Pasado mañana, el ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, comenzará oficialmente la negociación para conseguir un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Se reunirá con la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, para definir otras metas cuantitativas y cualitativas. La caída de un programa a menos de tres meses de su entrada en vigencia es el reflejo más nítido del naufragio de la economía macrista, la expresión más rotunda de la ineptitud de los funcionarios encargados de la gestión económica y la anotación de otro fracaso de la burocracia del Fondo.
Para evitar el bochorno de haber pactado uno de los programas más ambicioso en monto de financiamiento y, a la vez, el más rápido en fracasar, el FMI reclamará pruebas de amor más intensas, que el gobierno de Macri entregará porque así espera no caer al vacío del abismo. La fórmula será más ajuste fiscal (reducción del gasto y aumento de ingresos vía retenciones a las exportaciones) a cambio del giro de más dólares que los previstos y con mayor libertad para utilizarlos en el pago de vencimiento de deuda y en la intervención en el mercado cambiaria. Es la segunda oportunidad que se brindan para convencer al mundo de las finanzas globales de que vuelva a prestar a la economía macrista.
El camino es el mismo elegido en junio pasado y que ha fracasado sin que hayan cambiado las condiciones para evaluar que el resultado pueda ser distinto. Por el contrario, se ha agravado con un dólar disparado a 40 pesos que profundizará la recesión, con la consiguiente reducción de ingresos tributarios, al tiempo que exigirá un aumento de tarifas más pronunciado al haberlas dolarizado, salvo que se modere el alza incrementan los subsidios. Así las cuentas públicas se alejarán de las nuevas metas más duras que se definirán con el Fondo y que, para poder cumplirlas, se requerirá un mayor ajuste. Se ha lanzado a la economía a un círculo vicioso de deterioro, que el nuevo acuerdo con el FMI sólo postergaría un poco el ineludible desenlace.
El monto de 52.661 millones de dólares en reservas en el BCRA, según el registro del viernes último, que descontado las operaciones con bancas centrales, el repo con bancos internacionales, el swap con el Banco Popular de China y los encajes de depósitos en dólares, sumerge a las netas en un umbral crítico.
Analistas y hombres de finanzas con el traje de economistas de la city exigen al gobierno que informe el plan financiero para alejar el fantasma de la cesación de pagos. Con el nuevo acuerdo con el FMI, que acercará más dólares al Banco Central, se quiere evitar el default, lo que confirma la existencia de ese riesgo. Aunque el ajuste fiscal sea más duro y los desembolsos sean más abultados, esos dólares no serán suficientes. Faltan otras fuentes de dólares, ya sea por financiamiento del mercado internacional y local o por una mayor liquidación de los exportadores.
El voluntarismo de operadores de la city dice que el aumento de la cosecha en 2019, después de la sequía de este año, en especial la de trigo que apunta a ser récord, aumentará la oferta de dólares en el mercado. Habrá más dólares pero no necesariamente se liquidarán en la plaza local, puesto que el BCRA eliminó en su momento el plazo máximo para ingresar esas divisas, además en cada año de las últimas elecciones presidenciales el complejo agroexportadoras retuvo divisas. No hay señales de que ese escenario sea diferente en 2019, más aún con la incertidumbre electoral que se abrió por el acelerado deterioro del liderazgo político de Mauricio Macri y de la Alianza Cambiemos.
Las chances que Wall Street reabra el grifo de dólares para financiar a la economía macrista son nulas con el indicador riesgo país alcanzando los 800 puntos. Propagandistas del gobierno contraponen esa cifra con registros superiores durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El pico máximo fue el 14 de noviembre de 2008 en 1965 puntos. Pero cuando se cruza cierto umbral, ya sea 800 o 1900 puntos, la magnitud ya es indiferente pues implica que en una o en otra situación está cerrado el acceso al crédito voluntario en el mercado de deuda internacional. Esos valores elevadísimo sólo indican la posibilidad más o menos cercana del default.