguir. Me dijo que sabía quién era yo y cómo pensaba y subió al auto. Los padres vieron la situación y se pusieron atrás y adelante del vehículo, porque yo le dije que no me faltara el respeto y creyeron que me había hecho algo. No lo trataron mal, le pidieron respuestas”, relató el docente. “Desde el gasista hasta Vidal, todos tienen responsabilidad. Ellos quieren cortar el hilo por lo más fino, que es el gasista. Tiene su responsabilidad, es verdad. Pero no es el único. Ellos se manejan con estadísticas y perder un día de clases para revisar el gas no les cierra en la estadística”.

Informe: Azul Tejada