River y San Lorenzo empataron anoche en el Bajo Flores y sumaron su cuarta igualdad de la Superliga en la misma cantidad de jornadas. El 1-1 significó el regreso del elenco millonario al gol por el torneo local, donde no había convertido, pero también fue el fin del record de imbatibilidad de Armani, quien fue figura junto a Navarro.
El Millonario llegó al Bajo Flores con la intención de trasladar el gran nivel mostrado en la semana por Copa Libertadores a la Superliga, donde había empatado 0-0 sus tres encuentros anteriores. Para ello, Marcelo Gallardo repitió a diez de los once que le propinaron el 3-0 a Racing para avanzar a cuartos de final. Pero, acorde con lo que viene siendo River en el ámbito local, quien primero reafirmó su excelente momento fue Armani. El uno salvó temprano el cero de los suyos cuando, tras un imperfecto despeje de Maidana, Blandi asistió a Reniero para que éste la tire a un costado de su marca, lo supere a toda velocidad y encuentre con un remate cruzado la perfecta respuesta del arquero.
Inmediatamente, Pratto tuvo la suya, que se fue cerca, y esa tónica fue tiñendo el encuentro: de ida y vuelta. Armani por un lado y Navarro, que le sacó con el pie un mano a mano a Quintero, por el otro se lucían con sus intervenciones. Pero el partido sufriría un quiebre a los 32 minutos, cuando Enzo Pérez –ingresó por la lesión de Ignacio Fernández– corrió el brazo para desviar un remate de Moyano en el área. Penal. Lo vio hasta Navarro quien, desde el área de enfrente y con un ojo hinchado, reclamó al juez de área (el que está detrás del arco) imitando el movimiento de Pérez. Pero el árbitro Baliño, de frente a la jugada, no lo cobró.
Rápido de reflejos, River se puso en ventaja. Quintero tomó la pelota por la derecha y no la soltó hasta meterse al área, donde metió un zurdazo esquinado para vencer a Navarro. Golazo. Claro que fue fundamental para el colombiano la ayuda de Borré y Pratto, quienes no entrarán en la estadística, pero con sus diagonales se llevaron a los defensores del Ciclón y le dieron espacio al volante para sacar su remate. De la mano de Armani, a la de Pérez, a la del árbitro y a la de Quintero –quien, claro, tiene un guante en la zurda–, River se ponía 1-0 y volvía a marcar un gol por torneo local tras 318 minutos.
En la segunda parte, el ida y vuelta de la primera fue todo ida de San Lorenzo que, con pocas ideas, aceptó el retroceso de River y se adelantó a la búsqueda de la igualdad. Y cuando poco pasaba, ésta llegaría desde una pelota parada. Una confusa repartija de marcas en la defensa millonaria dejó solo al ex Boca Blandi, que con un cabezazo en el primer palo le rompió el arco y el invicto a Armani. Fueron 963 los minutos que el santafesino estuvo sin recibir goles, la segunda mayor marca en la historia del fútbol argentino.
Después del empate, poco sucedió. Sólo quedaba ver River y San Lorenzo sumaban un nuevo empate en la Superliga.